Capitulo 2

4 0 0
                                    



El clima era favorable para mi estado de ánimo y el plan había sido un éxito, esto apenas empezaba y lo más complicado estaba por llegar. Tenía que llegar a casa y convencer a toda la familia que su desesperación se podía esfumar, que la persona esperada al fin había llegado, Lina estaba de vuelta en casa, había logrado escapar de quien la tenía cautiva, o al menos eso creerían ellos. Por una vez en la vida tener una hermana gemela era una ventaja, me ayudaba a continuar con mi plan, poco a poco separaría a la familia Miller y la llevaría a su completa destrucción. Sería el precio mínimo que pagaran por haberme abandonado, por tratar de dejarme fuera del testamento de mis padres. Por fin vengaría a mi madre, porque Mei Miller jamás rompe sus promesas.

Salí del aeropuerto y me dirigí a una tienda por víveres, Lina era muy considerada y precavida, así que era mejor actuar exactamente como ella, para no levantar sospechas, esa filosofía me daba nauseas, pero tenía que hacerlo. Además de los ojos, Lina y yo nos diferenciábamos por nuestro carácter y personalidad. Ella todo una fuente de miel andante: dulce, caritativa, le encantaba ayudar en labores sociales a las personas más necesitadas y enseñarles cómo salir adelante. Mei Miller en cambio, muy perseverante, amante de la ciencia y los planes, cuando algo me sale mal es un infierno. Desperté de mi crisis analítica; cogí algunos productos precocinados que podría usar para complementar la comida al llegar a la mansión Miller. Lina sabía cocinar más que yo, pero eso ahora no representaba un obstáculo en mi plan, puesto que el veredicto médico, informó a la familia que Lina sufría de pérdida de memoria temporal debido a las torturas que le habían infringido los secuestradores. Terminé con las compras y salí de la tienda, me estaban esperando para llevarme a casa donde el resto del imperio Miller esperaba. Un hombre con traje y boina que tenía bordado "Fam. Miller" me saludó desde un coche bastante llamativo para mi gusto, estaba pintado de un color rojo chillón, <<típico de Lina>>, aunque me irritaba viajar en un vehículo de tales características, tuve que caminar hacia ahí y mostrar una cara de felicidad, el hombre se apeó del coche y dijo:

-buenas tardes señorita Miller, sus abuelos me enviaron por usted, voy a llevarla a casa- mantuvo cierta distancia y al ver que no tenía reacción alguna, se acercó más se quitó la boina y las gafas y hablo en tono más alto -¿Usted es Lina Miller?- al observarlo de cerca pude notar que sus ojos eran profundos, a pesar de ser cafés, eran realmente cautivantes, sus rasgos eran muy varoniles y estaban bien marcados, como si el destino enviara una señal, el viento revoloteó su cabello negro, los leves quiebres que poseía parecían bailar. De tez blanca y algunas pecas cerca de la nariz, realmente atractivo, podría ser otro de los vasallos que tendría muy, ¡muy!, cerca de mí.

-sí, soy Lina Miller, es un placer- dije estrechando su mano – gracias por venir y disculpe mi reacción tan lenta, pero después de lo que me pasó...- mantuve silencio un rato y al mismo tiempo baje mi cabeza -lo siento- empezaba a sollozar, como todos los hombres, no desaprovechó oportunidad, me abrazó y acarició mi cabello con ternura.

-lo lamento mucho señorita- se limitó a decir.

-descuida, es mejor que vayamos a casa o el abuelo se preocupará- asintió, nos dirigimos al coche y empezamos el viaje. En todo el camino predominó el silencio y después de media hora lo único que dijo fue "bienvenida a casa Lin".

la mansión Miller estaba igual que hace 10 años, lo único que la diferenciaba de entonces era el profundo odio que sentía al verla, al recordar cuando nos dieron la noticia que me volvió loca; aquella que me destruyó y me convirtió en el monstro que soy ahora, la noticia de que mi madre había muerto. Lina lloraba en el regazo del abuelo, el intentaba calmarla, pero yo sabía perfectamente que ella sólo lloraba por papá, puesto que la relación entre mi madre y ella no era buena, todos lamentaban la perdida de Jules Miller, pero nadie lamentaba la de Kristin Cold. En el funeral, que también se llevó a cabo aquí, el pésame dado a mis abuelos, era por parte de su hijo, todos decían, <<lamentamos que Jules haya perecido tan pronto, tenía un futuro muy prospero>>, y después de pasar de ellos abrazaban a Lina, que no paraba de llorar, que era el sonido que predominaba en el salón. Por otra parte a mí me veían con desprecio, al principio algunos me miraban con sorpresa, ¿una niña de 8 años que no llora en el funeral de sus padres?, los primeros preguntaron porque, pero cuando ellos explicaban que

Imperium MillerWhere stories live. Discover now