Sentia que la desesperación por salir de aquél salón de cuatro paredes aumentaba conforme las manesillas del reloj avanzaban, me habia pasado toda la clase haciendo garabatos en mi libreta, eso de dibujar no me iba tan mal, tal vez podría hacer unos cuantos cuadros y venderlos para ganar plata. Mi mente divagaba sobre cualquier tema con tal de entretenerme, iba desde la maestra y cuánto tiempo le quedaba de vida, hasta recorrer al salon con las mismas caras ya conocidas que han estado conmigo desde hace tiempo, a excepción de una, una muy pálida de hecho, con una cabellera castaño obscuro siempre despeinado, era la segunda clase que compartía con él en la semana y en ninguna había hablado a más de decir su nombre con el acento con el que media escuela se habia quedado enamorada. Pff, no sé qué tenía de especial, casi nunca hablaba y desde su llegada no lo había visto sonreir, tal vez tenga problemas en casa o tenga una mente criminal y termine trayendo una escopeta para comenzar una matanza en la escuela un día, como tate langdon. Eso sí sería interesante.
Estaba sentado a la derecha un asiento más al frente del mio, y por sus ojos de aburrimiento se la estaba pasado igual que yo, aburrido y viendo por la ventana todo la clase, tal vez tenga los mismos deseos de saltar por ella al igual que yo.
Desde que llegó se hizo automaticamente popular, no todos los dias llegaba un europeo guapo a una escuela como la west high, era la sensación del momento, incluso de tanto oir de él ya me habia aprendido su nombre sin querer. Jacob Kennedy. Incluso su nombre era de lo más normal y aun así todas las porrizorras ya se querian acostar con él. Rodee mis ojos al recordar que también mi amiga había puesto los ojos en ese sujeto palido y de pelo despeinado. Me pregunté si se cortaba él mismo el pelo, o si alguna vez fue a una estética, o si dejaria que su pelo creciera hasta hacer desaparecer su cara. No me había dado cuenta que me le quedé viendo criticando su pelo sin forma hasta que el me devolvió la mirada y enseguida cambie la mia de dirección a lo primero que me encontrara, mierda, qué incomodo, tenia mirada de chico malo, de asesino por las noches, tal vez exageraba pero esa sensación me dió.
Para mi suerte solo faltaban 3 minutos para que el timbre sonara, bajé mi mirada hacia el famoso Jacob y vi que me seguia mirando con esos ojos entrecerrados y aburridos. Casi enseguida cambie de dirección la mia, mierda, no quería que pensara que soy otra de las mojadas por él... O tal vez me haya elegido para ser la primera en morir cuando llegara con su escopeta a la escuela.
Empecé a hacer garabatos en mi libreta de nuevo, tratando de que pasaran los 3 minutos restantes y con la esperanza que el tipo me dejara de ver por encima de sus hombros. Para mi suerte el timbre toco en menos de lo que esperaba y él fue el primero en salir por la puerta, me sentia más aliviada sin su presencia.
Salí en busca de mi amiga que habia mencionado antes, su nombre era madisson, era todo lo contrario a mi, alta, de facciones finas, piel de porcelana y ese cabello rubio suyo lacio y largo. Eso me hacia odiarla, pero al recordar que ha estado ahí desde jardin de niños en las buenas y en la malas se me hacia imposible. Aparte tenía coche era como mi chofer personal.
La encontré hablando con los chicos de soccer, no tenía ganas de acercarme a ellos por el simple hecho que no tenia ganas de fingir que me agradaban sus bromas sin sentido, bueno, no todos pero la mayoria eran unos cabezas huecas creyendo que al tener más ligues en una noche que todos los hacian mejores que los demás, no sé por qué Madisson los seguía aguantando.
Esperé a que terminara de hablar con ellos a una distancia prudente para que no notaran que estaba ahí, el pasillo empezaba a quedar vacio y me entraron ganas de beber algo y gastar el dollar que tenia en la mano, me dirigí hacia la maquina expendedora que apenas hace dos años habia implementado la escuela y despues de seleccionar la botella de agua sucedió el cliché más grande de la historia de las maquinas expendedoras.
-estúpida chatarra, devuelveme mi dinero o dame mi agua.- le dije a la cosa inerte mientras le daba de golpes con la palma de mi mano.- estúpida mierda, no vengas a joder mi día más de lo que ya está.- seguía maldiciendo aunque sabia que no cambiaría nada.
-si me dejas.- escuché una voz masculina con el acento de otro país detrás de mí, exactó, era el pelos desaliñados de Jacob.
Me hice a un lado, dándole paso hacia la maquina, él solo se acerco y dió un solo golpe y oí como la botella cayó hacia la apertura para agarrarla. Acto seguido se incó y la extendio hacia mí, me avergonzé al recordar todas las letanías que solté hacia la maquina sin saber que alguien las oiría, mas preciso, que alguien como Jacob.
-gracias.- le agradecí aún avergonzada, él solo asintió con la misma cara seria y siguió con su camino, lo ví desaparecer por el pasillo con la sudadera roja que lo hacia ver más pálido de lo normal.
Me acerqué a Madisson y la jalé del brazo.
-podríamos irnos, no me siento bien.- mentí, solo no quería estar justo ahí.
-Rae, hace mucho que no sabemos de ti.-exclamó Max abrazandome, era el que más me caia bien, era menos cabeza hueca que los demás.-nos tenías preocupados.
-tiene razón, hay que ir a comer juntos.- propuso Ryle, si ser cabeza hueca fuera un concurso, el ganaría.
-gracias, pero no tengo dinero.- me excuse.
-yo te pago lo que comas nena.- habló ahora Nate, otro hueco por excelencia.
-Rae no se siente bien.- me ayudó Madisson, uh, le debía una.
-¿qué tienes? ¿Fiebre?- sentí la mano de Max en mi frente.
-nos tenemos que ir.- di por terminada la plática y me jalé a madisson fuera.
-no sé por qué no te caen bien, se preocupan por tí.- me dijo Madisson cuando estabamos lejos.
-no tengo ganas de aguantar a nadie justo ahora, mi dolor de cabeza va enserio.- no es que me fuera a matar pero si tenia un leve dolor, lo suficiente para no tener ganas de hablar con nadie.
-tengo noticias.- dijo metiendo la llave en la ranura del coche, la envidiaba con el hecho de saber manejar, mi papá pensaba que seguía muy chica para eso.-Jacob entrará al equipo de futbol.
-wow que interesante.- espeté con sarcasmo, no quería saber nada de él y de su fría mirada de asesino.
-Max es amigo de Jacob y dice que juega bastante bien, si resulta ser cierto queda integrado al equipo.- al notar que no respondí siguió.- entonces, le haran una prueba mañana después de la escuela, y adivina quién me acompañará a verlo.
Voltee a verla casi enseguida, estaba loca si creía que me quedaria a ver a los presumidos de soccer, más si tenia que ver a cara de asesino fuera de la clase de historia.
-no, ni lo pienses...
-te lo pido, apuesto que no vamos a ser las únicas.
-eso no lo dudo, pero, ¿enserio? Lo podemos ir a ver cuando tengan un partido o algo.
-pero sería la oportunidad perfecta para hablar, enserio, te lo suplico.
Tiré mi cabeza para atrás, sabía que me arrepentiría.
-está bien, pero solo hablas con él y nos vamos.
-como digas chica.