Los secretos

32 5 2
                                    

Cuando entramos a la habitación me di cuenta que habían muchos libros y objetos que no comprendía que eran, la habitación estaba un poco oscura y no se podía ver mucho, me dirigí hacia la ventana para abrir las cortinas para que entrara un poco de luz, al abrir las cortinas, el velo de la luz iluminó toda la habitación empolvada, en ese momento me llamó mucho la atención un libro que estaba en la estantería, Leonardo se quedó viendo un cristal con forma de pirámide.

Leonardo: ¿Qué son todas estas cosas? Son muy extrañas (mientas toma la pirámide de cristal).

Lars: no lo sé, nunca antes había vito estas cosas, tal vez si seguimos mirando podamos descubrir que son (mientras camina por delante de la estantería y tocaba los libros empolvados).

Leonardo: Todo esto es muy extraño y lo hace más extraño que tu padre te prohíba entrar a la habitación (mientras deja la pirámide y se sacude las manos).

Lars: Lo sé, pero algo tienen que tener todas estas cosas como para que mi padre me las oculte (mientras toma una vara con una forma un poca extraña).

Leonardo: Tenemos que averiguar que es todo esto (acercándose a Lars).

Lars: ¿Tenemos? ¿Por qué te incluyes en esto? (mientras lo mira de forma de sospecha).

Leonardo: Porque soy tu amigo, quiero ayudarte a que puedas descubrir que son todas estas cosas de tu madre, el porque tu padre te lo oculta y porque yo te metí en esto... Es lo mínimo que puedo hacer por ti (mientas le da una sonrisa).

Lars: Muchas gracias Leonardo pero no es necesario que me ayudes (mirando para abajo).

Leonardo: No digas tonterías, estamos juntos en esto y no te voy a dejar solo porque crees que puedes solo (mientras que con una mano toma un libro).Empecemos leyendo todos estos libros para poder comprender que es lo que hacia tu madre (sonriendo).

Tomamos tres libros de la estantería, cerré las cortinas para que no sospecharan que estuvimos en la habitación. Al día siguiente Leonardo volvió para practicar duelo de espadas conmigo y me derrotó muy fácil, me dio muchos concejos para mejorar con la espada, el como tomarla y como contra atacar de forma eficiente, mi mayordomo lo elogió por su forma de manejar la espada. Empecé a practicar más con la espada, deje a un lado los libros para centrarme en la espada, después en la tarde, después que Leonardo se había ido, me puse a practicar hasta que llego el anochecer, estaba muy cansado y decidí entrar para comer algo. Al entrar mi mayordomo me estaba esperando al lado de la puerta con una toalla para secarme el sudor.

Mayordomo: Señorito no se esfuerce tanto (entregándole la toalla).

Lars: Lo siento pero tengo que seguir practicando si quiero llegar a ser lo que espera que mi padre cuando yo crezca, no quiero decepcionar lo que piensa mi padre de mi (secándose el sudor de cuello).

Mayordomo: Recuerde que no debe olvidar sus metas ( mientras camina junto a Lars dirigiéndose hacia el comedor de la mansión).

Lars: De momento esa es mi meta (mirando el suelo).

Al llegar a el comedor me esperaba mi padre sentado en la mesa, en aquella mesa alargada que sentía que nos distanciaba un poco, trataba de no hacer contacto directo con mi padre, porque sentía que si lo miraba a los ojos el iba a descubrir que entramos a la habitación de mi madre, entonces mi padre me hablo.

Padre de Lars: ¿Qué pasa hijo? Estas un poco extraño ¿ te paso algo? (mientras toma los cubiertos).

Lars: N-nada padre (mirando a sus manos).

Padre de Lars: Hijo te conozco muy bien, se que me ocultas algo ¿Qué es? (mirándolo fijamente con una leve sonrisa).

Lars: Es que no soy muy bueno con la espada padre (sin dejar de mirar sus manos).

Padre de Lars: No te preocupes por eso hijo, tú sigue esforzándote y mejoraras, te lo aseguro (sonriéndole con amabilidad)

Lars: Gracias padre (mientras toma los cubiertos para comer).

Trate de mantener me tranquilo, en todo lo que nos demoramos en comer hubo mucho silencio entre nosotros. Cuando llego el momento de ir a dormir mi mayordomo me acompaño hasta mi habitación, cuando llegamos a la habitación me ayudo a cambiarme de ropa y al momento de irse se fijo en los libros de mi madre que se me había olvidado ocultaros desde que los había sacado, pero no dijo nada, solo me deseo buenas noches y cerro la puerta.

El cielo carmesí  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora