El viaje a casa fue corto y ninguno de ellos dijo nada en todo el trayecto, cada uno iba perdido en sus propios pensamientos pero a la vez expectantes a lo que el otro pudiera decir o hacer, ambos eran conscientes de que su relación estaba pendiente de un hilo y cualquier cosa que hicieran podría inclinar la balanza en cualquier dirección, así que permanecían a la espera de que el otro diera el primer paso.
Stevens aparco delante de la puerta del garaje y fue ayudar a Kare a salir, juntos caminaron a la casa.
- Por que no te das una ducha mientras yo recojo esto un poco - propuso Stevens nada más cerrar la puerta tras él.
- Esta bien - acepto Kare tras unos segundos de vacilación, miro a su alrededor y comprobó que todo estaba según él había comentado en la clínica.
Al entrar a su dormitorio lo primero que vio fue la almohada en el centro de la cama, fue hacia ella y apartándola recogió el marco que había estado salvaguardando. No era nada especial, una madera tosca, oscura por las muchas capas de barniz que se le habían aplicado a lo largo de los años, tallada a mano por su bisabuelo fue el regalo de boda que su abuela le dio, pero para ella si que tenia un gran valor sentimental, ese marco había estado en la familia durante cuatro generaciones; fue un honor que su abuela la eligiera a ella como siguiente propietaria de él.
Lo había colocado en el mueble de la entrada presidiendo la habitación, nadie que hubiera estado allí le hubiera podido pasar desapercibido, dentro una foto de una pareja de recién casados besándose, paso un dedo sobre ella acariciándola suavemente, nadie había reconocido a Stevens y a ella en el día de su boda, él con un elegante traje de chaqueta gris oscuro y ella con un vestido de novia blanco roto ceñido hasta la cadera para dejar paso a una falda de vuelo con una enorme cola.
- Supongo que abra más - afirmo Stevens detrás de ella, refiriéndose a la foto, había permanecido en silencio observándola, con el corazón hinchado de ternura, al verla acariciar con tanto cariño la fotografía.
- Muchas - respondió Kare sorprendida, no le había oído entrar, se volvió hacia él despacio - ¿Te gustaría verlas? - pregunto, le vio asentir con la cabeza y fue hacia el armario de cuatro puertas que presidía la habitación desde su rincón, lo abrió y extrajo una gran bolsa llena de álbumes de fotos.
Stevens se acerco y la ayudo con la bolsa, pesaba demasiado y no estaba seguro de que pudiera hacer ese tipo de esfuerzos aun.
- Las veré después - le indico inclinándose sobre ella y besando suavemente su mejilla en un gesto cariñoso - ve a la ducha - la dijo mientras se dirigía de nuevo al salón donde deposito la bolsa sobre el sofá naranja de tres plazas colocado delante de la chimenea.
Kare le miro desaparecer por la puerta, aun atontada por su beso, se toco la mejilla donde antes la había besado y fue hacia la puerta del cuarto de baño adyacente a su habitación.
No era una casa grande, aunque para ella sola podía parecerlo.
Stevens se paro en el centro del salón y miro a su alrededor, le gustaba esa casa podía sentir el calor de un hogar en ella, nunca había estado allí hasta el día anterior cuando en diversas ocasiones fue buscándola, pero en el día de ayer no había tenido tiempo para admirarla, ahora veía un salón decorado con tonos limón, una gran estantería de libros decoraba la pared principal de la estancia, una mesa redonda con seis sillas en uno de los laterales hacia las veces de comedor, el gran sofá delante de la chimenea le daba un toque de armonía, podía imaginársela en las largas noches de invierno allí acurrucada delante del fuego y leyendo un libro, la gran televisión y el home cinema que había a la derecha de la chimenea le indicaba que le gustaban otras cosas además de leer.
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Volviendo a casa
RomanceEl pueblo de Bleming es bombardeado, dejando a sus habitantes sumidos en el caos. Sin ningún tipo de contacto con el exterior retroceden del siglo XXI al siglo XVIII, al que deberán adaptarse si quieren sobrevivir. Stevens regresa a casa en busca de...