Escena 4: Pequeño Eri

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Erick estaba en aquel cuarto religioso, encendiendo la vela de su padre y aún con el vestuario del último acto puesto. Se hincó, juntó sus manos y empezó a rezar un "Padre nuestro", después, comenzó a hablar con el recuerdo de Gustave Daae. -¡Papá! ¡Sé que me viste desde donde estás! ¿No estás feliz? Por fin he logrado lo que visualizabas en mí, canté en público y mejor aún, ¡Fui el Primo Oumo! Sé que estás orgulloso de mí y yo te agradezco que enviaras al ángel de música.- El chico no estaba sólo, Reiji escuchaba la solitaria conversación del joven cantante con su difunto padre. En cierto modo, le daba ternura al oirlo. Esta vez, Reiji estaba escondido detrás de la puerta para no ser visto por nadie, así seguiría oyendo todo en paz.

"Reiji/Phantom:
Brava, brava, bravissima..."

Reiji cantó, así pudiendo felicitar a su pequeño aprendiz por su triunfo, haciendo que Erick lo escuchara y sacara una sonrisa. Antes de que Erick pudiera empezar a cantar, una voz femenina y suave empezó a llamarlo: era Meg, quien lo buscaba. El chico no se molestó en decirle donde se encontraba, pues su hermana lo conocía perfectamente y sabía que lo encontraría en esa habitación que les inspiraba mucha confianza a ambos.

"Meg:
Erick, Erick

Where in the world
Have you been hiding?
Really, you were perfect!

I only wish
I knew your secret!
Who is your great tutor?"

Meg al entrar junto a su hermano, le dio un abrazo y lo felicitó, sin embargo, quería conocer el secreto de Erick: ¿Quién era el misterioso tutor del chico? Cuando Erick escuchó la pregunta de la rubia, no supo que decír, pero trató de sonar lo más sincero respecto a su respuesta. -Meg... Cuando tu madre me trajo aquí a vivir... No... Desde hace no mucho, escucho una voz cuando vengo a encender una vela para mi padre en las noches y a veces en mis sueños... Verás, cuando mi padre esta moribundo, dijo que cuando fuera el momento indicado, sería protegido por un ángel. Un ángel de música.-

-Erick ¿Tú lo crees? ¿Crees que el espíritu de tu padre te esté guiando?- preguntó Meg con curiosidad.

-¿Quién más Meg? ¿Quién..?-

"Erick:
Father once spoke of an angel
I used to dream he'd appear
Now as I sing, I can sense him
And I know he's here

Here in this room
He calls me softly
Somewhere inside hiding

Somehow I know
He's always with me
He - the unseen genius

Meg:
Erick, you must have been dreaming, stories like this can't come true
Erick, you're talking in riddles, and it's not like you!

Erick:
Angel of Music!
Guide and guardian!
Grant to me your glory!

Meg:
Who is this angel? This...

Ambos:
Angel of Music!
Hide no longer!
Secret and strange angel

Erick:
He's with me, even now...

Meg:
Your hands are cold...

Erick:
All around me...

Meg:
Your face, Erick, it's white...

Erick:
It frightens me...

Meg:
Don't be frightened..."

Erick por más que explicaba que un "ángel de música" le había dado alas a su voz, Meg no podía creerle, pensaba que el chico estaba confundido y enigmático, por lo que lo sacó de esa habitación. Reiji prefería que el chico aún tuviese esa idea de que era un ángel, pues tenía planeado algo para más tarde. Lo que tramaba, era esperar a que estuviese sólo y así, poderlo llevar a un lugar que preparó antes como una especie de guarida.

Una vez que salieron del lugar, Meg le pasó a su madre a Erick para que lo pudiera llevar a su camerino, el cual estaba lleno de rosas por parte del público. Normalmente, era a la Prima Donna a quien se le debía dar rosas, pero la gente quedó tan encantada con Erick, que todo eso era una gran muestra de admiración y respeto absoluto. Madame Giry hizo un gran esfuerzo para evitar que los integrantes del escenario, sean cortistas, bailarines, etc; se le pudieran encimar al chico y felicitarlo a montones. Cuando llegaron, fue un enorme alivio.

-Lo hiciste muy bien, mi niño.- dijo la mujer mientras le acariciaba el rostro con cariño. Entonces, de entre el montón de rosas que habían, tomó una en especial. Era una rosa roja con un listón negro amarrado en forma de un moño en el tallo. Después de agarrar esa rosa, se la dio a Erick. -Él está complacido contigo.-

Madame Giry se fue para dejarlo solo, mientras que el chico tiraba un poco del listón. Miró determinadamente la rosa y entonces lo supo, supo que su ángel guardián lo pudo guiar en lo que fue un gran éxito. Madame Giry era la única mujer a quien le confió su secreto y que le creyó. Aquel secreto de su maestro. Después de todo, Madame Giry era también quien escondía la identidad del "Fantasma de la ópera", por lo que el jovencito no tenía idea de que estaba en manos de un vampiro rico que se sentía seducido con sólo escuchar el canto del pequeño chico.

Mientras afuera del camerino, Raoul estaba parado, mirando a todo el público, pero sumido en sus pensamientos. Parecía un sueño que aquel atractivo joven que vio cantar en el escenario, en el puesto del Primo Oumo, era Erick Daae, o como él lo llamaba de niño: "Pequeño Eri". En su mente, ensayaba lo que diría para así poder entrar al camerino de su antiguo amigo, quien también se sintió seducido por la angelical voz del joven. Ya teniendo en cuenta lo que iba a decir, dio un gran suspiro y entró. Al estar en el interior del camerino, vio a Erick sentado en lo que era una silla frente a un mueble con un gran espejo y le habló de la misma forma que le hablaba de niño, sólo que esta vez, con su voz de adulto joven.

- Pequeño Eri, vaga su mente. Pequeño Eri pensó "¿Me gustan los soldados de plomo, los duendes, los juguetes? ¿Los acertijos, los sapos? ¿O chocolates"-

En cuanto Erick lo escuchó, una sonrisa inocente apareció en su rostro. No reconoció la voz, pero si la forma de hablar. Volteó y vio como Raoul hablaba con una sonrisa algo alegre, por lo que no le respondió con un "hola", sino siguiendole el juego.

-Esos días de campo en el desván. Nuestros juegos en la oscuridad del ático. Papá tocaba el violín...-

-Mientras nos leíamos misteriosas historias del Norte...- Raoul completó la frase.

-No "Lo que más me gusta" dijo Eri, "es cuando estoy dormido en mi cama, y el Ángel de Música canta para mi. Que el Ángel de Música cante canciones en mi mente"...- dijo Erick con un aire de ternura, como si sacara al niño que llevaba dentro. Eso provocó que Raoul lo abrazara una vez que llegó frente a él. -Oh... Mi Eri, como te he extrañado, mi Pequeño Eri. Esta noche cantaste como un ángel.-

Ambos chicos no sabían que eran observados por alguien que se hayaba oculto en un lugar secreto del camerino: Reiji. Veía con cierto enojo como aquel millonario abrazaba con toda libertad a su pequeño ángel. Sentía unos deseos intensos de apartarlos, de separarlos y ponerse en medio de los dos, pero tuvo que aguantar y quedarse parado, escuchando sus conversaciones. No podía explicarse a sí mismo porqué sentía ese enojo incómodo, porqué cuando alguien se le acercaba a Erick, tenía deseos de matarlo, de tomar toda su sangre. No sabía si no quería aceptarlo o realmente no sabía lo que era, pero era bastante claro que eran celos.

-Papá decía...- dijo Erick a su amigo de la infancia. - "Cuando esté en el cielo, te enviaré al Ángel de Música cuando menos te lo esperes." Papá está muerto Raoul y hasta ahora, el ángel me ha visitado.- contó con seguridad, pero pareció que Raoul lo tomó como un juego o una broma. -No tengo dudas. Ahora salgamos a cenar.- Raoul caminó a la puerta pero la voz del chico lo detuvo.

- N-No Raoul... E-El ángel es muy estricto...- dijo Erick con nervios mientras que Reiji sintió cierto orgullo tras las palabras de su aprendiz. Por más que Erick trató de concencer a Raoul que no podían salir sin el permiso del "Ángel de Música", el vizconde no le creyó y le dijo que se vistiera para poder salir, acto seguido salió del camerino. Sin embargo, el celoso vampiro no iba a dejar que ese vizconde se saliera con la suya y se llevara a Erick. Cuando Raoul se alejó, Reiji giró la llave que estaba en la puerta para cerrarla y así "atrapar" a Erick en el camerino para que por fin pudiera presentarse físicamente ante él.

My Diabolik Angel of Music (Yaoi Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora