Introducción

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Qué complicada es la vida a veces, no? Creo saber todo lo que ha pasado por tu mente, imagino las cosas que has pensado hacer. Estoy seguro que lo intentaste todo y a pesar de todo estás aquí. Tan roto, tan agotado, sin las ganas de antes. No importa donde estés, si estás acostado en tu habitación, en los pasillos de tu casa, caminado por inercia al trabajo, mirando al vacío con el teléfono en tus manos o simplemente esperando algo que ni tú sabes.

Estás agotado, lo sé. Estás cansada y necesitas una pausa en tu vida, un respiro. Todo este tiempo tú y yo pensábamos que nuestros corazones estaban heridos, la mente, los pensamientos, los fracasos; pero no es así. No estás deprimido ni triste, simplemente nuestra alma... Está agotada.

Es que aunque no podamos palparla para ver si duele, el alma se quiebra al igual que el tallo seco de un árbol y necesita tiempo para sanar, necesita tiempo para reconstruirse. Yo no puedo ver tu alma ni tú la mía pero estamos conscientes de nuestros seres, de quienes somos, de lo que experimentamos, de las emociones que más no afectan y nos hacen sentir tanto. Quiero decirte que el alma es tan importante como el recipiente que la contiene y así como buscamos medicamentos para curar nuestras enfermedades debemos hacer lo mismo para curar nuestras almas. Ignorar ese desgaste energético de nuestra mente puede llevarnos a consecuencias muy graves.

El cuerpo empieza a desarrollar condiciones que nos afectan, como ansiedad o depresión y eso hunde a nuestras almas en un poso muy profundo y luego resulta muy pero muy complicado escapar de él. Por eso es importante que sepamos cuando nuestras almas están cansadas, —como yo en estos momentos—. Carente de energía para seguir batallando y hacer algo al respecto. Es por eso que hoy, en este momento, te invito a leer esto juntos. Quiero compartirte señales que te ayudarán a saber si tu alma está cansada, como la mía.

Dear MeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora