Capítulo 3

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Había sido un día relativamente largo en la escuela, odiaba los lunes, pero de la misma manera que odiaba los martes, miércoles jueves y viernes hasta el mediodía sin excepción.
Caminaba con pocas ganas de existir por el pasillo, hoy iría caminando hasta mi casa, Madisson se tuvo que ir temprano, eso incrementaba mi odio por el día de hoy. Wow, me sorprende el pedazo de mierda que era mi carácter.
Comencé a caminar, mi casa no quedaba relativamente lejos pero eran mínimo 15 minutos caminando rápido, pero a la velocidad de tortuga con la que iba el tiempo podría aproximarse a los 30 minutos. Lo peor iba a ser cuando llegara a casa, mi papa preocupado que su hija mayor que usualmente tardaba 5 minutos en llegar a casa (gracias a los aventones diarios de Madisson) llegara hoy a más de media hora, y lo peor es que era mi culpa, me había gastado mi plan antes de lo debido, y tendría que esperar una semana hasta que se renovará, qué lío. Al menos el clima no estaba en mi contra, las nubes cubriendo al sol y el viento frío facilitaban mi esfuerzo por no llegar a mi casa arrastrándome.
-¿qué hace un pedazo de bombón como tú caminando?- preguntó una voz que conocía casi a la perfección. Max se encontraba en su Sedan negro con sus típicos Ray-Ban de sol que utilizaba fuera de la escuela y su blanca sonrisa.
-un poco de ejercicio no mata.
-a juzgar por tu cara y esas ojeras, el ejercicio te mata.
-¿me vas a llevar a mi casa o no?-dije al yendo al grano abriendo la puerta del Sedan.
-Para qué preguntas, siempre se hace lo que ordenes.- siguió Max cuando ya había entrado.
-soy tu reina.- hice el intento de bromear pero mi humor no estaba para eso.
-¿Qué tienes calamardo?- me había ganado ese apodo gracias a las constantes caras de pocos amigos que me cargo en toda la escuela.-hoy pareces más molesta que siempre.
-mi vida es un desastre.
-Oí lo del viernes.- me llevé las manos a la cara, era obvio que Nate lo contaría, el problema era qué versión diría y que mis recuerdos acerca de lo sucedido eran muy confusos, no sé hasta dónde había llegado o a donde no, eso me preocupaba.
-¿Qué contó?-dije aun con mis manos en la cara, me moría de vergüenza, Max era cercano a mi pero no lo suficiente para que yo compartiera mis intimidades con él.
-Que tienes muy buen cuerpo.-Bromeó pero solo me avergoncé más.-no tienes de qué preocuparte, esto no sale de nosotros.-trató de reconfortarme, pero era inútil, el daño a mi dignidad ya estaba hecho.
-muéranse todos.
-hablo enserio.- dijo Max quitándome las manos de la cara.- sé cómo eres, y eso no va a cambiar por lo que digan.
Lo abracé, era un buen amigo después de todo. No me había dado cuenta que había llegado a mi casa, y que mi papá estaba viéndome por la ventana, ups.
-gracias, te la debo.- dije bajando del coche.
-cuando quieras lin...-se detuvo al ver la mirada amenazante de mi papá, dios que pena.-te veo luego.-dijo por último y avanzó, dejando vacía la tranquila calle del vecindario P. Roses, ahora tocaba explicar y convencer a mi papá que no tenía novio, uh, que lío.

-entonces... ¿qué crees que Nate haya contado?-habló Madisson por medio del teléfono.
-la vedad no tengo idea, mi miedo es que la escuela lo sepa.
-¿qué tiene de malo? No te debe de importar lo que digan de ti nene.
-decir que no me importen no es verdad, a todos nos preocupa ese qué pensará la gente.
-todos son unos idiotas.
-todos también te incluye.- reímos por el trabalenguas que ninguna de las dos comprendimos.-en fin, no me contaste, cómo vas con Jacob.
-está en proceso, es muy reservado y tímido, no sé si valga la pena.
-¿y la porrizorra mayor?
-no mencionó nada respecto a eso, tengo esperanzas de que le haya asqueado tanto el beso que no quiere hablar sobre el tema.
-mala.- nos reímos de nuevo.
-en fin, vamos a la playa.
-¿con este clima?
-no boba, este fin, va a haber fogata.
-no me van a dejar ir.-aparte ya tenía mucho con lo del viernes de qué arrepentirme.
-ayúdame, es el pretexto perfecto para hablar con Jacob más de las 3 líneas que usualmente intercambiamos.
-siempre te ayudo. Y no, no puedes comprarme con un frappe.
-¿Y con 5?- esa idea era muy tentadora, así podría ahorrar el dinero que tenía y lograr comprarme esa cámara instantánea que tanto quiero y que según mi papá era obsoleta y una perdida de dinero.
-¿Qué le diría a mi papá.- dije suspirando, Madisson solo rió y anexó:
-lo veremos luego, es lo de menos.

Me tocaba clase de historia, esa donde está la maestra que parecía momia andante. Encontraba más importante los dibujitos que hacía en mi cuaderno que prestar atención a la guerra de secesión, lo diferente era que Jacob se había sentado misteriosamente a mi lado sin dirigirme una palabra, tal vez porque llegó tarde y el único lugar disponible era la banca consecutiva a mí.
Mire hacia la ventana, las gotas caían delicadamente de una hoja a otra del árbol, el clima estaba mejorando en cierta forma, el sol se veía un poco más, pero el viento seguía siendo frío razón por la cual tenía mi sudadera rosada pálida, mi favorita. Sé que no combinaba con mi humor diario pero los colores pálidos eran mis favoritos.
-señorita Campbell.- dijo con voz ronca y desgastada la maestra a la que no me había aprendido su nombre, qué mala educación.- podrías retirarte lo que sea que tienes en la cabeza.
Obviamente se refería a la capucha de la sudadera, me la quité perezosamente, sacando la cola de caballo baja que tenía amarrando mi obscuro cabello esponjado a falta de cuidado. Esto propicio que toda la clase volteara hacia mi dirección y que mis mejillas se pusieran coloradas a causa de la atención.
-bueno clase.- dijo retomando el hilo de la clase.- de tarea final se pueden formar binas, no será difícil pero lleva mucho tiempo, valdrá la mitad de su formativa sobre este periodo y lo quiero listo el día de la entrega, no lo recibiré otro día.
Para estar anciana, se veía muy estricta y firme en lo que decía. Acto seguido, se paró a repartir unas hojas que tenía en la mano, la hubiese ayudado pero estaba al otro lado del salón y mi flojera podía más que el sentimiento de lambisconear a la maestra.
-Jake, ¿Quieres estar en mi equipo?- escuché una voz femenina en tono muy meloso a solo unos centímetros de mi.
-Oh... Lo siento, ya tengo pareja.- dijo con su típico acento mandándome una mirada que claramente interprete como auxilio.
-sí, está conmigo.- reté a la rubia de trenzas, la lame culo de sthepanie, que estaba enfrente a Jacob. Me miró de forma despectiva y rodó los ojos.
-Qué lástima.-dijo haciendo un falso puchero hacia pelos desaliñados.-será a la próxima, Jakie.- anexó esto último con un ligero guiño y caminó de vuelta a su lugar.
Puse sus ojos en blanco, en verdad que no soportaba a las gatas que teníamos como porristas de la escuela.
-gracias.- oí decir a Jacob.
-tómalo como pago de tu cigarrillo.- bromee, no recuerdo muy bien lo que había sucedido pero de mi casi ahogada por el humo del tabaco era imposible de olvidar. Él solo sonrió y se dedicó a dibujar en su libreta patrones raros y sin forma.
-pensé que te caían bien.- dije rompiendo el incómodo silencio que se formó.
-no son muy de mi agrado.
-¿demasiado maquillaje, faldas cortas e hipocresía?- dije levantando una ceja.
-las faldas cortas no me molestan.- hizo una sonrisa torcida, al menos lo de ser gay era un poco menos probable.
La maestra asentó en mi escritorio una hoja con más de la mitad de ella escrita. Abrí los ojos de sorpresa al leer todo lo que teníamos que entregar, lo cual iba desde una maqueta, hasta exposición de una presentación. Era demasiado, no pude seguir leyendo y se la di a Jacob, este tuvo casi la misma reacción que yo, solo que saco una bocaza de aire por su boca.
-Es demasiado.- agregó.- y solo nos dan dos días.
-¿¡dos días!?- mi sorpresa era tal que lo grite, para mi suerte todo el salón se lamentaba así que no me prestaron atención.-¿qué vamos a hacer?
-podríamos reunirnos en algún lugar o quedarnos después de la escuela.- empezó a dar opciones. Ir a mi casa seria muy poco probable, seria como un asesinato hacia Jacob, mi papa no lo dejaría en paz, por otra parte yo no pensaba en ir a su casa, su fachada de asesino no se me quitaba de la mente.
-¿hasta qué hora nos quedaríamos?- dije dando por seguro quedarnos en la escuela.
-el problema, es que tengo entrenamiento y no puedo saliendo de clases.
-¿qué hacemos?- repetí con un poco más desesperada.-Mi casa no es problema, el problema es mi... papá, no le caerías bien.- alzó una ceja sinónimo de duda.
-vamos a hacer trabajo, no otras cosas.- replicó casi enseguida.
-no me refiero a eso.-¿cómo explicarle que si eres del sexo opuesto al mío y tienes mi edad ya te habías ganado el odio de mi padre de la forma más sencilla y menos ridícula?
-podré aguantarlo, pero si el problema son los padres, mi casa esta sola todas las tardes hasta las diez de la noche.- dijo en cierto tono insinuador.
Puse los ojos en blanco, tal vez mi casa sea mejor lugar.- hoy a las 5:00, lleva papel cascaron y todo lo que tengas que nos pueda servir, mi casa no esta muy lejos, te paso la dirección luego.

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⏰ Última actualización: Jun 10, 2015 ⏰

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