5. Recuerdo Fugaz *

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Mamá, papá y yo nos encontrábamos sentados a la mesa de una acogedora casa, a mi parecer antigua, pero nada alrededor de nosotros parecía estar realmente envejecido, no recordaba haber estado en ningún momento en algún lugar parecido a ese, sin embargo, sentía que conocía dicha casa a la perfección, paseé la mirada por alrededor y una nostalgia se apoderó de mi cuerpo, sentía como si hubiera vivido aquí toda la vida.

Mamá estaba sentada a mi lado y al percatarle sentí un dolor punzante en una de mis muñecas, haciéndome temblar repentinamente– ¡Ah, eso duele! –chillé casi sin pensarlo.

Aparte mi mano por unos segundos y dirigí mi mirada hacia el rostro de mamá, quien me responde– Aguanta un poco y ya, Mikasa –ella vuelve a tomar mi mano con su característica delicadeza, mientras envuelve una fina venda alrededor de mi muñeca, para finalmente decirme– Este es el símbolo de nuestro clan y tenemos que transmitirlo –sujetó mi mano suavemente junto a su rostro, mientras yo solamente mantenía mi atención en el vendaje– ¿Lo pasarás a tus hijos, verdad?

Traté de responderle a mamá, pero de un momento a otro todo se volvió borroso a nuestro alrededor, mi vista es nublada y mis sentidos entorpecidos, percato que mamá sigue hablando, pero ningún sonido sale de su boca, estoy asustada, trato de llamar su atención, y es cuando su silueta comienza a volverse imperceptible, cierro los ojos en un intento por mejorar mi vista, pero al abrirlos de nuevo, todo se ha perdido y encuentro un oscuro vacío, ya en la nada, me dedico a admirar el cuidadoso vendaje de mi muñeca y después de un rato, mi conciencia es arrastrada ruidosamente de vuelta a la realidad.

Abro los ojos pesadamente, y el sonido de el despertador me aturde sin cesar, me levanto torpemente y con la cabeza revuelta, sentándome al borde de la cama, hago a un lado mi cortina y observo por la ventana, viendo hacia el jardín de la casa– Al parecer papá encendió los aspersores más temprano el día de hoy –pensé para mi misma y sonreí.

Apagué el despertador y suspiré, ahora mirando fijamente hacia mi uniforme escolar, que me esperaba bien planchado y colgado en una percha, comienzo a perder la pesadez del cuerpo y abro los ojos como platos, ¿Qué hora era?, volteé salvajemente mirando de nueva cuenta el reloj, saltando de la cama y saliendo disparada hacia el baño de mi habitación, ya era tarde, aún más tarde que ayer.

. . .

Después de arreglarme, bajé rápidamente las escaleras, arrastrando el bolso escolar y "arreglando" los mechones que aún lucían levantados en mi cabello, entré rápido al comedor tomando dos manzanas del frutero, una de ellas la metí en mi bolso y le di un gran mordisco a la otra.

–¡Mikasa! –escucho mi nombre al mismo tiempo que me siento víctima de un mini paro cardíaco, levanto la mirada y encuentro a mamá de pie al otro lado de la mesa, con los brazos cruzados– ¿Se puede saber por qué estás bajando tan tarde?, te esperamos al menos quince minutos para el desayuno.

–Perdón mamá, la alarma no sonó a tiempo hoy –mantengo la mirada alzada con la postura más recta que pude lograr en esos escasos segundos.

–¡Pero claro que lo hizo! –exclamó sonriendo sarcásticamente y girando los ojos– Sonó tres veces, Mikasa –levantó tres dedos de una de sus manos, agitándolos frente a mí.

–¿Qué?, ¿Lo hizo? –levanté un poco la voz, realmente sorprendida, ¿Cómo pude ignorar el despertador tres veces?– Mamá, me hubieras despertado –respondí, sintiendo que toda mi energía abandonaba mi cuerpo y haciendo un gesto de desgano.

–Eren quería hacerlo pero le expliqué que esa es una responsabilidad tuya y solo tuya –con la misma actitud sarcástica, la mujer tomó lugar en la mesa a un lado de Eren, cuya presencia noté hasta ese mismo instante.

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⏰ Última actualización: Dec 21, 2019 ⏰

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Otra Vez Tú - Shingeki No Kyojin Fanfic - EremikaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora