Capítulo 4

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El imperio Miller había crecido considerablemente. Y es que diez años de ausencia, hace que te pierdas muchas fiestas de compromiso, bodas, graduaciones y contratos.  La última vez que los vi a todos reunidos fue en el funeral de mis padres, porque según lo que Lina había dicho, la ceremonia de despedida dedicada a mí y organizada por el abuelo, pocos asistieron, decían que estaban ocupados, o que les llegaba en un mal momento donde ellos tenían pendientes con sus familias. Seguramente James le dio poca importancia al asunto, o lo descartaron por que no podrían ver mi cuerpo inerte dentro de otro lujoso ataúd. Por lo que sé la abuela tampoco estuvo presente, ella se encontraba en el hospital recuperándose del accidente que había tenido.
-es bueno tener a la familia reunida ¿cierto Lina?-  la abuela habló desde el otro lado del comedor, no sabía si era intencional pero el abuelo nos había puesto para que quedáramos de frente.
-más reconfortante de lo que podía imaginar- lo decía en serio, tener a todos  bajo un mismo techo los siguientes meses, me ahorraba de muchas pláticas aburridas y obras de caridad.
-puedo imaginarlo- el tono de la abuela era mortífero – ser el centro de atención,  es tu mejor pasatiempo- se llevó la copa con vino a los labios, mientras recibía una mirada de desaprobación por parte del abuelo.
-bueno,  lo aprendí de mi difunta hermana- lance una sonrisa de autosuficiencia y tanto ella como el abuelo quedaron estupefactos –Mei era tan traviesa que era imposible no querer escuchar de ella- corté un poco de carne y la introduje en mi boca.
-es increíble que puedas recordar ciertas características de tu hermana, cuando siempre querías opacarla- los murmullos en el comedor iban en aumento.
-si ese es el punto de vista que tienes de mi- dije mirando al abuelo -¿Qué puedo hacer? –
-¡cuánta altanería Lina Miller!- Rosalía rio, y se limpió la boca con la servilleta, como si eso lograra también serenarla. – Parece que ese tiempo fuera, logró sacar tu verdadera personalidad-
-nunca he ocultado mi personalidad abuela, sólo que cuando me atacan, me defiendo, sutilmente- la mandíbula de la abuela se tensó y las risas inundaron el ambiente.
-les pido a ambas- el abuelo nos tomó a cada una por las muñecas –se comporten como las integrantes de la familia Miller que son- la severidad se veía en sus ojos, y como su niña consentida no debía quedar mal.
-tienes razón, discúlpame abuela, no debí reaccionar de ese modo- con  mi brazo libre quise alcanzar el suyo al otro lado del comedero pero ella se apartó.
-disculpa aceptada Lina Miller, permiso, tengo jaqueca me iré a descansar- le dio un beso al abuelo en la frente y se marchó. La tensión en el ambiente se fue disipando poco a poco y los que permanecieron en el comedor se concentraron de nuevo en sus antiguas pláticas y en terminar la cena.
-sé que tu abuela a veces es difícil, pero te pido que intentes mejorar la relación con ella- me suplicó el abuelo.
-lo intentare, lo prometo, después de todo no soy quien para juzgarla-
-bien dicho pequeña, sabes que estoy para apoyarte-
-agradezco al cielo que así sea-
El resto de la cena, el abuelo se centró por completo en mí, y preguntaba qué tal iban los fondos de caridad, las casa hogar y demás hobbies donde Lina había invertido nuestro dinero. Por suerte mi memoria era impecable y cada detalle de lo que mi querida hermana había dicho lo grabé bien. Sin dudar contestaba a todo lo que el abuelo quería saber, le comentaba de los nuevos planes que tenía y de como quería llevarlos a acabo para que llegaran  hasta las personas que realmente lo necesitaran.  Un programa ecológico era el que más emoción causaba en James, y decía que en ese lo dejara participar, porque no existía alguien mejor capacitado que él.  Por su puesto dije que sí y que nada me haría más feliz que tenerlo cerca, y compartir esa experiencia con él.  Lo que mi hermana tenia de falsa el abuelo lo tenía de desorientado, si decía conocer tan bien a su preferirá ya se habría dado cuenta, pero era más a mi favor así que no me centraría en esos detalles por ahora.  Debido a nuestra larga conversación, nos levantamos últimos del comedor, James pidió que le sirvieran una copa de vino y yo opté por un poco de jugo, puesto que las niñas bien portadas no consumen alcohol. El abuelo resalto que buena costumbre tenía y que deseaba que permaneciera así, por mucho tiempo más.
-antes de que pasemos al gran salón necesito decirte algo pequeña- el abuelo parecía perdido acomodando las palabras que estaba a punto de decirme.
-¿Qué sucede abuelo?- mi curiosidad no podía esperar, por ese tono definitivamente me revelaría algo importante. 
-creo que no será de tu agrado, pero no puedo ocultarlo por más tiempo-
-oye- le tome las manos y las apreté con fuerzas- somos incondicionales, cualquier decisión que hayas tomado, te apoyare, sé que siempre tienes una buena razón para hacer las cosas-
-¿lo dices en serio mi pequeña?- sus ojos se cristalizaron un poco.
-por supuesto, después de todo lo que hiciste por mí. No podría fallarte- lo abracé, intentando no vomitar por su fragancia.
-gracias- me devolvió el abrazo.
-ahora dime ¿Qué pasa?-
-después de todo lo ocurrido contigo y algunas cosas que han pasado en la mansión, creo que sería bueno contratarte un guardaespaldas-  me decepcionaba escuchar eso, porque creí que llevaría más peso lo que había pensado.
-¿eso era lo que ibas a decirme?- inquirí.
-no, pero era necesario mencionarlo, realmente lo que quería hablarte es sobre una decisión con respecto a tu abuela-
-¿qué sucede con ella?-
-señor Miller todos los esperan ya en el gran salón, la señora Rosalía me ha enviado por ustedes- Bianca hablaba desde fuera del comedor.
-Gracias Bianca, en seguida vamos- el abuelo me tomo del brazo y atravesamos hacia el gran salón. – será en otro momento mi pequeña, te diré cuál ha sido mi decisión, ahora tenemos muchos familiares con lo que debemos ponernos al corriente, hay nuevos integrantes en la familia Miller que debes conocer, después de todo cuando heredes en unos meses tomaras las decisiones de esta casa-
- estaré para apoyarte, todo el tiempo abuelo-
Aunque no quería admitirlo, James me había dejado intrigada, y aún más con algo que estaba relacionado con la abuela, aunque estos momentos simulara que la odiaba, no podía permitir que algo malo le pasara a mi protectora, después de todo ella no llevaba sangre Miller, sólo era parte de la familia por el compromiso con mi abuelo.
Entramos en el gran salón, las personas se formaban por grupos, como si existiera algún tipo de selección entre ellos. Nos dirigimos al primer grupo de personas, estaba conformado por mi primo Collin y su actual esposa, ya llevaba tres a pesar de tener sólo 27 años. La abuela se unió a nosotros y entabló conversación únicamente con la esposa de Collin que se llamaba Kenia. Mi primo me contó que había suspendido su luna de miel tan sólo para venir a celebrar mi regreso, y que nada en el mundo lo hacía más feliz que entrar de nuevo en la mansión y verme completa y siendo la dulce Lina que conoció desde niño. En uno de los veranos que pasamos en la mansión, Collin me confundió con Lina e intentó besarme, algo qué jamás le perdoné hasta ahora teniéndolo frente a mí. En su tono de voz se notaba el esfuerzo que hacía por hablarme y aunque no sabía del todo a que se debía, me demostraba que era un enemigo, y uno de los primeros que tenía que morir. Su esposa por el contrario era una mujer amable, de buen carácter y sumamente hermosa. Rubia igual que las anteriores y con ojos aceitunados, de cara ovalada y delgada casi hasta los huesos.  Con un acento marcado de Australia y demasiado expresiva con las manos.
-esperamos tener pronto un bebe- Kenia habló por encima del bullicio Collin la miró y su cara se iluminó, tal vez esta chica realmente lograra domarlo – ¿cierto mi amor?-
-escribimos cada día a la cigüeña- bromeó, pero causó un intenso rubor  en Kenia.
-adoro a los niños, me encantaría ser su madrina, ojala sea una niña así de hermosa como su madre- intervine.
-un matrimonio no puede ser solido sin los hijos- el abuelo habló y rodeó la cintura de mi abuela con su brazo libre, en el otro aun cargaba la copa con vino.
-además de eso también debe de existir un sólido amor- la abuela lo decía más como un ataque hacia el abuelo que un consejo para su nieto.
-les aseguro que el amor no nos hace falta- Collin imitó la acción del abuelo pero Kenia optó por besarlo a diferencia de lo que la abuela había hecho.
-además queremos llenar esa enorme casa, para nosotros dos es enorme-
-¿Dónde residen? Me gustaría visitarlos-
-en la casa del padre de Collin- respondió Kenia.
-oh, es cierto ¿dónde está el tío Collin?- una costumbre de la familia Miller era que el primogénito de cada integrante llevara el mismo nombre si era varón, con las niñas habían excepciones y más al tratarse del caso de las gemelas. Los abuelos escogieron nuestros nombres  dejando fuera a Jules y Kristin.
-¡oh querida!- todos dirigimos nuestras miradas hacia Kenia. – Los padres de Collin murieron hace medio año-
-¿Qué?- mire al abuelo – pero ¿Cómo murieron?-
-en un accidente, el avión donde viajaban se desplomó-
-fue muy trágico,  la ausencia se siente en casa, me duele aún más que no pude reconciliarme con ellos- Collin trataba de esconder su rostro en el cabello de su esposa.
-¿Por qué pelearon  mis tíos contigo?-    
-por mi culpa- Kenia suspiró pesadamente – no terminaron de aceptarme y a causa de ello, le dijeron a Collin que lo desheredaban pero como él me ama tanto no le importó trabajar para salir adelante, y yo les demostré que mi amor era sincero y no sólo quería su dinero como pensaban-
-el dinero de la familia en ocasiones es una condena- comenté.
-tú lo has dicho querida prima-  Kenia era algo fresca, pero no representaría problema alguno.

El resto de la conversación, se centró en los negocios de mi primo y en la carrera que estaba por terminar su esposa. El accidente de mis tíos parecía muy favorecedor para Collin y su esposa, lo que me indicaba que anduviera con cuidado con él. Después de terminar los temas con Collin pasamos al siguiente grupo de personas. Una pareja de edad avanzada con sus hijos ya titulados y trabajando en el negocio familiar. Dos muchachos y una mujer, esta era la mayor por lo que no aplicaba la costumbre de primogenitura. La pareja estaba conformada por mi tío Greg y mi tía Susan, llevaban cuatro décadas de feliz matrimonio,  aunque la tía Susan estaba algo enojada con el abuelo por no elegir a sus hijos como herederos del imperio, ella era la mayor y por derecho le correspondía, pero el abuelo optó por su hijo menor y nos dio preferencia a las gemelas Miller Cold. Sus hijos eran Tamara la mayor, Ben el de en medio e Iván el menor.
-¿La cena fue de tu agrado?- preguntó el abuelo dirigiéndose al tío Greg.
-todo estuvo exquisito, como siempre James- Tamara e Ivan eran idénticos al tío Greg.
-¿Que me dices tu Susan?-
-Digo que esta niña no podrá mantener al imperio en el estatus que ahora posee- la tía Susan se acercó y trataba de intimidar me poniendo su mirada fija en mi.
-tienes razón Susab, yo no mantendré este estatus- parecía complacida ante mi respuesta- yo elevaré el estatus, y comenzaré a hacerlo cuando decida quien será bienvenido en la mansión y quien no-

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⏰ Last updated: May 03, 2020 ⏰

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Imperium MillerWhere stories live. Discover now