Harry entró a detención viendo el lugar casi vacío, excepto por aquella hada que siempre estaba en una esquina cerca de la ventana viendo el paisaje e ignorando completamente el sermón que la vieja le daba. Ella estaba tan absorta en sus pensamientos que nunca lo había notado.
Pero desde el día en que el casi la aplasta pensando que era un bicho, empezó a notarla y aquella hada le salía hasta en la sopa.
Como si ella hubiese sentido su mirada giró su rostro y los ojos verdes en ese momentos miraron los de el. Le sonrió y camino a la silla a su lado.
— Apesta a bacalao. — dijo irritada de ver al pirata ahí.
— Escucho un tintineo molesto.
— ¡A callar! — interrumpió el hada madrina. Arlyney dejó escapar una risilla y la señora un suspiro.
Harry Hook y Arlyney Bell eran lo peor de lo peor, ella un hada de nunca jamás con ganas de llegar y cambiar todo y el simplemente un pirata que no tenía interés de acoplarse a las reglas.
-.-.-.-.-
—¡Estaba ahi! Con esa sonrisa estupida y esa mirada de capitán, ¡ugh!
Evie suspiró y Mal tenía una ceja alzada, a ambas chicas les causaba gracia ver a Arlyney tan descolocado por algo tan tanto como una sonrisa de Harry.
— Solo mantente alejada de los piratas. — agregó Carlos acariciando la panza de Chico.
— Harry me da ricas galletas. Y el de cuello enorme también— dijo el can con emoción, todos rieron.
La rubia se despidió de sus amigos y fue al árbol del polvillo. Lo miró, amaba aquel árbol y amaba aún más el que estaba en nunca jamás. Suspiró cansada, no importaba cuantas veces le rogara y pataleara a su madre, ella quería estar en el aburrida y extraño Auradon alegando que ese era el mejor lugar para ella.
Así no era como Arlyney lo veía.
— Deja de llorar, Mariposa.
—Maldicion. — Murmuró aquella princesa hada al voltear y ver al hijo de garfio nuevamente ahí. Harry sonrió
— No sabía que las princesas maldecían. — se burló el pirata acercándose a la rubia. Vio a la chica que esta vez tenía su largo cabello suelto, Harry como la última vez quito un mechón de su cabello de la cara.
— La princesa te golpeará las nueces hasta romperlas si sigues invadiendo su espacio. — siseo sin despegar su mirada de los ojos azules del pirata.
Harry sonrió— Tienes agallas pequeña hada.
— Eso debo decirlo yo, Pirata de pacotilla.
Arlyney frunció el ceño mientras miraba los ojos del pirata, contrario a lo que ella decía Harry no apestaba a bacalao, su aroma era una combinación de césped y lluvia en verano.
El verano era su estación favorita.
El pirata volvió a reír y Arlyney se felicitó por no inmutarse.
— Eres un encanto — susurro Harry.
— Cariño, yo soy perfecta. — El hada sonrió y Harry se mordió el labio.
— Eres apetecible.
— Soy deliciosa, querido Niño.
Ambos sonrieron a la vez como si estuviesen conectados de alguna forma, ahora Harry sentía más curiosidad por la chica que tintineaba al caminar y brillaba al moverse.
— ¿Harry?
Una voz llamando al pirata interrumpió la cercanía de ambos.
— Audrey. — dijeron ambos al unísono. La castaña borró su sonrisa cuando vio a la rubia.
— ¡Oh! No sabía que tenías compañía.
— No soy su compañía. — dijo de forma rápida Arlyney.
— ¿Nos vamos, princesa? — cuestionó el pirata sintiendo la tensión entre ambas mujeres, hizo lo más prudente para por fin salir de ese incómodo momento,
— Si. Adiós Bell. — dijo Audrey y la rubio solo movió su mano en señal de despedida.
— Idis Bill — repitió en una mueca. — Tonta princesa de remplazo. — Murmuró molesta y regresó su vista al árbol del polvillo.
Por fin estaba sola, le gustaba estar sola junto al árbol del polvillo ya que se sentía en casa, en su hogar al que solo volvería cuando tuviese suficiente poder cuando pudiese volar a aquella hermosa y brillante Estrella.
A penas tenía un par de meses en Auradon y ya quería irse y no volver. Suspiró. El árbol era hermoso.
— Hola...
Arlyney suspiró al escuchar aquella voz, deseando que solo fuera una mala jugada del viento. Se giró para comprobar si su deseo se había hecho realidad, pero no.
Su deseo no se había hecho realidad.
El Rey Benjamin estaba ahí.
— Majestad. — Murmuró Arlyney con molestia.
— Lamento molestar.
— Descuida. Te dejo. — dijo ella pasando a su lado para retirarse.
— Espera. — pidió el castaño— Quería saber si... ¿Quieres ir al baile de medio año?
— ¿No eres el prometido de mal?
— Si, pero como eres nueva y has tenido problemas para adaptarte me gustaría ayudar.
Arlyney sonrió y movió levemente su cabeza haciendo que aquel dulce tintineo se hiciera presente.
— Majestad, yo no tengo "problemas para encajar" simplemente no me gustan las dictaduras disfrazadas, no encajo porque no tengo ningún interés en hacer tal cosa.
— Pero...
— Pero nada, Benjamín. Tienes buenas intenciones, pero no lo suficiente.
Y sin dejar que el monarca respondiera Arlyney dejó salir sus alas y se marchó dejándolo ahí en silencio frente al árbol del polvillo.
Instagram: _Deyanirap Twitter: _Deyanirap
Aquí el código de mis podcast
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
