1. La presentación.

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Bajé del tren y tomé un taxi. Mientras el taxista metía mis pertenencias en el maletero le indiqué la dirección a la que iba.

No tardamos ni diez minutos en llegar. Aparcó enfrente de una gran verja negra, ambos lados de la verja estaban llenos de árboles y plantas, que impedían ver lo que había dentro.

Pagué al taxista y me ayudo a bajar mis maletas del taxi. Se marchó y me quede ahí sola enfrente de esa puerta, por un momento me quedé inmovil, nerviosa. Pero mis pies se movieron hacia delante y sin darme cuenta mi mano estaba tocando el timbre que había a la izquierda de la verja.

Esperé unos segundos y enseguida sonó el zumbido de cuando te abren la puerta. La empujé y se abrió.

Caminé hacia dentro y vi lo hermoso que era ese lugar, tenía un jardín preciosos, lleno de flores, había rosas, tulipanes, margaritas... seguía caminando asombrada mientras arrastraba mi maleta y no me di cuenta de que tenía a alguien delante mía. Di un respingo y le saludé.

- Hola, buenos días. Soy Noa, la nueva chica interna.

- Buenos días señorita, acompáñeme. soy Eduardo, el mayordomo de los Señores Gutierrez.

- Encantada.- dije mientras seguía a aquel hombre.

Tendría unos 60 años, y tenía el pelo canoso. Me condujo hasta la puerta principal y cuando la abrió me dejó pasar.

- Espere unos minutos aquí. Voy a llamar a los Señores de la casa.

- Perfecto, aquí espero.- le dije nerviosa.

Desapareció por un largo pasillo, mientras yo memorizaba cada recoveco de aquella casa tan lujosa. En menos de treinta seguros aparecieron los Señores Gutierrez.

- Hola Buenos días. Mi nombre es Rafael y ésta es mi esposa Eva.- me dijo el hombre, de mediana edad, unos cincuenta y pocos. Con pelo rubio, dónde ya asomaban algunas canas.

- Encantada, yo soy Noa.- les dije sonriendo. La mujer tenía el pelo corto negro por los hombros y vestía camisa y pantalón de vestir. Todo de marca, por supuesto.

- Bueno Noa, voy a enseñarte cada rincón de la casa y a decirte tus tareas aquí. También te enseñaré tu habitación. Firmaremos el contrato y te diré el sueldo. Deja la maleta ahí. Eduardo ya la lleva a tu habitación.

. Muy bien. Gracias - la dije.

- Por aquí. Sigueme.

Asentí con la cabeza y la seguí por aquella inmensa casa. La primer parada fue la cocina.

Había dos cocineros. Uno de unos treinta años y otro de unos cincuenta. En cuanto entramosnos miraron.

- Esta es la cocina,-me dijo La señora Gutierrez.- ellos son Pablo.- dijo señalando al más joven,- y alfonso.- señalando al más mayor.

Nos saludamos brevemente y salí disparada detrás de ella que ya se encaminaba hacia otra habitación. Qué rápidez, pensé para mis adentros.

La siuiente habitación era el comedor dónde se encontraban desayunando tres chicos jóvenes y una niña de unos seis añitos o siete.

- Estos son mis hijos. Lucas, Daniel, Aitor, y la pequeña Valeria.

- Hola, encantada.- dije sonriendo a los cuatro hijos de la Señora Gutierrez.

Me respondieron con sonrisas. Los chicos tendrían entre veinte y veinticinco años. Dos de ellos morenos y otro más castaño. La pequeña de la casa era rubia.

Salimos del comedor y fuimos al salón, allí se encontraban unos señores mayores. Sentados en unos butacones, el hombre leyendo el periódico y la mujer cosiendo. A ambos lados de los butacones habian dos sillas de ruedas.

- Estos son mis padres. José y Mercedes.

Les saludé y ellos me devolvieron el saludo.

- Bueno ésta es mi familia. Ahora vamos a ir a la parte de atrás. En el piso de arriba ahora mismo están limpiando así que puedes ir más tarde y presentarte a las otras empleadas.

La seguí hasta la parte de atrás de la casa, dónde habia una magnífica piscina, limpísima y decorada con un gusto espectacular, con hamacas y flores por doquier.

A la izquierda del jardín se encontraba la cuadra, dónde se veía a un chico con sombrero.

Nos acercamos a él.

- Este es Fermín. Nos cuida los caballos y hace el mantenimiento de la cuadra.

Nos saludamos y en seguida salí detras de aquella mujer que parecía tener mucha prisa por enseñarme todo.

Cerca de unas rosas rojas había otro hombre.

También nos acercamos a él y me lo presentó.

- El es Jaime, el jardinero. Cuida todas y cada una de nuestras plantas y flores. Dijo la mujer sonriendo por primera vez, en todo nuestro encuentro.

Volvimos a caminar, está vez hacia una mini-casa que estaba al fondo de su jardín. Casi escondida por árboles y matorrales.

- Aquí es donde vas a vivir cuando no estés trabajando.

Abrió la puerta con una llave. La casita consistía en un salón grande para todos, que disponía de televisor, dos ordenadores y una cadena musical, también había dos sofás y una mesa grande al fondo. Una cocina amplia, con todos los electrodomésticos necesarios. Tres cuartos de baño, la mujer explicó que le hubiera gustado poner un baño en cada habitación individual, pero que le había sido imposible pues no tenía el espacio deseado. La casita contaba con ocho habitaciones. Una por cada trabajador. Entramos en la mía.

Era luminosa, con una cama individual pegada a la pared, debajo de la ventana un escritorio, y al lado del escritorio una estantería. Enfrente de la cama el armario, en una de las paredes colgaba un pequeño televisor.

- Bien, sientete querida, voy a explicarte en que consistirá tu trabajo y el tema de horarios, dias libres, sueldo...

Me senté en la silla del escritorio y ella sacó un folio y el contrato.

- En este folio te voy a escribir el horario. Trabajarás lunes, martes, miércoles, jueves y viernes con este horario: Por la mañana de ocho a dos. Luego podrás regresar a tu cuarto y estar ahi o incluso dar una vuelta, pero siempre por aqui, por la casa, o por el jardín por si te necesito. Y después a las nueve de la noche otra vez trabajarás hasta las once. Ése será el horario de lunes a viernes. Luego los sábados serán rotativos, uno de mañana sólo y otro de tarde. El domingo lo tienes libre. el contrato que te voy ha hacer es indefinido. tu sueldo será de 990 euros. La comida incluida. Pero sólo la comida la cena el desayuno y la merienda. Si luego quieres cosas para picar puedes comprarlas tú y dejarlas en la nevera de aqui. Tú trabajo consistirá en levantar a los chicos a las ocho, estar con ellos en el desayuno, sobre todo con la pequeña, y asegurarte de que se lo come todo, después recoger platos y llevarlos a la cocina. allí ya los friegan. Preparar a mi hija para el colegio y acompañarla hasta la puerta donde el chófer la llevará al colegio. Después duchar a mis padres, que como has visto tiene movilidad reducida, llevarlos a desayunar y sacarlos a pasear por el jardín y el resto de la mañana ayudar a las chicas a limpiar la casa, hasta la una que llega mi niña del colegio, darla de comer y llevarla ha hacer los deberes a su cuarto. Luego y apuedes marcharte a las dos. cuando regreses a las nueve, bañar a la pequeña, y llevarla a tomar la cena a las nueve y media, a las diez llevarla a su cuarto y estar con ella hasta que se duerma, que será sobre las once y después te podrás marchar ya. ¡Has entendido todo?

- Si, si.- dije algo aturdida por la velocidad con la que hablaba aquella mujer.

- Bien, aqui tienes el contrato, para que lo firmes. si tienes alguna duda, me preguntas.

Firemé el contrato y se lo entregué.

- Muy bien. Hoy toma el día libre para que puedas organizar tu cuarto y conocer bien la casa, mañana ya empiezas a las ocho.

- Gracias.- dije abrumada.

En ese momento en que la señora salía del cuarto, entraba Eduardo con mi maleta.

Me despedí de ellos y cerré la puerta.

Muerta de cansancio me tiré en la cama y suspiré. Estuve así cinco minutos y después me levante a organizar mi nueva habitación.

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⏰ Última actualización: Nov 14, 2012 ⏰

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