Cuando vuelvo a mi cuarto, Lawrence está sentado en mi cama como la persona desagradable que es. Empiezo a imaginarme a mí misma cogiendo la lámpara y estampándosela en la cabeza, pero no tengo energías para pelearme con él.
—No voy a disculparme —me dice cuando paso por delante de él en dirección a la cama de Halsey.
No pienso sentarme en mi cama mientras él esté en ella.—Ya lo sé —respondo, y me tumbo.
No pienso ceder ante sus provocaciones y no espero que se disculpe. Ya lo voy conociendo. Aunque, vistos los últimos acontecimientos, creo que no lo conozco en absoluto. Anoche pensé que sólo era un chico enfadado porque su padre lo había abandonado, y que se aferraba a ese dolor usando la única emoción que conocía para mantener a la gente alejada. Pero esta mañana he visto que en realidad es una persona horrible y detestable. Lawrence no tiene un ápice de bondad. Si en algún momento pensé que sí, fue sólo porque él me engañó para que lo pensara.
—Tenía que saberlo —dice.
Me muerdo el labio para intentar contener las lágrimas. Permanezco callada hasta que oigo que Lawrence se levanta y se aproxima.
—Vete —le ruego, pero cuando levanto la vista, él está de pie frente a mí. Cuando se sienta en la cama, me levanto.
—Tenía que saberlo —repite, y me hierve la sangre de rabia. Sé que sólo quiere provocarme.
—¿Por qué, Lawrence? ¿Por qué tenía que saberlo? ¿Qué tiene de positivo hacerle daño? A ti no te afectaba lo más mínimo que él no lo supiera. Podrías haber pasado el día tranquilamente sin decírselo. No tenías ningún derecho a hacerle eso, ni a él ni a mí. —Siento que las lágrimas amenazan con aparecer de nuevo, pero esta vez no puedo detenerlas.
—Yo querría saberlo si fuera él —dice en tono frío.
—Pero tú no eres él, y nunca lo serás. He sido una estúpida por pensar que podrías llegar a ser algo parecido. Además, ¿desde cuándo te importa hacer lo correcto?
—No te atrevas a compararme con él —salta.
Detesto cuando decide responder sólo a una de mis frases, y que tergiverse mis palabras para provocarse a sí mismo. Se levanta y avanza hacia mí, pero yo retrocedo hacia el otro lado de la cama.
—No hay comparación. ¿Es que no lo entiendes? Tú eres un capullo cruel y desagradable que sólo piensa en sí mismo, y él... él me quiere. Él está dispuesto a intentar perdonarme por mis errores. —Lo miro a los ojos—. Mis horribles errores —añado.
Lawrence da un paso atrás como si lo hubiese empujado.
—¿Perdonarte?
—Sí, me perdonará esto. Sé que lo hará, porque me quiere. Así que tu patético plan de hacer que rompa conmigo para poder reírte a gusto no ha funcionado. Y ahora sal de mi cuarto.
—Eso no era... Yo... —empieza.
Pero lo interrumpo. Ya he malgastado bastante el tiempo con él.
—¡Largo! —chillo—. Sé que probablemente ya estarás planeando tu próximo movimiento contra mí, pero ¿sabes qué, Lawrence? Ya no va a funcionar. ¡Y ahora lárgate de mi puta habitación! —Me sorprendo de mis propias palabras, pero no me siento mal por usarlas contra él.
—Eso no es lo que estoy haciendo, Camz. Pensaba que después de lo de anoche... No sé, creía que tú y yo... —Parece que no le salen las palabras, cosa extraña en él.
Una parte de mí, una enorme parte de mí, se muere por saber lo que va a decirme, pero así es como acabé metiéndome en este lío en primer lugar. Utiliza mi curiosidad en mi contra, como si todo fuera un juego para él. Me seco los ojos con furia y me alegro de no haberme maquillado ayer.