Las cosas en mi cabeza pasaron muy rápido, estaba más que asustada y el dolor no dejaba de conquistar mi cuerpo entero; pensamientos de eternas posibles combinaciones de cómo mi vida cambiaría no dejaban de atormentarme.
Traté de pararme por mi cuenta otra vez, me sujeté con ambas manos de la cama y moví con cuidado mis piernas hacia un costado de esta que quedaron a unos pocos centímetros del suelo, con gran esfuerzo, incliné mi cuerpo entero hacia delante, mis pies por fin sintieron apoyo y me levanté.
Tan solo duré unos segundos antes de que el dolor me tirara de nueva cuenta, estaba inmóvil con las piernas cruzadas y mis manos atrapadas entre mi abdomen y el suelo. El sudor por el dolor hacia que mi cabello se pegara en mi frente, ya no podía moverme... me sentía inútil, desnuda, vulnerable.
Grité, grité tan fuerte cómo pude por ayuda pero no hubo respuesta... no podía rendirme. Me di la vuelta con mucho esfuerzo, mi vientre entero ardía como el mismo infierno. Me aferré de la cama de nueva cuenta con una mano y con la otra alcancé sostenerme de una mesa, con ambas manos y con mucho esfuerzo en el abdomen me puse de pie, esta vez mis piernas estaban más firmes y comencé a caminar.
La casa entera estaba hecha un desastre, había peronas que no conocía dormidas en el piso por todas partes, algunas todavía con un vaso rojo en la mano; había ventanas rotas, muebles hechos pedazos, botellas vacías, todo parecía salir de una película. Tomé mis Jeans y mis botines y me los puse, el dolor en mi cabeza desaparecía poco a poco pero entre mis piernas podía sentir navajas y clavos moviéndose a toda velocidad.
Bajé al primer piso y pude ver lo mismo que en el segundo, una escena de cómo los jóvenes de hoy gastaban su tiempo, mientras bajaba las escaleras pude ver mi celular en uno de los primeros escalones donde habíamos estado sentados la noche anterior, cuando por fin estaba en mis manos me percaté de que la pantalla estaba totalmente rota y aunque aún servía, se había quedado sin batería.
- Carajo... - susurré para mi.
No podía permanecer más en este lugar pero no tenía a donde ir, si regresaba en ese estado a casa lo más probable sería que mis padres me castigarían de por vida, eso sin hablar de que tendría que contarles que su pequeña hija había sido violada. No pude evitar el llanto, todo conmigo estaba arruinado, no había mi una sola cosa en lo que pudiera confiar... Javier.
Debía estar cerca, lo busqué con la esperanza de que él pudiera ayudarme pero encontré primero a Martina, que estba con la cara hacia el suelo y con todas sus extremidades por todos lados, sentí alivio al verla, era la única persona que conocía en esa casa y por lo mismo, la única que podía ayudarme.
- Martina... ¡Martina! Despierta, necesito de tu ayuda - comencé a decir – por favor... te necesito.
Poco a poco me fui acercando a ella hasta poder tocar su espalda, la moví en repetidas ocasiones sin respuesta, estuve un par de minutos gritándole y moviéndola con la esperanza de poder interrumpir su sueño.
- ¡¡¡MARTINA!!! DESPIERTA CARAJO – la sangre en mi cuerpo se empezó a helar – DESPIERTA MALDITA SEA.
Era sorprendente que a pesar de los grandes gritos ni Martina ni nadie en la casa había despertado, necesito salir de aquí ya, tomé a Martina de un hombro con ambas manos y traté de darle la vuelta pero no pude, era demasiado pesada, lo intenté de nuevo y cedió, pero lo que vi fue más que espantoso, me tiré al suelo y lloré, otra vez.
Martina tenía un agujero enorme en el abdomen, la alfombra que estaba debajo de ella era de color rojo y negro por toda la sangre que había salido de la chica; su rostro tenía varios cortes en las mejillas y en su frente estaba escrita la palabra "NERD" con plumón negro, de igual manera tenía cortes en muñecas, tobillos, cuello e incluso en su pecho.
Mi corazón empezó a latir a mil por hora, revisé su pulso poniendo 2 dedos en su cuello... nada. Estaba muerta, delante de mi se encontraba el cuerpo de una chica sin vida, esto no podía ser peor. Estando en el suelo, me aparté de ella maldiciendo en voz baja:
- Maldita sea, maldita sea, no, no, no puede estar pasando, no, no.
Seguí retrocediendo hasta que mi espalda choco con algo, me di la vuelta y me encontré con un chico que también tenía algo escrito en su frente: "INFIEL", puse mis dedos en su cuello sabiendo que no habría señales de vida pero con un poco de fé en que todo lo que estaba pasando era tan solo un mal sueño... también estaba muerto.
Me puse de pie y me di cuenta de todo lo que estaba ignorando, todos y cada uno en la habitación estaban muertos, parecían dormidos pero sus frentes y lo que en ellas estaba escrito decían lo mucho que debieron haber sufrido la noche anterior: "ZORRA" "MENTIROSO" "MARICA" "FÁCIL"...
- ¿Por qué estoy viva? – susurré - ¿Por qué dejarme sola? ¿Por qué yo?
Corrí hacia el baño más cercano, necesitaba mojarme la cara y despertar de esta pesadilla, esto no podía estar pasando, el agua estaba fría pero no me importó, hice mi cabello para atrás y respiré un par de segundos con los ojos cerrados, cuando por fin los abrí lo primero que vi fue mi reflejo en un espejo que se encontraba justo delante de mi... el reflejo de una chica que acababa de ser violada, de una chica que vio docenas de jóvenes sin vida, vio el reflejo de una chica que tenía en la frente una palabra escrita en letras negras... "ASESINA"
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Penumbra
Mystery / ThrillerHay cosas que simplemente no se pueden ocultar en la oscuridad, algunas otras no pueden generar sombras debajo de sí mismos. Amelia se encuentra entre sombras y luces; asesinatos, investigaciones y muchas otras que tendrá que superar para librarse...