El último que te dedico

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He encontrado una isla
que protege y cuida con esmero
cada verso que sale de mi
como pájaros que vuelan en libertad.

Las palabras que un día te dediqué
ahora se deslizan
por el último abrazo,
el último adiós,
las últimas lágrimas saladas
que se confunden entre el agua del mar.

Pero es que, joder
tú,
que ensuciabas mi poesía,
ahogabas mis tristes letras,
y contaminabas cada rima de este océano,
ahora no eres más que la corriente marina de otro lugar.

Y aquí estoy yo,
en medio de este caos,
con el arte como salvavidas
que permite que mi nariz sobresalga
dejando mi cuerpo hundido.

Quizás la poesía nunca fue mía,
quizás es de las personas a las que escribo
y a ti,
te perteneció como a nadie.


VorágineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora