Amado mío

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Me pediste un corazón puro de amor, donde los oscuros como tu encuentran lo divino como yo. Lastima que lo exigido sea camuflado por lo vacío, hipócritas nos volvimos, negando todos los sentimientos recorridos. Finge una sonrisa que  nadie pueda dudar de lo que intentas aparentar. Cierra las cortinas, que no te pueden ver llorar. Sonríe, olvida el dolor causado por la inseguridad. Hombros pesados, cabeza agachada, lamiendo los zapatos de tu ser torturado. Musa, querida blanca deja de sonreírle a quien te da la espalda, que terminarás aceptando la daga. Con la herida ciega y pasos mezclados de crujidos se escuchan tus huesos brincar. Hasta luego ángel mío se que en algún momento nos volveremos a encontrar.

La fantasía de tus redesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora