Helvete...
El lugar de mi nacimiento, de mi sufrimiento, la tragedia que sumió en tristeza a toda la familia Olsen. Hemos estado de luto durante años. Nadie ha logrado superarlo.
Todos cambiamos...
– Las mujeres hermosas deberían sonreír más, ¿no te parece?
Tal vez si hubiera dejado el vaso de agua en el fregadero y no en el tocador de la recámara, o si hubiera permitido que Poseidón entrara para protegernos. Si hubiera hecho algo diferente... ¿estaría ella aquí? ¿Conmigo?
¡Si tan solo hubiera hecho algo diferente!
– Eve.
Él tiene razón, nadie debería ser feliz en su ausencia; todos merecemos lo que nos está pasando, yo merezco lo que he recibido.
Deja de llorar, cariño, que pronto estarás con ella... ya que por tu culpa, mi amor, ahora ella no puede estar con nosotros.
– Perdóname, Mor...
– Shh...
La sensación cálida de sus manos me hizo reaccionar, sus suaves caricias me devolvieron del pasado que me persigue sin cesar.
– Estás aquí, estoy aquí. – Sus hermosos ojos negros me miraban fijamente, su sonrisa intentaba consolarme. – ¿Cómo te llamas?
– Eve.
Respondí de manera automática, ya que he enfrentado esta situación incontables veces; es una cuestión de seguridad. Perderme en los recuerdos me hace olvidar la realidad. La última vez, tardé días en reaccionar...
– Quizás deberías visitar a Lege, ha pasado tiempo desde tu último episodio. Al recostarme en la suavidad del césped, sé que, al enterarse de mis "episodios", insistirá en que vea a Lege, la psiquiatra. - Es por tu bien, solo me preocupo por ti. No quiero que vuelva a suceder.
– Prometiste no volver a mencionar eso.
El disgusto en mi voz transforma su encantadora sonrisa en una mueca de preocupación.
– Dije que intentaría no hacerlo..., lamento si te molesto con eso, solo intento ayudarte.
– No se preocupe, Rey Anders.
Su sonrisa regresa, como la de un cachorro rebosante de alegría al ver llegar a su dueño. Se abalanza sobre mí, cubriéndome de pequeños besos en el cuello, y no puedo evitar devolverle la sonrisa ante tal efusiva muestra de afecto.
De repente, nos encontramos cara a cara, mirándonos fijamente, y me invade una sensación de inquietud; aún no me acostumbro a ver tanta perfección en un hombre.
—Debemos volver ahora —dice, dejando un beso puro en mis labios antes de levantarse y ofrecerme su mano para ayudarme a hacer lo mismo—. Mor seguramente se estará preguntando dónde estamos, y nos reprenderá si descubre que hemos faltado a la sesión de conocimiento.
– Nos prohibirán salir a leer libros, ¡que tenga piedad de nosotros!
– Jaja, qué graciosa, a ti no te toca la peor parte, pero a mí... ni lo querrías imaginar.
La Reina Eleanor, la madre de Anders.
Ella y su esposo, el Rey Magnus, eran los más cercanos a la familia Olsen, mi familia. Ellos fueron quienes me brindaron apoyo en toda esta situación, gracias a Anders, que desde pequeño siempre ha estado cuidando de mí, es como una pulga, una pulga a la que amo.
Si no fuera por él, probablemente no hubiera soportado el castigo que recibía; prefiero no pensarlo.
– Ven, vakker dame – "ven, bella dama" – él extiende sus brazos hacia mí, me acerco para que pueda levantarme, y al rodear mi brazo en su cuello, es la señal de que estoy lista. – Llegaremos muy pronto, no te preocupes.
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Helvete
FantasyHelvete, mi infierno. Un accidente puede condenarte de por vida, aún que solo seas una niña. Salvar a Uno, salvar a TODOS. Que habrías hecho tú?