Viviendo con un grupo LGBT

Bárbara

La hermosa trigueña, cuelga el dibujo de Harry sobre ella, en la pared. Aquel dibujo era una obra de arte y ella era el. Nunca se imaginó que alguien gastaría su energía en ella de esa manera. Era un bosquejo limpio y sin imperfecciones, como ella.

Después de admirar su retrato, sale de su cuarto llena de energía y empieza a molestar a todos.

-¡Buenos días!. Travis, Lily, Gabi y... ¿Y Harry?.

-Durmiedo.-dice el mayor, que está cocinando su desayuno.

-¿Qué haces?.-se asoma por su hombro, agarrándose de ambos.

-Mi desayuno. No me agarres, por favor, me puedo quemar.

-Okey.-se suelta de Travis y corre a donde Gabriel.

-Gabi. ¿Qué haces, muñeco?.-dice esta cubriendo la vista del pequeño.

-Veo la tele con Lily...-el pelirrojo se ladea para poder ver.

-¿Y tú, Lily?.-le hace lo mismo que a Gabi.

-Quítate del medio.-amenaza a la menor con su cortaúñas.

Bárbara protege sus uñas y se sienta en el otro sofá.

Esto es normal a las siete de la mañana en esta casa. Pero Harry, que es nuevo en eso, se despierta algo molesto.

-¿Y esos gritos?. Me asustaron de repente.-bosteza.

La trigueña salta del sofá y se lanza sobre el dormilón.

-¡Harry, buenos días!. Gracias por el dibujo de ayer. Y por la clase.-le da un beso y el del medio se sonroja.

-Sí, gracias.

-Ya me voy.-dice Travis después de empacar su desayuno.-Como vea la casa patas arriba, van a ver.-y así se va.

-¿En qué trabaja Travis?.

-En...-dice Lily.

-Ah. Ya veo.

-Vente, siéntate conmigo.-dice Bárbara arrastrando a Harry al sofá.

El chico, nervioso, se sienta en el sofá. Y la chica se acuesta en las piernas del chico y ve la televisión.

-No debiste dejarla hacer eso.-dice Gabi.

-¿Por qué?.-pregunta el pelinegro.

-Cuando Bárbara se queda cómoda en un sitio, nada la puede sacar de ahí.

Harry, preocupado, mira a Bárbara y se encontró con algo que no quería ver: su malvada sonrisa.

-Es como un gato. Si te atreves a moverla, se va a enojar.-dijo el pelirrojo sintiendo lástima por el nuevo.

-¿Bárbara?.-traga saliva.

-¿Sí?.-pregunta cantarina.

-¿Te puedes quitar de encima?.

-Sí.-cruza sus piernas.-Pero no quiero.