〝hana〞❛❜

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La pelinegra posó su mirada a su alrededor. Detalló parejas jóvenes caminar abrazadas, tomadas de las manos o entrelazando sus brazos.
Intentó sonreír ante aquello, los amores juveniles en su etapa de oro, dónde no importaba nada más que el desmedido amor que se brindan entre dos, ignorando al resto del mundo.

Navegó entre su vagón de recuerdos, parando en la estación que tenía nombre y apellido; Kim Hyunjung. Aquella mujer con la que estaba casada hace ya diez años.

━━ JiYeon. ━━llamó la atención la muchacha tomando su mano. Ésta a pesar de que no le agradaba que sus citas mostrasen afecto físico, aceptó que tomase su mano. Indagó entre sus ojos, preguntándose cuál era la razón del porqué le miraba en silencio, con una paciencia bastante insoportable a opinión de la pelinegra. No toleraba que le dejarán con suspenso. Prefería lo rápido y eficaz.

Carraspeó su garganta al notar cómo la fémina volteaba su rostro, indicándole que quería entrar a la pequeña cafetería. Ella había pensado que quizá, la muchacha le ayudaría a olvidarse un poco de su matrimonio, pero parecía ser que era todo lo contrario.
En unos segundos, le pareció ver a su esposa, mirándole con aquella característica sonrisa dónde sus ojos desaparecían, haciéndole tomar una apariencia dulce para la edad de treinta años.

Sacudió lentamente su cabeza al notar cómo la muchacha tiraba de su mano, prácticamente llevándola a la fuerza (que JiYeon, con un semblante serio, no ejercía ni la más mínima fuerza al ser arrastrada por la menor).

━━ Necesito un capuchino. ━━habló ahora, la menor solo asintió ante su pedido, llevándola a una mesa algo apartada de las parejas jóvenes que yacían en el lugar.

JiYeon se dedicaba a ignorar a la muchacha, miraba detrás de ella, dónde cada cinco minutos entraba una persona o un grupo de éstas, para pedir e irse, o instalarse en el lugar.
Se reclamaba así misma, que, tal vez, era hora de dejar todo aquello; las citas. Las primeras veces había obtenido un pequeño éxito, podía tener aunque sea una pizca de interés en las muchachas que invitaba a caminar por las frías calles de Seúl. Pero, todo parecía ser tan aburrido, que el ambiente se volvía más interesante que la castaña que tenía al frente, contándole una anécdota que no se había tomado la molestía de escuchar, ni siquiera desde un principio.

Cuando los capuchinos llegaron, la mayor se dedicó a tomarlo, en silencio. Fingiendo escuchar a la muchacha, que seguía contándole cosas, lo suficiente innecesarias como para que Kim JiYeon hiciera oídos sordos.

━━ Ahg, unnie. ━━se quejó la de veinticinco años, la castaña tenía un gusto peculiar; le gustaba salir con personas mayores a ella━━. No ha dicho nada desde que salimos del trabajo, ¿acaso le aburro?.

Elevó una ceja, intentando no sonar como una pequeña adolescente que buscaba atención constante a su alrededor, sin importar hacía dónde fuese. JiYeon le miró, con una sonrisa algo burlona ante la actitud que había tomado la joven. Al menos, ella sí había notado que no le prestaba atención, anteriores a ella, sólo seguían conversando o se enojaban y no volvían a llamarle.

━━ No, Yeoreum. ━━contestó dejando su capuchino en la mesa.

━━ ¿Entonces?

━━ Pienso en mi esposa. ━━su sinceridad había sorprendido un poco a la muchacha, y aunque iba a enojarse porque estuviese pensando en otra mujer cuando exactamente estaba con ella, solo dejó escapar un suspiro.

━━ ¿Aún no le ha pedido el divorcio?. ━━Yeoreum luego de terminar su capuchino, lo dejó con lentitud en la mesa. Su propósito era tomar las manos de su unnie, por lo que sin ninguna pizca de vergüenza, las tomó

DIVORCE ❊ seolbo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora