i - para el chico de las sombras

4 1 1
                                    

Para el chico de las sombras

Al principio pensé que te estabas riendo de mi. Entiéndeme, no te conocía. No sabía que que estabas cargado de sonrisas, listo para dispararlas hacia todos los lados.

Dos meses más tarde casi que ni podía vivir sin tus risas, aunque fuera la primera vez que me llamaban la atención en clase por hacer ruido. No importaba mucho, de todas formas, eras el único que hacía todos los deberes y sonreía a los profesores en los pasillos y les preguntabas qué tal les iba el día. También escuchabas la respuesta después. Espero que sigas haciéndolo.

Me quise morir de vergüenza cuando en sexto el de informática nos puso juntos para ver si así me hacías hablar un poco más. Y bien que lo hiciste. Para cuando pasamos al instituto ya me habías cambiado un poquito.

Creo que se me da bien literatura porque puedo absorber mil palabras que hablan de una sola cosa y transformarlas en unas frases. Perdóname si estoy terriblemente equivocada, pero he de decirte lo que saqué de todas esas conversaciones.

Cuando suspendiste el primer examen de francés en primero sonreíste igualmente cuando te dije que había sacado casi un 9. No sonreías un poco antes, mientras mirabas el 4,3 rodeado en rojo en la esquina de tu examen. No volviste a suspender, por supuesto (al menos que yo sepa). Te esfuerzas siempre tanto por hacer las cosas bien.

No sé cómo de alguna forma siempre sabías lo que una situación necesitaba, aunque no fuese la opción más bonita. Siempre has estado buscando la manera de tener todo ordenado y en armonía para poder entenderlo, pero a veces eso no es posible y no importa.

Podías desviar los temas de conversación, pero no hacer que la gente no volviera a preguntar más tarde. Por qué nunca hablas de tu padre. Por qué te ríes tanto con cualquier cosa. Por qué no saliste con esa chica que conocí en inglés, aunque yo no te la presenté para eso. Por qué comías en alguna de nuestras casas todos los días excepto los viernes durante aquel octubre. Lo único que no se puede controlar es otra gente.

Nadie es perfecto y mucho menos tiene una familia y una vida perfecta. Tuve la suerte de poder asomarme a tu mundo y sé que muchas veces no es como tú quisieras que fuera. También sé que eres capaz sacar una sonrisa para quien lo necesita así que hazlo cuando el que lo necesita eres tú.

SIempre estabas sonriendo tanto. Espero que lo hagas todavía y sólo deseo que seas capaz de seguir haciéndolo para siempre. Aún así, necesito que sepas, Héctor, que no tienes por qué seguir escondiendo esas sombras, avergonzado. Sácalas al sol. Siguen siendo tú y te seguirán queriendo a pesar de ello. Por ello.

También sé cómo entender unas palabras que hablan de todo un poco y sacar lo que subyace. Creo que esta carta es un poco eso, así que espero que sepas hacerlo tú también, pero por si acaso (y porque quiero hacerlo) te lo voy a decir.

Te quiero mucho. Te mereces el mundo. Sigue sonriendo.

DI.

florilegio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora