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Y siguieron los días.

Con las monótonas sonrisas de quien no conocía a Kellin. Y la mirada gris de quien vio caer al que una vez estuvo tan alto.

Se vendieron cd's.

Se cantaron canciones.

Se cancelaron conciertos.

Y la vida comenzó a ser una réplica barata de lo que había sido.

Ahora nadie veía la vida de color rosa.

Ya no estaba Let's kill love, but kiss me.

Ya no había fotografías.

El futuro había comenzado a ser presente.

Y Arabella pensó en el verdadero nombre de la banda. Y en esa palabra que faltaba en el título. El único secreto que esos cuatro músicos nunca contarían.

Porque su significado, tan común y despreocupado, acabó siendo realmente una razón de peso.

Let's kill love, but kiss me #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora