Capitulo 3

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La habitación parecía más grande de lo que recordaba, Lina y yo habíamos estado algunas veces aquí durante la celebración de aniversario del abuelo y la abuela. Esta habitación perteneció a mi madre, la última vez que nos trajo aquí, fue antes de salir a la trágica visita médica que mi padre la obligó a ir, la vez que escapé porque la había visto llorar durante toda la noche anterior. Y aunque era demasiado joven para saber que pasaba, sabía que algo malo pasaría y que tenía que proteger a mi madre pasara lo que pasara. La familia Miller aún sigue creyendo que la muerte de mis padres y la de "Mei" fue un accidente aunque James, Lina y yo sabemos la verdad. Sé que James no manchará su impecable reputación diciendo que estoy viva, y por Lina no tengo que preocuparme está a kilómetros de distancia de aquí en un psiquiátrico de muy buena seguridad, nadie sospecha que en realidad soy Mei Miller.

-si no necesita algo más, me retiro Lina, tengo que ayudar en la cocina-

-no, gracias por todo- a veces me preguntaba cómo es que Lina podía mantener esa fachada de niña modelo todo el tiempo.

-de acuerdo, sólo llámeme si necesita otra cosa-

Me limité a asentir, Bianca salió de la habitación y cerró la puerta tras de sí, me acerqué un poco más a la ventana, necesitaba aire, el olor de la mansión realmente me ponía mal. Faltaban tres horas para la cena, no tenía mucho apetito, a pesar de que no comía desde el aterrizaje del avión, los rayos del sol se reflejaban en el lago, este parecía brillar, y eso me tranquilizaba más. Me obligué a comer poco durante las últimas semanas, pues Lina era muy quisquillosa con su apariencia, aunque todos pensaran que en ella no existía ni un gramo de vanidad.

Me distraje desempacando las cosas, la habitación aun guardaba la esencia de mi madre, recuerdo que en uno de mis primeros cumpleaños me regaló un perfume, era el mismo que ella usaba, pero Lina lo rompió poco después y entonces ya no pude encontrar esa fragancia en las tiendas. No tenía claro si podría soportar todo lo que me esperaba en las próximas dieciséis semanas; una cosa que si estaba clara: conseguiría mi venganza a como diera lugar.

Coloqué los vestidos en el armario junto con los pares de zapatos que iban a juego con cada uno. Los jeans y blusas dentro de una cómoda y las fotografías de mis padres de Lina y de mi cuando niñas sobre los burós. Aunque me disgustaba la idea tenía que ponerlas, nada debía denotar que era Mei. Al terminar de acomodar mis cosas me cambié, tomé una falda lo suficientemente larga, color azul y la complementé con un blusa de manga larga color blanca. Recogí mi cabello en una coleta alta y opté por unos zapatos de piso color blanco. Miré mi reflejo y sonreí optimista, retoqué mi maquillaje y puse más brillo labial, todo estaba en orden; me dirigí a la puerta cuando un recuerdo fugaz vino a mi mente. Regresé corriendo al espejo, no tenía puesto los lentes de contacto. Me maldije internamente por ser tan descuidada pero lo cierto es que no lograba acostumbrarme a ellos. Tomé la mochila negra y cogí un pequeño estuche carmesí, lo abrí y un alivió se apoderó de mi al ver que ahí estaban los lentes de contacto. Frente al espejo batallé un poco al ponerme el del ojo izquierdo, acto seguido hice lo mismo con el derecho, estaba por terminar cuando un fuerte golpe hizo que me sobresaltara.

-señorita Miller la están esperando- el picaporte fue girado y la puerta empezó a abrirse, instintivamente tapé mis ojos con las manos. -¿se encuentra bien?- Bianca se acercaba a mí.

-sí, es sólo que el lugar me trae muchos recuerdos- intenté sollozar mientras hablaba.

-¡lo siento señorita!, ¿quiere que le dé espacio?-

-sí, por favor-

El sonido de la puerta al cerrarse me tranquilizó, caminé hacía esta y coloque el seguro. Después de nuevo caminé hacia el espejo y coloque bien los lentes, parpadeé un par de veces y ahora sí, mis ojos eran idénticos los que Lina poseía.

-¡Lina Miller- golpes de nuevo- ¿Por qué tardas tanto?- la voz de mi abuela estaba al otro de la puerta.

-perdón abuela, ¡ya voy!, estaba desempacando y perdí la noción del tiempo-

-apresúrate, eres la única que falta en el comedor-

El eco de los tacones de la abuela se iba apagando, cuando fue inaudible decidí abrir la puerta, examiné el pasillo ya estaba libre. Volví a la habitación, después de esconder muy bien la mochila negra caminé escaleras abajo, entré en el comedor y vi a todos los integrantes del imperio Miller. Sonreí al ver a todas mis victimas en un solo lugar, el abuelo se levantó y me llevó hasta uno de los lugares vacios que habia junto a él, quedé de frente a la abuela, recibí muchas miradas de desprecio y eso me indicó que el plan se complicaría aún más de lo que había imaginado.

-¡qué bueno que ya estás aquí mi niña!- el abuelo me sonreía tan emotivamente, que casi me alegré de escuchar esas palabras dirigidas a mí, pero mi mente me recordó que las palabra se las decía a Lina y no a Mei, entonces la sonrisa se fue tan rápido como había llegado.

-me alegro de estar con mi familia- le devolví la sonrisa.

Nos sentamos simultáneamente y desde mi posición podía ver a todos los que residían en el comedor. La cena empezó y la oportunidad estaba clara; era hora de estudiar muy bien a mis víctimas. Tenía una vaga impresión de que todos eran tan falsos como Lina, todos escondían un secreto al igual que ella, y todos poseían una debilidad. Debía concentrarme en averiguar quiénes eran mis aliados, quienes eran mis enemigos quienes eran imparciales y quienes buscaban desheredarme.

Imperium MillerWhere stories live. Discover now