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La familia Park se arreglaba para ir a la casa de los Kim a celebrar el cumpleaños del más pequeño de aquella la familia.

Y en el segundo piso se encontraba JiMin, viendo su vestimenta reflejado en el espejo de su habitación, una hermosa camisa de vestir color blanca con brillos que resplandecián al contacto con la luz. Un pantalón blanco impecable, su cabello dorado con su ondulado natural y como olvidar esas enormes alas detrás de su espalda, tan blancas y magníficas que sin tocarlas lucían tan suaves.

JiMin era el magnífico ejemplo de un ángel. Y literal, el es un ángel.

JiMin era un chico amado por todos en el paraíso, por qué a pesar de su buen físico, era uno de los ángeles más buenos y bondadosos del cielo. Por algo estaba en la gloria de los justos.
Rumores se levantaban diciendo que JiMin le canta al mismísimo Dios con su hermosa voz.

Y nunca faltó alguna linda chica que intentará ganar el corazón de JiMin. Pero a pesar de sus veintiun años, JiMin no tenía planeado tener algo sentimental con alguien. Para eso tenía toda la eternidad.
El tenía enfocado ayudar a su padre, un querubín que tiene contacto directo con el TodoPoderoso.

El apellido Park era uno de los más conocidos en todos los mundos. En el paraíso, Inframundo y en la tierra de los mortales mediante la religión.

Pero volviendo al momento. JiMin se colocaba sus zapatos para bajar al primer piso.

—¡JiMin hijo, apúrate!— grito la señora Park desde la planta baja. —¡O te irás solo!—

Unos pasos apresurados bajando las escaleras se escuchaban, indicando a los señores Park que su hijo estaba listo.

—Ya vinee— a largo la e mientras caminaba rápidamente a sus padres.

—Pero que guapo está mi pequeño angelito de algodón— su madre hablo con tu típico aegyo y JiMin se sonrojó por el apodo vergonzoso de ella.

—Bueno, a volar que si no salimos ahora llegaremos tarde, y ya saben que odio la impuntualidad— Hablo el señor Park, para acomodar su saco tan elegante y fino.

La familia salió de su casa y acto seguido expandieron su alas para agarrar impulso y volar por los aires. En el paraíso no existían los autos, ya que todos los habitantes poseían sus alas para trasladarse.

≪•◦ † ◦•≫

La familia Park aterrizó frente a la casa de los Kim.
Caminaron entre el hermoso pasto verde hasta llegar a la puerta y tocar el timbre.

La puerta se abría dejando ver a la madre de su mejor amigo. Y en el momento que ella vio a su madre pegó un chillido de felicidad.
JiMin y su padre hicieron gestos de incomodidad por sus oídos.

—¡Soyeon! Tenía tiempo sin verte querida— dijo la señora Kim.

—Si, es que e estado ocupada últimamente— Respondió con amabilidad y una gran sonrisa.

—Bueno, pasen siéntanse como en su casa.— acto seguido se movió de la puerta para permitir el acceso a los invitados.

La señora Kim dijo en voz alta "Hijo, JiMin está aquí".

Jimin tomo asiento en la sala de estar, mientras que su madre se fue a platicar a la cocina con la señora Kim.

En cambio, su padre se fue al jardín con el señor Kim para hablar de cosas de trabajo y eso.

Los ojos color miel de JiMin se paseaban observando las decoraciones de aquella casa. Hasta que siente unos brazos rodearlo por atrás de los hombros, quedándose quieto por unos segundos.

Underworld ⁺¹⁸ ♢- 국민; KookMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora