No sé cuánto tiempo ni en qué momento me dormí, me despierto sobresaltada al escuchar la voz del piloto pidiendo que nos abrochemos el cinturón porque ha llegado el momento de aterrizar, hago adormilada la labor de abrocharme el cinturón y recargo mi frente en la ventana.―Estás en mi asiento. ―dice calmadamente una voz masculina a mi lado.
―Tú estas en el mío así que ya estamos a mano. ―digo sin despegar la vista de la ventana.
―Pues… pudiste haberme pedido que me moviera.
―¿En qué momento? ¿Mientras babeabas o mientras roncabas como escape descompuesto?
―¡Yo no ronco! ―dice con voz baja.
―Claro que sí. Era imposible pensar con esos ruidos, hasta creí que te habías comido algún animal salvaje que todavía estaba vivo y gruñía por un poco de ayuda.
―¿Dónde te cabe tanta insolencia?
―Donde a ti te cabe tanto ruido.
Me giro para encarar a mi vecino de asiento, él aguanta una sonrisa y niega con la cabeza.
―¿Siempre eres así de amable con todos los extraños?
―Normalmente no. Pero tú empezaste así que no es mi culpa.
Nos quedamos en silencio por un momento y luego vuelve a hablar.
―¿Tienes nombre? ―cuestiona.
―Sí, como todo ser humano. ―respondo obvia.
―También eres graciosa. ―señala―. ¿Me lo dirás?
―Dharani.
―Y dime Dharani, ¿qué hace una chica tan linda con un cabello tan horrible?
Mis ojos se abren tanto que nuevamente siento que se saldrán de su lugar.
―Mala decisión de estilista. ―me limito a decir.
―Dejando de lado tu mala decisión de estilista, no te ves tan mal. Sonrío sin mirarlo.
El avión aterriza y de a uno vamos saliendo del avión. Ya no vuelvo a cruzar palabra con el extraño y una vez que bajamos del avión lo pierdo de vista por completo. Ni su nombre me dijo. A la hora de recoger mi equipaje, me encuentro con la chica arcoiris. Toma su maleta y se despide de mi con la mano, tomo mi maleta también y camino a la salida, pido un taxi y le doy la dirección de un hotel que previamente busqué antes de abordar el avión. Mientras nos dirigimos al hotel miro por la ventana del taxi, la ciudad es bonita, hay mucho para ver. Me propongo venir a ciertos lugares que acabo de observar y me relajo un poco antes de llegar. Al estacionarse frente al hotel, le pago el viaje y entro por las grandes puertas de cristal, las pintas que traigo son dignas de dar vergüenza.
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Más allá de lo que ves.
FantasyDharani creció con un rango de normalidad adecuada para cualquier humano promedio, con una diversa familia, hermanos, deberes, reglas que cumplir y demás. Todo lo que ella conoció desde pequeña hasta el día de hoy, se ve ligeramente opacado por un s...