Capítulo 5: Te necesito dentro de mí.

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Ella pasó sus manos por los músculos lisos de su pecho y por sobre sus hombros anchos, suspirando por la manera en que se flexionaban bajo su caricia. No podía recordar la última vez que tuvo sexo con un tipo simplemente porque era un bombón. El pensamiento de tener su duro pene dentro de ella prácticamente la tenía jadeando de necesidad y envolvió una mano alrededor de su nuca para jalarlo en busca de un beso. Esta vez, fue ella quien tomó la iniciativa, hundiendo la lengua en el interior de su boca.

Elliot hizo un sonido profundo en su garganta. Pasó una mano por su cabello y, con la otra, ahuecó suavemente su seno. Emma gimió en contra de su boca mientras él tomó su pezón entre el pulgar y el dedo índice y le dio un gentil apretón. Ella siempre había tenido los pezones sensibles, pero esta noche parecían estar más receptivos ante las caricias. O quizás Elliot sabía cómo hacerles el amor mucho mejor que cualquier otro hombre que conociera. Podría dejarle hacer esto toda la noche.

Fue por ese motivo que casi protestó cuando quitó su mano. Pero entonces se dio cuenta que había dejado de jugar con sus pechos para poder recostarla gentilmente en el suelo.

La miró, observando cada centímetro de su cuerpo desnudo. -Dios, eres hermosa.

El halago calentó a Emma por todo el camino hasta la punta de los dedos de sus pies. Le habría dado las gracias, pero Elliot ya se había inclinado hacia delante para besar lentamente a lo largo del interior de su pierna extendida. Ella se lamió los labios con anticipación mientras él se acercaba más y más a su vagina. Pero, para su sorpresa, pasó de largo su sexo y fue directamente a sus senos otra vez, ahuecándolos con ambas manos. Ella jadeó cuando cerró su boca en el mismo pezón con el que antes había estado jugando. Así que, al hombre le gustaban los pechos ¿no? Sus labios se curvaron en una sonrisa. Debería haberlo sabido por la forma en que sus ojos se mantuvieron pegados a ellos durante toda la sesión fotográfica.

Ella echó un vistazo al monitor mientras él le chupaba uno de sus pezones, sin poder creer lo sexy que se veía. Había robado una rápida mirada ocasional al espejo de su habitación mientras tenía sexo con otros hombres, pero esto era mucho más caliente.

Emma gimió, alzando su mano y pasando los dedos por su pelo oscuro mientras él arremolinaba su lengua una y otra vez alrededor del pequeño y rígido pico. Si bien lo que estaba haciendo se sentía maravilloso, también era suficiente para conducirla a la demencia y no estaba muy segura de sentirse aliviada o consternada cuando finalmente alzó la cabeza. Antes de poder decidirlo, él se inclinó nuevamente para tomar el otro pezón con su boca y prodigarle la misma atención, volviéndola loca otra vez.

Cuando finalmente terminó el festín con sus pechos, besó, de manera lenta y pausada, su vientre hasta llegar a su ombligo. Él hizo pequeños círculos perezosos alrededor de la hendidura con su lengua antes de sumergirla en su interior. Nunca antes tuvo a un hombre haciéndole eso, pero ante el estremecimiento de placer que la recorrió, ella decidió que podría haber descubierto toda una nueva zona erógena.

Sin embargo, Emma se olvidó completamente todo lo relacionado con su ombligo cuando Elliot fue descendiendo. Su respiración se aceleró mientras él se acercaba más y más a la unión de sus muslos. Algo le dijo que sabía exactamente cómo practicarle el sexo oral a una mujer. Y si su lengua se sentía la mitad de bien en su vagina como en sus senos, entonces ella iba a tener un orgasmo alucinante.

Tomando su culo con las manos, Elliot alzó los ojos para sostener la mirada por un largo instante, antes de inclinarse para pasar lentamente su lengua a lo largo de los resbaladizos pliegues de su vagina. Emma gimió, automáticamente echando un vistazo al monitor otra vez. Ver el cabello oscuro de Elliot enterrado en su vagina, foto tras foto, hizo que el acto del sexo oral fuera incluso más erótico y no podría haber quitado los ojos de la pantalla incluso si lo intentaba.

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