Cap. 7 Desventaja #7"Análisis clínicos"

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Después de toda una semana de exámenes finales, por fin, el día de ayer las clases habían culminado y todos eran libres, dormir hasta las quinientas, tener más tiempo para leer, o simplemente hacer nada. Hoy era sábado y tenía planeado dormir hasta medio día, o me despertaría a comer un poco, tomar mis pastillas y volvería a la cama. El día perfecto para una adolescente de dieciséis años cansada de los estudios y demás.
6:30 Am.

-Mi amor, levánte.- Susurraba mi madre delicadamente en mi oído. Ella nunca me despierta así, algo quiere.

-¿Para qué? Es sábado.- Me quejé con mi voz somnolienta y me moví entre las sábanas tapándome mi cabeza lo más que podía.

-Lo sé, muñeca, pero tú recuerdas nuestro trato. Dijiste que el primer sábado que estés de vacaciones te íbamos a hacer tu chequeo.

-¿Qué chequeo? - Pregunté sin abrir los ojos.

-¿Cómo que qué chequeo? El que te tienes que hacer cada tres meses para ver cómo se ha comportado tu azúcar. Vamos, será sólo un rato, luego volverás a tu camita.- Dijo dulcemente.

-Lo había olvidado, mamá, ¿no puede ser después de que tome desayuno?

-Tú misma sabes que no, esto tiene que ser en ayuno.

-Está bien, ahora me alisto.

-Genial, te espero abajo, cuando estés lista.

Este chequeo médico si era importante, no podía saltarlo para otro día. Les contaré un poco sobre el, en realidad lo que harán es sacarme sangre, ese examen se llama "Hemoglobina Glicosilada" es para saber cómo se ha estado comportando mi azúcar, si es que ha estado bien, me voy, sino, tendrán que hacerme otro más, pero rogaré que no sea de sangre, odio los pinchazos. Pero sé que me irá bien y como sé que no tardaré mucho, nada más me cambiaré el suéter grande que tengo por una polera azul marino que tiene el número "94" en la parte trasera, me quedé con mi buzo azul deportivo, me lavé la cara, cogí mi móvil con sus audífonos y fui a avisarle a mi mamá que estaba lista.

-Mamá... No quiero, tengo miedo.- dije con miedo, como si fuese una niña pequeña.

-Todo saldrá bien, no te preocupes. - Respondió estacionando nuestro auto.

Nos encontrábamos en la sala de espera, sólo habían dos personas para que sea mi turno; una señora de más o menos unos cincuenta años y otro chico que aparentaba unos quince, al verlo me empecé a sentir nerviosa y avergonzada. Se veía todo tranquilo y despreocupado, en cambio yo, una chica mayor, hecha todo un manojo de nervios agarrada de la mano de su mamá estaba a punto de correr para librarme de esto.

-Mauricio Serrate. -llamó la enfermera, la mujer antes de él, ya se había ido.

El muchacho entró sin miedo al cubículo. No se escuchaba nada más que la voz de la enfermera diciéndole que haga puño y otras indicaciones, esperaba escuchar algún grito de el chico, pero nada, no se escuchó nada. Después de dos minutos, Mauricio salió igual que como entró, ya iban a anunciar mi nombre, me sentía como si estuviese en La Cosecha, ya saben, Los juegos del hambre, en fin. Cada segundo que pasaba me estaba matando.

-Isabella Stewart, pasa cariño. - llamó la enfermera.

Me armé de valor y me levanté, quería entrar con mi mamá ¿por qué no entra conmigo?

-¿Y mi mamá?

-Isabella, ya estás algo grande para que entre tu mamá ¿no lo crees? - Respondió dulcemente la enfermera.

-¡No me importa, quiero a mi mamis conmigo! - Grité y me crucé de brazos.

-Está bien, está bien. Señora Stewart ¿puede pasar?- Mi madre, toda alterada, entró al gabinete.

-¡¿Qué le pasó a mi niñita?! ¿Le hicieron algo? ¡Les juro que si fue así, les parto la madre! - gritó.

-No, señora, es que Isabella está algo asustada y pidió que la llamáramos, no pasa nada.

-Ah, bueno, disculpe por el pequeño escándalo, es que a Isabella no les gustan los pinchazos.

-Mamá, ven, quiero tu mano.-Supliqué aterrada, de verdad odio esto.

La enfermera rodeó y apretó con una liga mi brazo hasta encontrar alguna vena, hice puño con aquella mano y con la otra agarraba a mi mamá. Sentí como la aguja entraba en mi brazo, me dolía y mucho, mantenía mis ojos cerrados y apretaba más fuerte a mi madre.

-¿Qué pasó? ¿Por qué no sale sangre? Señorita, respóndame.- Escuché en un susurro a mi madre.

-¡¿QUÉ?! - Grité yo alterada viendo la aguja clavada en mi brazo sin nada de sangre.-¡Sácamela ahora!

-Lo siento, es que... Es que es mi primer día.

-¡¿TÚ PRIMER DÍA?! ¡JODER, HERMANO, MAMÁ SACAME DE ACÁ QUE AHORA LE PARTO LA JETA A LA MUJER!

-Tranquilízate, amor.-Me Sobo el brazo derecho.

-Agh, está bien. ¿Pero al menos sácame esto del brazo, no?

-Ah sí, perdona.- La chica sacó esa cosa de mi brazo, traté de no gritar.

-Vamos, intentémoslo de nuevo, ya me quiero ir de aquí. Pero antes, déjame ponerme los audífonos, así estaré más tranquila.- dije sacando mi celular y los audífonos, elegí "Goodbye Agony" de Black Veil Brides, espero tranquilozarme.

(...)

Ahora tocaba el análisis que más odiaba, el análisis de orina. ¡NOOO!

Entré al baño ocultando aquel botecito entre mis manos, cerré la puerta detrás mío y me paré frente al inodoro.

-Bien tarrito, tú no quieres hacer esto y yo tampoco, así que vamos a hacerlo rápido y lo más cómodo posible. Nada de restregar pipí poe todo el piso o algo parecido. ¿Okay? - Dije mirando fijamente al tarrito con tapa azul, cómo sinme fuese a responder.

Para los hombres es muchísimo más fácil hacer este tipo de cosas, sólo apuntan y ya, malditos. Me bajé el buzo, las bragas -Diosz qué incómodo- Destapé el tarrito, metí el brazo entre mis piernas y ubiqué el tarro donde creía que iría a caer el líquido, ya estoy en la posición, cuando escucho la puerta.

"¡OCUPADO, PUEDES IR A MEAR A OTRA PARTE! " Grité.

Continué acomodándome hasta que lo logré, escuchaba las gotitas caer y eso lo hacía tan vergonzoso, pero ¡Por primera vez que no me salpicaba! Esto merece ser tachado de mi lista de "#MetasDeLaVida".

Después de hacer malabares para desenrredarme, logré subirme las bragas y el buzo, me lavé las manos, y agarré el tarrito para taparlo, cuando a mis manos resbaladizas, casi se les cae, más bien sólo derramé un poco al piso, ah no es nada. Entregué el líquido en el mostrador y me fui con mi mamá al auto.

-Al final, cuando me puse los audífonos no dolió mucho, no sé porqué siempre hago tanto escándalo.

-¿No tanto escándalo? Más bien tenías los audífonos puestos, la cantidad de insultos que le gritaste a la pobre chica.

-¿A poco? ¿Y tú escándalo cuando te llamaron, eh? Tampoco ese fue de menos.

-Ay, tú cállate.

-Bueeee.

-Tus resultados estarán a las doce. ¿Quieres pizza para almorzar?

-¡Obvio que sí!

12:00pm.

-¡Isabella! ¿Qué son éstos resultados de la Glicemia? - Escucho gritar a mi madre.

Ay, mierda.

¡Perdón que el capítulo haya sido corto! :( el próximo será más largo:3 Ahora la Shof se va al Avant Premier de Sinsajo*-*

Bye

"Las desventajas de ser mujer"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora