Una familia perfectamente imperfecta.
Una joven totalmente perdida.
Ella inexperta, él todo lo contrario.
Una sola condición, un solo acuerdo:
•Prohibido enamorarse.
¿Qué pasará cuando uno de los dos comience a experimentar éste sentimiento?
¿Qué...
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Louis me abrió la puerta del acompañante para que pueda pasar, le agradecí entrando y viendo como él cerraba ésta rodeando el auto para entrar ahora él.
— Qué bueno que te hayas llevado bien con los chicos, eres la única a la que Angus no le ha hecho escándalos para que se vaya. — Louis habló con su voz ronca, riendo cortamente ante esa última frase. –
— Para nada, es un niño muy adorable y tranquilo, aunque sea conmigo lo fue. — asentí con mi cabeza mirando a Louis unos pocos segundos. —
— Tiene a quien salir. — mordió su labio inferior, guiñando por última vez su ojo antes de comenzar a manejar. —
— Eso no lo dudo, señor. — alcé una de mis cejas mientras mi vista se concentraba en la carretera. —
Podía sentir como su vista se clavaba en mí de reojo, trataba de no girar mi vista ya que sabía que él me estaba mirando. Decidida lo miré ahora yo.
— ¿Tengo algo que me mira tanto? — largué una pequeña risita algo nerviosa esperando su respuesta. —
— Eres sexy, solo eso. me miró de forma coqueta mientras mis ojos se abrían como plato. —
— ¿Perdón? — pregunté algo confundida y atónita ante su respuesta tan directa. —
— Eso, ¿dije algo malo? — se estacionó frente a mi edificio, acercándose levemente y murmurando ésto en un tono coqueto. —
— Uhm, bueno. Me voy. Mañana lo veo, que descanse. — hablé rápidamente, despidiéndome con un beso en la mejilla y saliendo del auto como pude. —
Mi corazón estaba acelerado y sentía mis mejillas rojas, ¿cómo es que éste señor había provocado éstas sensaciones en mí? Una parte de mi ser le gustaba que fuera así, directo, me parecía algo atractivo, pero era atracción física, no sé si me atrae que sea mayor que yo, que sea tan directo o el tema de que es prohibido.
Sacudí mi cabeza, intentando quitar todo pensamiento raro de ella, entré en el edificio, saludé amablemente a la recepcionista dirigiéndome hasta el ascensor y seleccionando el piso diez, donde se encontraba mi apartamento.
Quería darme una ducha refrescante, así que sin más llené la bañera, quitando toda mi ropa y recostándome en ella, sintiendo como el agua relajaba todos mis músculos. Mi celular vibró, sin más agarré éste para fijarme quién o qué era. Fruncí mi ceño al ver que era un mensaje de un número al cual no tenía en mis registros.
(+1-050-374525): Hey, soy Louis. Siento si te incomodé con lo que dije, solo soy sincero ;).
Kyra.♡: Uhm, no se preocupe. ¿De dónde ha sacado mi número?
(+1-050-374525): Me diste tu currículum con todos tusdatos, cariño.
Kyra.♡: Cierto, soy muy torpe a veces. Pero bueno, en sí no se preocupe, no me incomodó, solo fue raro.
(+1-050-374525): Está bien, linda. Que descanses, me muero por verte mañana.
¿Qué carajos? Me dije a sí misma ante su última frase, lo último que faltaba es que él comience a acosarme, aunque para decir verdad no me molestaría que lo haga, pero no, ésto esta muy mal, él tiene esposa, es un hombre grande y yo soy simplemente una joven con las hormonas alborotadas que se siente atraída por un hombre mayor, casado y con hijos.
Suspiré, parándome de la bañera y envolviendo una toalla a mi cuerpo, cepillé mis dientes rápidamente, hice una coleta con mi cabello y me coloqué mi ropa interior, lista para irme a la cama y dormir como nunca, así me olvido de lo estúpida que anduvo mi cabeza todo el día con esos tontos pensamientos. Quizás fue que estaba muy cansada, pero así como toqué la almohada me quedé dormida.
*** Mi reloj comenzó a sonar, aún con los ojos cerrados busqué éste para apagarlo, estiré mi cuerpo un poco, intentando que la pereza desaparezca de mí ser, sin perder tiempo me levanté de la cama dando un último bostezo antes de dirigirme al baño y lavar mi cara para luego cepillar mis dientes, me dirigí al closet de mi cuarto, comenzando a revolver algo para poder ponerme, elegí ésto (multimedia).
Agarré una manzana del recipiente de la cocina, lavando ésta y comenzando a comer, ese sería mi desayuno. A veces con tantas cosas para hacer no me daba tiempo ni para comer como debería hacerlo. Salí del apartamento, cerrando todo y bajando por el ascensor, mientras tanto le iba escribiendo a Lola para comentarle que mañana sería mi día libre y que podía pasarlo con ella ya que hace tiempo no la veía y ya la extrañaba.
Comencé a caminar a casa de los Tomlinson para mi segundo día de trabajo, la idea de llegar y verlo luego de todo lo que me dijo me ponía nerviosa y algo ansiosa, mi respiración estaba algo acelerada, sin nombrar mi corazón, que estaba con una taquicardia severa. Al llegar allí toqué timbre, rogando que quien me atendiera no fuera Louis.
— Buenos días, preciosa. — escuché una voz cuando la puerta se abrió, maldecí para mis adentros, tratando de que no notara que estaba nerviosa. —
— B-buenos días, señor. — intenté hablar normal, pero obviamente no pude ya que comencé a tartamudear. —
— ¿Estás nerviosa, cariño? — me susurró en un tono entre divertido y coqueto sobre el oído cuando pasé a su lado para adentrarme en la casa. —
No pude contestarle ya que unos pequeños brazos rodearon mis piernas.
— Kyraaaa. — oí la voz de Angus rápidamente, agachándome para poder cargarlo en mis brazos. —
— Hola, Angus. ¿Estás listo para un día en el parque? — besé su mejilla cortamente. —
Clodine apareció por la puerta con Aquiles en su cochecito, me dedicó una sonrisa.
— Angus me comentó que irán al parque, así que bueno, les dejé todo listo. — rió de manera leve mientras asentía con su cabeza. — Nosotros ya nos vamos, ¿verdad, amor? — se acercó a su marido dejando un beso en sus labios. —
— Así es, que pasen lindo día. — se despidió de sus hijos mientras antes de irse giraba su cabeza, guiñándome uno de sus ojos y tomando por la cintura a su mujer. —
Éste tipo era lo más desagradable y a su vez lo más atractivo que he visto en éste último tiempo, si así se baboseaba conmigo no quiero imaginarme como lo hará con sus secretarias de la empresa o con cualquier otra mujer que se le cruce en su vista.
Mientras Angus jugaba un rato, la señora Baker se encargaba de prepararme todas las cosas para llevar en el día, me encantaba y me ponía contenta ver al pequeño con tantas ganas de ir al parque y divertirse.
Acomodé todas las cosas debajo del cochecito de Aquiles, lo cubrí bien con la manta y cerré su huevito para que el sol no le pegue en la carita.
— ¿Listo, Angus? — lo miré con una sonrisa en mi rostro esperando su respuesta. -
— Listo, listo. — asintió rápidamente con su cabeza mientras me sonreía, haciendo que largue una risita. —
Él se agarró de la parte del coche al lado mío como le había indicado por cualquier cosa, salimos por la puerta principal comenzando a caminar al parque de los niños, el día estaba perfecto, no hacía ni demasiado frío ni demasiado calor, estaba especial para pasarlo fuera.