Luego de ser recatado de esa vieja bodeba, los chicos no dejaron se molestar a JungKook, seguro eso sería tema de burla por mucho tiempo. Pero eso, a JungKook le importaba. Él estaba fascinado con su nueva amiga. Aunque, se habían conocido por muy poco tiempo y de una manera muy extraña... ¿podría llamarla así? ¿Ella lo vería también como un nuevo amigo?
Sacó su teléfono del bolsillo y lo conectó para que este puediera cargarse. Luego entró a Kakao Talk. Ignorando los mensajes sin abrir de las conversaciones con sus hyungs, entró al chat mas reciente. Había un solo mensaje, enviado desde el número de Fate. Aunque no lo había enviado ella, exactamente. El chico rió levemente al recordar como había conseguido su número.
Dejó el teléfono en la mesita de noche y se preparó para dormir. El día siguiente sería una locura, pues debían volver a Corea.
»»--⍟--««
Fate estaba sola en su habitación, sentada sobre su cama mientras veía fijamente su teléfono.
Hace un par de días, había encontrado un número nuevo agregado en su lista de contactos con el nombre de "El chico lindo de Hawaii". Inmediatamente fue a buscarlo a Kakao. ¿Acaro era posible que realmente fuera JungKook? No, eso no tenía sentido.
Es por eso que ahora llevaba más media hora de esa manera, y todo porque aún no decidía si debía escribirle al raro chico de Hawaii.
—Un pequeño mensaje no hará daño... —dijo para si misma.
Con sus manos temblorosas, tomó el celular y escribió Hola, pero algo la detenía de presionar enviar.
Negó con su cabeza antes de borrarlo y dejar su teléfono de lado, cuando se escuchó un gran estruendo del otro lado de la pequeña casa. Del susto, Fate casi dejó caer el celular, apenas logrando sujetarlo segundos antes de que este tocara el suelo. Segundos después, la puerta de su habitación se abrió de golpe, dejando entrar a una de las locas con las que compartía esa pequeña pero acogedora casa.
—¡Aquí estás! —dijo Carla, una chica alta, delgada y con una melena rojiza —¿has visto el botiquín de primeros auxilios.
—Ah... ¿el botiquín? Tal vez en la repisa del baño —dijo intentando disimular su nerviosismo —¿alguna se lastimó?
—Hmm... buscaré allí —dijo ella —es sólo por si acaso. Marilyn puso a Ness a cortar las papas para le cena, y todas sabemos como eso va a terminar. En fin, iré a buscarlo.Dicho eso, se fue. Y Fate pudo respirar de nuevo, por suerte no sospechó que escondía algo. Desbloqué su teléfono una vez más.
—No, no, no, no, ¡no! —dijo para sí misma.
El mensaje que planeaba borrar se había enviado, y no había forma de eliminarlo. Debía pensar en algo rápido para arreglarlo.
—¡Agh-! ¡Por la gran -! —escuchó desde la cocina —¡todo por culpa de estas papas desgraciadas!
Síp, ese botiquín sería necesario.
Dejó el teléfono de lado y corrió a ver que había pasado. Primero se aseguraría de que nadie más saliera herido o muerta, luego resolvería el problema del mensaje.
"De todos modos, seguro ni siquiera responderá".
Después de resolver el asunto de las papas, de haber cenado, y de pasar tiempo con sus amigas; Fate regresó a su habitación con el estómago lleno y con mucho sueño.
Tomó su teléfono. La hora marcaba 11:33, y no tenía respuesta aun. Seguido, la chica quedó dormida.
Su teléfono vibró un par de veces. Eso fue lo que la despertó. La chica, aún con sueño, se sentó en su cama y, restregando su rostro, se quejaba mentalmente por no poder dormir más.