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Dayanne.

-Ya no quiero ser su novia-finalice la explicación hacía mamá, ya me había pasado a traer y en el camino en el auto me pidio que le explicará todo así que eso es lo que hice.

-No puedo meterme en tu vida por que ya estás grande Dayanne, pero entiende que con esa clase de personas es mejor no tener ningún contacto.

-Entiendo, ahora cuando llegue a casa me pondré algo para que no se mire la marca-conteste, después de irme me di cuenta que con la cachetada que me metió Alex no solamente me rompió el labio si no que también me dejó una pequeña marca roja en la parte del pómulo la cual dudo que se quite en unos días.

-Tengo algo que decirte antes que bajes del auto-hablo estacionando el auto frente a casa.

-¿Que pasa?

-Probablemente me vas a odiar por no decirte nada pero que sepas que no fue idea mía-explico con una sonrisa-, ve a casa.

Sin entender nada tome mí mochila y abrí la puerta del auto. Tome aire esperando que no sea ninguna mala noticia y camine hasta la puerta. Tome la perilla y la gire, al abrir la puerta juraría que mis ojos dieron un destello. Fer había vuelto.

No pude no correr a abrazarlo, creo que ambos nos extrañamos demás.

-Te extrañe mucho.

-Yo también Daye-me apretó más. Daye era el sobrenombre que el me había puesto cuando éramos niños y desde entonces me dice así.

-No me dijiste que volverías.

-Queria que fuera una sorpresa-sonrio separándonos-, espera, ¿Que tenés en el cachete?.

-Me pico un mosquito, en la escuela-menti, sabía que si Fer sabía que me pasó podría buscar a Alex hasta dejarlo en el hospital.

-Que raro, te dejo justo una línea.

-Los mosquitos de ahora vienen cada vez más raros.

-¿Estás ocultándome algo?

-¿Que?, No, ¿Cómo te podría ocultar algo a ti?, Digo, eres mí hermano, no tengo por qué ocultarte cosas, ¿Entiendes?, No te oculto nada-hable tan rápido que hasta dudo que yo misma me entendí.

-Day, ¿Que te paso?

-¿A mí?, Nada, a ti te pasa algo, sabes que, a ninguno nos pasa nada, mejor ve a tu pieza, seguro te sientes cansado por el largo viaje, vamos-la cabeza comenzó a dolerme causando un pequeño sumbido en mí oído, el golpe me afectó más de lo que creí.

-¿Day?

-Estoy bien, una simple migraña-conteste tomándome la cabeza, sentía que por un momento el mundo se me dio vuelta-, okay no es una simple migraña.

-Amor, ¿Estás bien?-escuche la voz de mamá acercarse a mí.

-Mamá, ¿Que le ocurre?

-A ver amor, ven, siéntate-mamá me tomo por los hombros y me sentó en el sillón.

-¿Alguien me puede decir que está ocurriendo?-pregunto mí hermano ya frustrado.

-Dayanne tuvo un problema hoy en el instituto, es lo único que tienes que saber.

-¿Te peleaste Dayanne?

-No, me caí que es diferente.

-O me dices la verdad o yo mismo la descubriré.

-Tuve un roce con mí ex novio, okay, ¿Ya estás feliz?-conteste sin pensar en lo que dije, Fer conocía a Alex, el mayor problema. Bastaron esas simples palabras para que Fer saliera de casa enfurecido.

[...]

Después de un largo rato sin noticias de Fer y que no nos contestará las llamadas a mí y a mamá la puerta de casa se abrió dejando ver a un Fernando más tranquilo.

Intenté acercarme pero el solo me dio una mirada apenada y subio las escaleras. No sé que esperar ya, sin decir más nada tome mí buzo y salí de casa, ahora tengo miedo de que le pudo haber echo Fer a Alex. ¿Por qué mí vida es así?.

Una vez fuera de casa decidí ir al parque cerca de casa, hace mucho no voy al parque me va a servir para despejarme un poco. La cabeza me dolía un poco pero no era la gran cosa. Al llegar al parque me senté en una banca a tomar aire, ya tenía mí buzo puesto así que mucho frío no sentía.

Pasaron unos minutos en los cuales mí vista se quedó clavada en el cielo que ya estaba comenzando a mostrar sus estrellas, una estrella fugaz apareció y no se si seguir creyendo en esto pero igualmente pedí un deseo.

Busque en mí cuello mí cadena, era el último recuerdo que tenía de papá y me encantaría que el estuviera aquí en estos momentos. Él podría ayudarme. La cadena no era una simple cadena, tenía un dije complementario que era de un trébol de cuatro hojas, papá tenía dos de las cuatro hojas y yo tengo las otras dos.

En un momento de estar reteniendo las lágrimas un perro se me acercó olfateando mis zapatos.

-Hola-salude acariciando su cabeza.

Era color negro y tenía unos ojos que enamorarían a cualquiera, se subió conmigo a la banca y comenzó a lamer algunas lagrimas que se me habían escapado. Los animales definitivamente conocen nuestros sentimientos.

El perro me di una última mirada y pronto comenzó a correr, busque la luna en alguna parte del cielo y gracias a esto supe que ya eran casi las 9 de la noche, me parece que será hora de volver a casa. Me levanté de mí asiento y emprendi rumbo de vuelta a casa.

Al estar por llegar a casa el perro volvío a aparecer, con la diferencia que está vez me acompaño, es un perro muy bonito. Llegué a la puerta de mí casa y me agache a despedirme de él, o ella.

-¡Tina!-se escucho que gritaron en la otra vereda. Levante mí vista y vi a Palacios en la otra vereda. El perro me dio una última lamida en la mano y se fue para la casa de Mateo, creo que es su perro y acabo de descubrir que se llama Tina, wow.

Una vez Tina se fue abrí la puerta de casa y entré, mamá no estaba en la sala así que supuse que ya estaba dormida por lo que entre a la cocina a preparar un té, me parece que lo necesito.




























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Pues Fer resultó ser más toxico que Alex, re que no

JAJAJAJJAJA

Voten😻😻

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