- Capítulo 2: Pacto -

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Jamás he sido alguien especial, eso es un hecho. Desde niña nunca demostré grandes habilidades, nunca fui la mejor de la clase en absolutamente ninguna asignatura y toda mi vida fui pésima en los deportes y en las artes, siempre tuve las peores notas en la escuela y el destino me pronosticaba una vida totalmente ordinaria. Ni en mis sueños mas locos hubiese imaginado que alguien se iba a fijar en mi, me refiero alguien que de verdad quiera estar conmigo y no solo acceder a mis carnes como si fuese un vaso desechable. Aunque tampoco es que realmente lo estuviese buscando, pero cuando la idea de encontrar a esa persona especial en mi vida pasaba por mi cabeza, las probabilidades se hacían cada vez mas y mas pequeñas.

Fue un día del 1 de diciembre del 2010, justo el día de mi cumpleaños, mis padres estaban obsesionados con la fiesta pues consideraban que a los dieciocho años, su hija dejaba de ser una niña y querían hacérmelo saber. Invitaron a todo el vecindario, literalmente, incluyendo a unos extraños vecinos que vivían dos casas más allá de la nuestra y estaban completamente locos, solamente hablaban sobre un supuesto mundo paralelo al nuestro, donde habitaban extrañas criaturas y desde allí, vigilaban y gobernaban nuestro mundo, desde las sombras. Esto lo sé porque alguna vez tuve que hacer una venta de garaje y ellos compraron un par de artículos míos y sin dirigirles absolutamente ninguna palabra, ellos se quedaron observándome por un buen rato, se murmuraron algo entre ellos y luego al acercarse a pagar el artículo, me hablaron sobre aquellas escalofriantes ideas sin motivo alguno. En fin, el punto es que yo odiaba las reuniones, jamás he sido muy afín a las aglomeraciones de personas y prefería disfrutar de mi soledad. A pesar de ello, no me llevaba mal con nadie, hablaba con todos mis compañeros de clase y no tenía dificultades para relacionarme, la cuestión era que simplemente prefería no involucrarme de más con las personas.

La fiesta estaba programada para las siete y media de la noche y aunque supuestamente era sorpresa yo sabía cada detalle, por culpa de mi hermano menor Jason, al cual le era imposible guardar un secreto, pensándolo bien es un rasgo familiar. A eso de las cinco mis padres me dijeron que un par de amigos me habían organizado una pequeña celebración en Burgin's, un bar del centro de la ciudad muy famoso y que me estaban esperando, claramente era una mentira, solo querían deshacerse de mí para organizar todo aquello de la sorpresa. Yo no quería arruinarlo, me arregle y salí hacia el centro caminando, La Ciudad en la que vivía era realmente segura así que podía desplazarme sin ningún problema a cualquier hora del día y así fue, cuando llegué a la esquina del bar, vi que estaban Tomsk y Gabriela esperándome al lado de la Fuente de los deseos.

-¡Eh, Verónica! - gritó Gabriela-Feliz cumpleaños pequeño demonio! Ya eres oficialmente legal, ¿Cuándo vas a estrenarte, eh?

-No le pongas atención Vero, es una inmadura. Feliz día por cierto, pensé por un momento que no vendrías, digo, con eso de que odias a la gente y todo el rollo-agregó Tomsk

-Hola chicos, oigan, para empezar, sé que todo esto es un anzuelo para sacarme de mi casa y darle gusto a mis padres, entonces por favor nada de dramas. Yo haré cara de sorprendida al llegar a casa y mis padres al fin dejarán de molestar con todo este circo que han montado.

En el momento que nos disponíamos a entrar al bar, vi que más allá de la Fuente, sentado en el fondo había un hombre vestido totalmente de negro, y llevaba un sombrero que me impedía ver su rostro, me miraba fijamente sin desviar la mirada y aunque no pudiese ver sus ojos sabía perfectamente que estaba dirigiendo su atención hacia mi, casi como telepáticamente. Podría haberme sentido asustada pero ya estaba con mis amigos y no corría ningún peligro dentro del bar así que simplemente deje de pensar en ello.

Una vez adentro nos sentamos en la mesa de la esquina, el lugar era muy popular y estaba siempre lleno pero habían reservado una mesa hace días y en el minuto que llegamos el mesero acercó una bebida a mi mesa mientras cantaban el Feliz Cumpleaños. Todo al parecer estaba perfectamente planeado, típico de mis padres.

Verónica - El Pacto de SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora