🌈🌼Primavera🌼🌈

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Naruto

Mi escritorio lleno de papeles me hacia enloquecer, por los descansos el trabajo se acumuló y ahora no se por donde empezar.

Como ya era costumbre me iría tarde y yo que quería ir a cenar con Sasuke. Mis planes se vienen abajo por mi estúpido trabajo.

Las horas pasaron y no salí a comer para ganar tiempo y terminar temprano. El reloj marcaban las seis con treinta, la mayoría de los empleados que están bajo mis órdenes se fueron hace media hora, el único que sigue aquí soy yo.

Mi vista está tan cansada por tanto leer documentos, cuando estaba a punto de firmar un contrato unas gotas rojas cayeron justo donde iría mi firma.

-¿Que demo...? -me levanté de golpe al ver que mi nariz está sangrado. Busqué con la mirada un pañuelo desechable y al visualizarlo lo tome y lo coloqué en mi nariz para que dejará de sangrar.

Primero el papel se empapó de sangre y el sangrado no se detenía. Maldije un par de veces y llegué al sofá donde me acosté boca arriba. Espere y espere, pasando cinco minutos y por fin se detuvo.

Mi traje estaba arruinado y uno de los contratos sucios, esto es horrible, tengo que volver a imprimir uno nuevo y eso me tomara mínimo diez minutos y más lo cinco que perdí, joder a este paso me iré a la ocho a mi casa.

Pase mi mano por todo mi rostro. Estoy tan estresado, pero pensándolo bien, mi nariz no ha sangrado desde...
Abrí los ojos rápidamente y busque mi teléfono.

-Hola -dije cuando la persona la cual llamaba me contestó -¿tienes tiempo para atenderme mañana?, Claro puedo ir por la tarde si no te molesta. Si, gracias, te veo mañana -y colgué.

Ojalá que no se lo que estoy pensando. Eso ya sería demasiado para mi.

[...]

Mire mi reloj y me di cuenta que estaba a tiempo, Sasuke saldría de estudiar en dos horas y en ese laxo de tiempo podría ir al consultorio.

La clínica no era tan grande pero era una de las mejores, la directora de esa institución era una conocida de mi madre.

-Buenas tardes -la saludé cuando entre a su consultorio.

-Hola -dijo sin levantar la mirada de sus documentos sobre la mesa.

Me sentí incómodo por el repentino silencio, no sabía dónde empezar.

-Estoy aquí porque mi nariz comenzó a sangrar desde ayer y hoy me sangró dos veces en la mañana -le dije. Ella está vez sí me miro.

-¿Dos veces hoy? -asentí -necesito una nuestra de sangre.

Ella se levanta y hace que me siente en una camilla, toma una jeringa y comienza extraer sangre, yo no hago mueca de dolor, bueno no es que lo sienta.

-Sigue sin doler ¿no? -asentí.

-¿Sera algo grave? -pregunto un poco angustiado.

-No lo sé...sin los análisis no puedo asegurar nada. Y en tu caso es difícil -murmura mientras limpia mi brazo con alcohol.

-Creo que voy a...

-No digas tonterías -regaña -no saques conclusiones antes de tiempo.

-Solo quiero vivir como una persona normal, sabe, solo quiero sentir dolor como los demás -baje mi mirada pensativo.

Desde niño he tenido la enfermedad o más bien un desorden llamado analgesia. Es un desorden que lo padece uno en un millón y lastimosamente yo soy el uno de un millón. Puedo experimentar cualquier sensación menos el dolor, es por esa razón que no puedo saber si estoy enfermo o estoy muriendo.

Las cuatro estacionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora