Choco

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Huening Kai conocía muy bien a su hyung y ese día podía asegurar que el mayor escondía algo, por alguna extraña razón no fue a saludarlo por más que lo esperó en el mismo lugar de siempre y durante el receso vio que se encerró en uno de los cubículos del baño. Todo eso sumado a que los alumnos en los pasillos se veían muy alborotados por algo que desconocía era demasiado abrumador para el menor, él pasó gran parte del día junto a Taehyun en vista del raro comportamiento de Soobin; sí se molestó un poco porque por más intentos que hacía por acercarse y preguntar el motivo, el mayor lo evitaba y prácticamente huía de él.

—Tal vez solo necesita tiempo a solas.

—Pero él no es así, Tae, algo pasa. ¿Hice o dije algo malo?

—Seguro tiene... no sé...¿un grano en la frente?, por eso insiste en esconderse. De todas maneras, ¿por qué tanto afán en verlo?

Kai estaba acostumbrado a las respuestas de ese tipo de parte de su amigo, así que solo rió y siguió al alfa hacia donde sea que se dirigiera. Le daría su espacio a Soobin y ya luego le preguntaría qué le pasaba. Lo que era de real importancia en ese momento, o solo para satisfacer su curiosidad, era averiguar la identidad de los dos nuevos alumnos que habían revolucionado los pasillos y alterado a media población estudiantil.

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Toda esa excesiva atención puesta en los dos nuevos alumnos hizo sencillo que Soobin pasara desapercibido aún cuando su aroma a alfa era muy perceptible. Un alivio para él, pero a la vez un problema porque había vuelto a sentir ese atrayente olor a menta fresca que le enloqueció ese día en el arcade.

No había visto a los alumnos nuevos, era claro que el dueño de tan cautivante olor era uno de ellos y se preguntaba que tan pequeño podría ser el mundo o que tan mala suerte podía tener porque el escondite temporal que hizo en los baños para retomar el control fue invadido por la exquisita fragancia que le hizo gruñir y raspar a su lobo interior por salir y acercarse al dueño.

Con todo el autocontrol que podía tener se sentó en el inodoro con la tapa abajo y esperó a que el chico se fuera lo más rápido posible, sin embargo eso no estaba sucediendo y poco a poco se exasperaba hasta que no pudo más y de una patada abrió la puerta para gritarle al Omega que se fuera de una vez. Lo que no esperaba era encontrar a un chico de cabello gris sentado en los lavamanos con los brazos cruzados como si estuviera esperando a alguien. De repente la seguridad con la que había abierto esa puerta se vio mermada por la profunda mirada felina de ese chico.

Soobin tragó saliva y miró los demás cubículos, estaban vacíos. Avergonzado por su comportamiento carraspeó y se dirigió al lavamanos más alejado de tan curioso Omega para mojar su rostro y volver en sí. Cuando pensó que estaba listo para huir, tomó una toalla de papel y con fingida calma caminó hacia la salida pasando delante del Omega e ignorándolo.

—Eres un problema, eh —habló el peligris chasqueando la lengua y haciendo un puchero que a los ojos del Alfa era lo más tierno del mundo. Soobin volvió su atención al chico y arqueó una ceja para comprobar que se refería a él —Sí, tú. El mundo es tan pequeño, gracias a la luna te encontré, ¿Por qué huiste ese día? ¡Pudiste haberme ayudado!

Soobin estaba más que extrañado por las palabras del chico y a la vez su lobo estaba emocionado porque había sido reconocido, recordado y podría decir que hasta buscado por el Omega.

—Perdón, pero no sé a qué te refieres — "Eso Soobin, finge demencia"

—¿No lo recuerdas? ¿O será que no fuiste tú?— reflexionó el Omega antes de acercarse peligrosamente al alfa que seguía luchando por autocontrol y olfatear a su alrededor -Claro que eres tú, el mismo aroma a libro viejo y bosque. No finjas demencia, pudiste ayudarme, estaba en problemas esperando por supresores pero sabes que es mejor cuando tienes a tu pareja al lado.

Mint chocolate (Soojun)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora