《El Altar》

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Ya estaba aquí, el gran día había llegado a las vidas de nuestros queridos amigos. Y como es más que evidente y se esperaba estos dos estaban hechos puros nervios.

Rubén Doblas: Esta nervioso, tiene miedo de que Vegetta diga que no y se arrepienta en el último momento; de verdad ama a Vegetta y tiene miedo de que salga un no de su boca y que este le rechace. La inseguridad lo está consumiendo. No estamos gucci.

Samuel De Luque: Esta hecho un manojo de nervios, igual de imbecil que su futuro marido, tiene miedo de que este diga que no y se arrepienta en el último momento, por que de verdad quiere pasar el resto de su vida junto a Rubius. La simetría le importa un carajo ahora mismo.

—Intenta no sudar como un cerdo con este traje puesto— Dando los últimos retoques, Alexby no podía no regañar a Vegetta.

—Lo dices como si fuera tan fácil hacerlo. ¡Ay! Ten más cuidado hombre— Que te claven un alfiler no es divertido eso lo sabemos todos, pero esta vez a sido culpa tuya Vege.

—Pues no te muevas, te lo he dicho varias veces, no puedo terminar de retocar el traje si te mueves todo el maldito rato— Alexby es como una abuela cosiendo cosas, si te mueves, te pincha.

Para ser justos en esta situación Alex tenía la razón, ya le había advertido que no se moviera que podía pincharle sin querer, pero el que portaba el traje lila hizo caso omiso de las advertencias de su amigo llevándose varios pinchazos por parte del alfiler que el más bajo poseía en su mano.

—Bueno, ya está. Cámbiate si eso que tengo que ir a retocar el traje del otro palurdo— Dijo con voz burlona mientras reía un poco. —Me largo adiós— Y salió de aquella isla flotante que pertenecía al de ojos morados.

Por otro lado en una casa de madera cercana al río un castaño estaba en la misma situación que el de orbes morados, solo que este no se movía tanto como el del traje lila.

—Rubius macho, estás muy tenso. ¡Relajate hombre!— Alex, en un intento de que su amigo se relajara, podía jurar como escuchaba que el corazón del de orbes avellanas se escuchaba desde donde estaba el.

—No puedo tío. Estoy muy nervioso. ¿Y si me dice que no?— Y ahí estaba de nuevo esa maldita inseguridad, el castaño la odiaba, había intentado echarla de muchas maneras pero siempre volvía.

—Rubén, ¿Eres gilipollas?—

—Alejando, ¿Eres un enano?—

—Tomare eso como un sí, si eres gilipollas—

—Alex...—

—Alex nada Rubius, si estáis en esta situación es porque ambos os amáis y queréis estar juntos el resto de vuestras vidas, ¿O me equivoco? No te va a dar un no por respuesta. No le digas a Vege que te lo he dicho, pero el está también nervioso pensando las mismas estupideces que tú. Ay a ver si va a decir que no...Ay Rubius...Ay y si esto pasa...Y si lo otro...— Intentó imitar el tono de su amigo, causando la risa en del de esmoquin beige haciendo que se relajará.

—¿Enserio?— Alucinaba un poco con eso, pero lo único que eso ocasionaba era una inmensa felicidad. Estaba preocupado por si el le decía que no, pero el morado también tenía las mismas preocupaciones.

—Si, pero no le digas que te lo he dicho o me mata— Recalcó el fan de Star Wars. —Ya está terminado, no lo ensucies o sudes con el...o peor, lo rompas. ¿Sabes qué? Mejor quitártelo y ponte ropa normal no quiero que mi obra maestra se arruine antes de tiempo— Si Ruben rompía ese traje, con lo que le costó hacerlo, lo mataría el mismo con sus propias manos.

—No te preocupes no le va a pasar nada al traje ¡Tranqui hombre yo controlo!— Un Rubius bastante confiado habló. Pero amigos míos, tentar a la suerte nunca es bueno, y más si estás en Karmaland y eres algo desgraciado como nuestro querido y menso Rubén.

Rubegetta Week [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora