La Mulata de Córdoba

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Cuando la Santa Inquisición entro en México, en la villa de Córdoba existía una mujer mulata de reconocida belleza, quien se dedicaba a curar mediante hierbas, lo que espantaba a sus vecinos; sin embargo como seguía asistiendo a misa, los rumores contra ella se calmaron.

Sin embargo el alcalde de Córdoba se enamoró de ella, y al no ser correspondido, la denunció al Santo Oficio. Este la juzgó y encontró culpable de brujería, por lo que su sentencia fue la muerte, probablemente quemada. Mientras esperaba a que se cumpliera su sentencia en la cárcel, pidió al cuidador de la celda un gis, que consiguió. Entonces lo usó para dibujar un barco en la pared de la celda, una vez que terminó le pregunto al cuidador:

―¿Qué le hace falta al barco?

―Avanzar, respondió el cuidador. La mujer sonrió ―Pues avanzará...

La mulata brincó hacia la pared y para sorpresa del cuidador, el barco en la pared se movió y desapareció junto con la mulata.

Después de la desaparición de la mujer nadie creyó la historia del vigilante y lo creyeron demente, por no poder comprobar lo que él decía había visto.

PESADILLAS: Leyendas urbanas de México Donde viven las historias. Descúbrelo ahora