Capítulo 3: Nadando en el estanque

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Decidí caminar un poco y dejar descansar a Lehonard, lo veo tan pacífico y tan relajado

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Decidí caminar un poco y dejar descansar a Lehonard, lo veo tan pacífico y tan relajado.

Mientras que camino a un costado de las casitas, veo a un niño, tal vez sea el mismo que vi ayer. El se encuentra sentado en la ventana de su casa.

—¡Oye! También estás aquí. Me podrías decir ¿que es este lugar? —le pregunté al niño con una expresión de simpatía.

—Yo las llamo “Epi-Casas” —contestó Alex sin mostrar expresión alguna.

No puedo dejar de soltar una sonrisa, ¿acaso son épicas las casas? Eso pensé mientras continúo acercándome a él.

Tengo el viejo hábito de meter las manos en los bolsillos para confirmar que llevo encima. Con las manos en los bolsillo delanteros me ladeo para ver mejor el rostro de Alex, él tiene una mirada perdida al piso y se ve muy melancólico.

—Me podrías decir ¿porque las casas son épicas? —le pregunto a Alex con una sonrisa casi burlona, el nombre de las casas me pareció divertido.

—Creo que entendiste mal, las casas les digo “Epi-Casa” por ubicarse en el epicentro de la mente —contesta Alex sin levantar la cabeza.

Esa es una observación muy brillante y creativa para un niño. ya no estoy seguro de que sea un niño, pensé tras la respuesta de Alex

—¿Me gustaría saber cual es tu edad? ¿me la cuentas? —le pregunto a Alex Apoyando mi espalda en el muro de la casa.

—¿A qué te refieres? ¿la edad que tenía cuando entré aquí o los años que llevo en esta me? —me cuestiona Alex. El mueve los pies adelante y atrás balanceándose en la ventana.

—Seré más claro. Quiero que me digas tu fecha de nacimiento —le digo a Alex de mal modo. Me da mal rollo que un niño actúe así y ya me estaba cansando de conversar con el. Siento que hablar con él no me llevará a ningún lado.

—Yo recuerdo que nací el veinticuatro de abril de 1977 —dice Alex mirándome a los ojos.

Estaba impresionado, yo nací en el mismo año. No creo que el tenga veinte años, luce como un niño de Siete o Ocho años. La posibilidad de que no existe tiempo en este espacio se hacía más probable.

Descanso mi codo en la esquina de la ventana recuesto mi cabeza en la pared y una teoría pasa por mi cabeza, ¿Si una vez que entras en este espacio tienes una cierta edad, te quedas así? Lo cual significa que hay una probabilidad de que mi mente no envejezca, pensé buscando una respuesta.

—Eso no es correcto —afirmó Alex. El dejó de mirar el suelo y apoya su espalda en el borde derecho de la ventana.

—¿Como sabes lo que estaba pensando? —me torne más serio al preguntarle, estaba impresionado pero no quería demostrarle mis expresiones.

—No existen secretos cuando permanecemos en el mismo cuarto —responde Alex muy soberbio. Se veía algo extraño, pues no ves a los niños mostrar tales expresiones.

Fragmenta - En Búsqueda Del Recuerdo RotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora