8. Hasta las 3.

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Desperté en mi cama, sin polera ni pantalón y con un pañuelo en la cabeza.

Mi boca sabía asquerosa y la tenía seca, lo único que quería era tomar agua weon.

Me levanté y parece que muy rápido porque me marié juerte.

Sentí una risa escandalosa en el living, y no era la de mi mamá.

No me acuerdo que hice ayer, pero definitivamente no me acuerdo como llegué a la casa, que chucha.

Salí poniéndome encima una polera y me fui afirmando de la pared pa llegar sano.

—Hijo, despertaste temprano— dijo mi vieja en el sillón.

—Sí, me duele la cabeza— me rasqué un cachete del poto.

—Con el Jimin pensamos que no te ibai a levantar hasta las 3— soltó una risa.

¿Jimin?
¿HABÍA HABLADO CON EL JIMIN?
ME ESTÁI WEANDO.

¿LLAMÓ? ¿O ME TRAJO ÉL PA LA CASA ANOCHE?

Miré a la cocina como quien no quiere y vi una cabecita asomándose por la puerta.

—Hola— dijo tímido —te hice esto— me pasó un vaso con agua mezclado con otra wea —es pal dolor.

—Gracias— fue lo único que atiné a decirle.

El Jimin estaba en mi casa.
EL JIMIN ESTABA EN MI CASA.

—Hijo, me voy a la feria, voy a volver en un rato— mi mamá se paró y se fue pa la pieza.

A los minutos volvió y se despidió de nosotros.

—¿Se queda a almorzar mijito?— le preguntó.

-—No, me voy en un ratito más, no se preocupe tía.

Y con eso quedamos los dos en un silencio más incómodo que la chucha.

Mi vieja cerró la puerta y no sabía que más hacer, me miré y aún estaba con la polera nomas puesta. Me dio vergüenza y me fui a cambiar rápido.

terminamos | yoonmin chilensisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora