➳ 05 || Omander.

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Al día siguiente me levanté, me aseé, me puse el uniforme y fui hacia Las Encinas. No tenía ganas ni de desayunar.

De camino al instituto, vi a Christian, quién también estaba andando. Me acerqué a él.

— Ey, Christian.— le saludé. Él se giró y me medio sonrió.— Antes de nada, quería pedirte perdón por mi actitud ayer en el puente. No me sentó bien ver a Ander y menos fumando, pero no tendría que haberlo pagado contigo. Lo siento.— le dije.

— No pasa nada, es normal que te sentara mal, te entiendo.— me contestó sonriendo mientras me abrazaba de lado.

— ¿Todo bien, entonces?— le pregunté. Este me miró y me sonrió.

— Pues claro que sí, pija.— me contestó. Le sonreí.

Después de nuestra pequeña conversación, fuimos hacia el instituto mientras hablábamos de cosas sin sentido. Esto era una de las cosas que más me gustaban de Chris, no importaba la cantidad de veces que discutíamos, o incluso el por qué; siempre terminábamos hablando y riendo, como los amigos que somos, de cualquier tema.

En cuanto llegamos a la entrada del instituto ahí estaban todos, cada uno a su bola y fue lo que me extrañó, pero no le di importancia.

— Adelántate tú, nos vemos dentro.— le dije a Chris. Él me miró y frunció el ceño.

— ¿Qué te pasa, pija?— preguntó mirando a todos lados. — ¿Has visto a Ander o algo?

— No, es solo que necesito un piti, nos vemos luego.— dije despidiéndome de él con un beso en la mejilla.

Dejé que se adelantara, entró a las Encinas, y poco después sonó el timbre indicando nuestra primera clase del día. Cuando por fin, el patio estaba vacío, cogí un piti y me lo encendí, esta vez sin ir al puente de siempre.

Me quité la mochila del hombro y me senté en un banco que había por ahí cerca. Desde aquí se podía ver mi clase, ya que las ventanas eran de cristal. Espero que no les de por mirar por la ventana, porque me podrían ver y no es plan, aunque si soy sincera, no me importaba en ese momento.

Le di una calada, y otra, y otra, pensando en todo lo que había pasado. La discusión con Ander, el beso con Nano, y todo lo que eso conllevaba.

No me sentía nada cómoda con lo que había pasado, quería pedirle perdón a Ander, pero no me atrevía. Mi orgullo me lo impedía.

Seguí fumando hasta que lo acabé y dudé en si volver a clase o saltármela y entrar a la próxima. Me levanté del banco en el que estaba sentada y me dirigí hacia clase. Sí, estaba dispuesta a recibir la bronca que me iba a caer por llegar tarde.

Una vez en la puerta de clase, toqué dos veces con mis nudillos y se escuchó un adelante.

Abrí la puerta con cuidado y vi a todos mis compañeros y mi profesor mirándome fijamente.

— Señorita Caleruega, ¿cree que son horas de llegar?— me preguntó mi profesor en modo de regañina.

— Se me pasó la hora. ¿Puedo entrar?— contesté con otra pregunta. Él me señaló mi sitio dándome permiso para entrar y asentí dándole las gracias.

Por suerte, o por desgracia, según como se mire, mi sitio era al lado de Ander.

Me acerqué, y le vi con la mirada agachada, apuntando algo en su cuaderno. Suspiré y me senté a su lado.

Me moría de ganas de hablar con él, de decirle que estaba harta de todo, de decirle que necesitaba estar con él, que le extrañaba... pero por mucho que me quedaba mirándole, de mis labios no salían las palabras.

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⏰ Última actualización: Jul 30, 2021 ⏰

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ÉLITE | Ander Muñoz.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora