Eran las cinco y media de la mañana y Noa se preparaba para su nuevo empleo, el cual le ocuparía todo el día... pues se iba a trabajar de interna a una mansión situada en las afueras de la ciudad.
Mientras se duchaba pensaba en como sería su jefa, si sería muy mandona, o una cruel bruja.
Cuando salió de la ducha, se vistió y peino, cogio su maleta y se dirigio hacia la estación de tren que la llevaría hacia su nuevo hogar, y su nuevo trabajo.
De camino, en el tren, pensaba sobre todo lo que dejaba atrás para sumergirse en aquelal mansión. Tampoco dejaba mucho, un ex novio celoso y maniático, y a un hermano mayor gruñón. Padres no tenía, desde que ella tenía cinco años, murieron en un accidente de tráfico y solo los recuerda por fotos. Su hermano la ha criado desde entonces. Y cuando cumplió los 24 decidió que ya era hora de dejar de vivir con su hermano y concentrarse en su vida. Estaba terminando la carrera de profesora de magisterio. Pero la dejó a medias para embaucarse en este trabajo, poder ahorrar dinero y costearse su propio hogar. En cuanto al ex novio celoso, pues además de ser celoso, también resulto ser un mujeriego, así que todo se le juntó un poquito y decidió dar un giro a su vida. Y allí estaba ella. De camino hacia su nueva vida.
Miró el reloj, las siete y media. El tren estaba a punto de llegar a la estación. Y Noa empezaba a ponerse algo nerviosa. ¿ Le caería bien a la señora de la casa? ¿Habría más familiares?
