Halsey entra en la habitación y me abraza inmediatamente. Es curioso cómo susfrágiles brazos pueden resultar tan reconfortantes.
— Gracias por sacarlo de aquí —sollozo, y ella me abraza con más fuerza.Ahora estoy llorando con ganas, y no creo que vaya a parar en un buen rato.
— Lawrence es amigo mío, pero tú también lo eres, y no quiero que te haga daño —explica—. Lo siento mucho, todo esto es culpa mía. Sabía que debería haberle dado mi llave a Justin, y no debería haber dejado que se acercara a ti todo eltiempo. A veces puede ser un auténtico gilipollas.
—No, no es culpa tuya en absoluto. Lo siento, no quería entrometerme envuestra amistad.
—No seas tonta —dice.
Cuando me aparto, veo que me mira con preocupación. Agradezco que estéaquí, más de lo que pueda imaginar. Me siento completamente sola: Matthew se va atomar un tiempo para decidir si rompe conmigo o no, Lawrence es un capullo, a mi madre le daría algo si le contara esto, y Niall se sentiría muy decepcionadoconmigo si supiera la verdad de mi situación con Lawrence.
No puedo contar connadie más que con esta chica tatuada con el pelo de fuego que jamás creí quellegaría a ser mi amiga. Pero me alegro mucho de que lo sea.
—¿Quieres hablar de ello? —me pregunta.
La verdad es que sí. Necesito desahogarme. Se lo cuento todo, desde la primera vez que besé a Lawrence, lo del día en el arroyo, el orgasmo que le provoqué y cómo dijo mi nombre en sueños, hasta la manera en que ha acabadocon todo el respeto que pudiera sentir por él al obligarme a contarle lo nuestro Matthew. Su rostro pasa de la preocupación a la sorpresa y de la sorpresa a latristeza durante mi historia. Para cuando termino mi relato, tengo la blusa empapada de lágrimas y ella me sostiene la mano.
— Vaya, no tenía ni idea de que habían pasado tantas cosas. Deberías habérmelo contado después de la primera vez. Me imaginé que ocurría algo la tarde que íbamos a ir al cine y apareció Lawrence. Acababa de hablar con él por teléfono, y de repente se presentó aquí, así que supuse que había venido para verte. Mira, Lawrence es un buen tío, a veces. Quiero decir, en el fondo lo que le pasa es que no sabe cómo tratar a alguien como a ti, bueno..., como a lamayoría de las chicas les gusta que las traten. Si yo estuviera en tu lugar,intentaría arreglar las cosas con Matthew, porque Lawrence no es capaz de mantener una relación seria con nadie —dice, y me aprieta la mano.
Sé que todo eso es verdad, y que tiene razón. Pero entonces ¿por qué meduele tanto?.
El lunes por la mañana, Niall está apoyado contra la pared de ladrillo de lacafetería, esperándome.
Lo saludo al verlo, pero entonces me doy cuenta de quetiene el ojo derecho morado. Cuando me acerco, veo que tiene otra magulladuraen la mejilla.
—¡¿Qué te ha pasado en el ojo?! —exclamo corriendo hacia él.
Entonces caigo en la cuenta, alarmada.
—¡Niall! ¿Esto te lo ha hecho Lawrence? —digo con voz temblorosa.
—Sí... —admite, y me quedo horrorizada.
— ¿Por qué? ¿Qué ha pasado? —Quiero matar a Lawrence por hacerle daño aeste chico.
— Salió hecho una furia de casa después de que te fueras, pero una hora más tarde volvió. Estaba muy borracho. Empezó a buscar más cosas que destrozar, demodo que lo detuve. Bueno, nos peleamos. En realidad no fue para tanto. Creo que los dos descargamos la rabia que sentimos. Él también se llevó lo suyo — alardea.
No sé qué decir. Me sorprende la ligereza con la que Niall habla sobre su pelea con Lawrence.
— ¿Seguro que estás bien? ¿Puedo hacer algo? —le pregunto.