Caminado hacia el instituto,
divisó a lo lejos,
un lindo y blanco conejo.
Yacía en el alfaslto,
acurrucado,
como sí fuese una bolita,
de nieve, recién caída del cielo.
Se acercó a él y lo acomodó
entre sus brazos,
lo envolvió con su sudadera,
y lo metió en su mochila.
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Fuego.
Teen FictionLas cerillas se acaban, pero los verdaderos amigos se quieren por siempre, y para siempre. O no.