Capitulo 5.

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Cuando todas habíamos tomado nuestro batidos, nos quedamos habando de nuestras cosas. Paula se animó a proponer mover el trasero de los asientos.

-Nenas, ¿que tal si vamos despidiendonos del local donde hacen los mejores batidos del mundo?

-Me parece bien, le he prometido a mi hermana pequeña que le leeria un cuento antes de ir a dormir. Y son ya...- ésta miró el reloj y terminó la frase- las diez y cuarto. Uff, que tarde.

-¿No fastidies? He quedado en ir a cenar a casa a las nueve. Mierda, mierda.

Ángela salió corriendo de allí con su bolso deportivo a cuestas,  se despidió de nosotras mandandonos un beso en el aire. Las demás se fueron llendo poco a poco. Me quedé yo sola con Blanca.

-Bueno reina, yo me voy ya, que es tarde.- me dijo dandome un beso en la mejilla.

-Yo voy al baño y tambien me iré.- Mentí

-Buenas noches Jane.

-Hasta mañana guapa, descansa. -Le sonreí.

Se puso el abrigo y se fué despidiendose con la mano. Yo me quede unos segudos sentada hasta que le ví salir de aquel sitio, despúes me levanté, y un poco nerviosa fuí hacia la mesa de aquel extraño chico que aún seguia allá sentado, con la cabeza agachada mirando el mobil desganadamente.

-Hola, ¿puedo sentarme?- Le dediqué una sonrisa.

Despego su mirada del mobil y sonrojandose miró hacia atras preguntando

-¿Me dices a mi?

-Claro, a quien le voy a decir si quedamos cuatro gatos en el bar- le contesté divertida.

-Ya...-se sonrrojó más todavia- si, sisntate

Me senté sin dejarle de mirar a los ojos. Unos ojos que a parte del color, sabia que tenían algo muy especial.

-Queria pedirte disculpas por los feos comentarios que te han echo mis amigas.- dije bastante avergonzada.

-No te preocupes Jannet, estoy acostubrado.- Agachó la cabeza, tenía los mofletes del color de su camiseta.

¿Que diablos? ¿Se sabia mi nombre? Ahora yo quedaria fatal si le preguntase el sullo. Pero no me quedaba otra opción para dirigirme a él.

-¿Como te llamas cielo?- le pregunté arrepintiendome del cariño que desprendió la interrogación. No me apetecía que se malinterpretara nada.

-¿Que?- dijo el abriendo mucho los ojos, y sin dejarme responder la pregunta, prosiguió.- Ah... Soy Oscar.

-Bonito nombre- Le sonreí.- Son imbéciles.

-¿Quienes?- me preguntó con expresión alarmada.-Tenia pintas de simpatico. Por lo menos, yo se las veía. Me caía bien.

-Ellos.- Saqué el mobil de la prenda que tenia encima de las piernas y me dispuse a entrar en el whatssap.- Todas esas personas que se ríen de ti.

Tenia dieciseis mensajes, de los cuales dos eran de mi madre, cinco de grupo de clase y nada más y nada menos que nueve de Manuel.

Mi madre me decia que se hiba a casa de mi abuela para hacerle un rato compañia y los demás pasé de leerlos. Bloquee el dispositivo de aple y me di cuenta de que Oscar me obserbaba detenidamente, con dulzura y con torpeza a la vez.

-No me conoces de nada. Y juraria por la cara que has puesto cuando me has visto entrar por la puerta que no me habías visto nunca.

-No habremos coincidido.- Contesté a eso alzando ligeramente los hombros hacia arriba.

-Ya... en trece años- vaciló apartando la mirada de mi y poniendola en el resto del local, en el que ya no quedaba nadie.

-No sé.- me quede sin palabras, no sabia que decirle. Sam Smith me volvió a salvar de otro apuro. Coji mobil de la mesa y miré quien llamaba. Rich. Descolgué.

-Hola Richard.

-Hola Jannet.-Sonó al otro lado de a línea.- ¿Que tal?

-Bien... -dije yo extrañada, no esperaba ninguna llamada sulla.- ¿Ocurre algo?

-Veras... me a surgido un problema familiar y me tengo que ir a Madrid. El tren sale a las doce de esta noche, a si que, mañana no podre ir a tu casa.

-Oh...no te preocupes, vé tranquilo, ya no veremos el miercoles. ¿Vendras, no?

-Claro, ya hablaremos que acaban de llamar al timbre. Un beso Jannet.

-Adiós, igualmente.

Cuelgué. Joder... sin darme cuenta pegué un grito en alto que hizo sobresltar hasta al camarero que estaba en en la barra, diria yo que hacíendo cuentas de algún tipo.

-¡Mierda!

-¿Que pasa?

- Mi profesor de clases particulares no puede venir hasta el miercoles, y el martes tengo un examen global de matemáticas. Que desastre.- dijé con tono de agobio

- Valla pordios. Que casualidad y que pena...

-Si, la verdad. Las matemáticas no son lo mío- suspiré.- Bueno Oscar, me voy que es tardisimo- miré la hora hora en el mobil. Para mi gran sorpresa eran las 22:30. Pensé que mañana había clases, pero luego me acordé que era sadabo. De todas formas, debia irme ya. Me despedí.

-Es tarde, me voy a ir llendo ya. ¿Tu hasta que hora te quedas?

-No sé, hasta que me entre el sueño, supongo.

-Valla...-miré al suelo- un gusto hablar contigo. Nos vemos el lunes.

Iba hacia la puerta cuando noté de nuevo su voz.

-Jannet

-¿Si?- pregunté dandome la vuelta con una sonrisa dibujada en la cara.

-Yo puedo ayudarte mañana con mates, se me dan bastante bien. Los domingos abren la biblioteca  por la mañana y yo a veces voy  para estudiar.

Ahora fui yo quien abrió mucho los ojos. ¿Estaba ofreciendome su ayuda? Que raro, casi no me conocia. Pensé un par de segundos y comenté.

-Mañana he quedado para hacer  unas cuantas cosas, per...- Me interrumpió con aires nerviosos.

- No te preucupes eh. Si no quieres lo entiendo.

-No me has dejado terminar... hiba a decir que si terminaba pronto intenraria ir-  dije con tono amable.

-Ahh...-se sonrojó.- pues en ese caso estaré allá toda la mañana por que tengo varias  cosas que hacer, si vienes, allí me encontraras.

-Genial, lo mas probable es que valla, pero no puedo asegurartelo cien por cien.

-Gracias, eres muy... majo- Madre mia. ¡No se me ocurrió otra cosa que decirle que era majo! Mira que habia palabras y palabras, pues yo dije la màs simple. Me levanté de la mesa -En fin... me tengo que ir a mi casa, que me esperan. Hasta mañana Oscar.

-Buenas noches

Me puse la sudadera bruscamente, con consecuencias del alboroto de mi pelo. Salí con paso mas bien tranquilo y sujetando la puerta abierta, antes de poner un paso en la despoblada calle, me giré y le agité la mano despidiendome por  ultima vez de este chico tan peculiar. Por ultima vez en el día de hoy.








La historia de amor sin nombreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora