Penumbra

Prólogo: Debajo del antifaz

Estoy contando cada segundo para poder saber la verdad, apenas unos minutos más y la ciudad entera tendrá el color negro de medianoche. Las cortinas en mi cuarto bailaban libremente por el helado y frio viento que entraba por la ventana, la habitación entera se pintaba de escarlata por la sangre que yo misma había derramado cuando intente librarme del asesino.

El latido de mi corazón iba a millones por hora, más que asustada estaba entusiasmada porque al fin sabría el rostro que se encuentra debajo del antifaz. La pelea entre el asesino y yo había durado meses, sacrifiqué todo lo que poseía para poder dar con él... y por fin, justo ahora lo tenía en mis pies, inconsciente por el jarrón que he roto en su cabeza.

Muchos pensarán que estuve obsesionada con atraparlo demasiado tiempo y que no debí interferir en un trabajo que era de las autoridades policiacas pero lo que las personas piensan dejó de importarme hace mucho tiempo, la chica en la que me he convertido es totalmente diferente a la Amelia que todos solían conocer.

- He aquí la respuesta a todo lo que ha atormentado mi vida – comencé a decir sin siquiera pensarlo, estaba hablando conmigo misma y al mismo tiempo estaba hablando para el mundo – el día de mañana despertaré con mi vida como la conocía y esto habrá sido tan solo un mal sueño.

La luz de mi alrededor es tenue y me es difícil mover con facilidad, los objetos en el suelo apenas hacen siluetas oscuras que evitan ser aplastadas. El entorno apenas era visible pero mis pies seguían unidos al suelo.

El cuerpo del asesino yacía sobre la madera perfectamente pulida del mismo cuarto en el que dormía todas las noches, estaba en mi territorio, en desventaja... el asesino era mío.

Caminé hacia donde se encontraba a pasos muy pequeños y

bastante silenciosos por el miedo a que despertara frente a mi, puedo escuchar mi estruendosa y acelerada respiración por el miedo que siento ante la pronta verdad que tendría que digerir en un instante. Podría ser cualquier persona, todas las personas que me rodean tienen al menos una razón para querer matarme.

Podría ser cualquier persona la que está debajo del antifaz...