Fragmento #5

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❇ Pues estaba revisando mi computadora cuando encontré un montón de pequeñas historias y escritos de hace ya un año, y pensé que sería lindo compartirlas. Les cambié ortografía y unas otras cuantas cosas, pero en sí son casi las mismas, espero y les gusten. ❇

Despertó en algún lugar, de alguna manera, sin querer hacerlo, solo despertó. Había perdido mucha sangre, siempre se pierde mucha sangre en éstas cosas.

Tenía una puñalada en el estómago, y algunas heridas menores por todo su a dolorido cuerpo. Trató levantarse, pero cada movimiento era doloroso, y optó por mirar en qué situación se encontraba. Había un cuerpo desconocido a su lado, aparte de los muchos otros que sí conocía. Al parecer la banda había dejado a uno de los suyos al tratar de huir, y dado a que estaba muerto no tenía caso llevarlo con ellos. Lo que sí notó, fue que no quedaba nadie de los suyos vivo.

Fue al baño y se quitó la camisa, las heridas se veían aun peor de lo que imaginaba. Con cuidado, mojó la camiseta que recién se había quitado y trato de limpiar sus heridas. Le dolía como el infierno. Entonces lo escuchó. Un ruido fuera de la casa, eran carros deteniéndose.

Habían vuelto para terminar el trabajo, siempre quedaba la posibilidad de uno vivo.

De alguna manera se las arregló para cerrar la puerta y atascarla. Tenía al menos 15 minutos en total para salir de ahí sin más heridas que las ya obtenidas. Subió al inodoro cerrado y trato de abrir la primera ventana, nada. Fue a la otra, consiente de que el tiempo se agotaba, y ésta se abrió. Salió muy difícilmente por aquella ventana, tratando de no emitir ningún ruido, ya fuera de dolor, o de simple arrastre. Ya habían descubierto que faltaba alguien en la habitación y que la puerta del baño estaba cerrada y atorada.

-¡Rodeen la casa! -Grito el líder, desde el otro lado.

Pero era muy tarde, él ya estaba lejos, al menos una cuadra y seguía corriendo. Desesperado, entró a un jardín para poder esconderse, y tuvo suerte de que no hubiera ningún perro cerca. <<Gracias a Dios>> Pensó.

Se metió debajo de unas escaleras, con su corazón latiendo fuertemente en su pecho. El tiempo corriendo. Un minuto. Dos. Estaba contándolos en su mente, pues era bueno para eso. Tres. Cuatro. Cinco. La espera se le hacía eterna. Seis. Siete. Quería que ése infierno terminara para ir a casa a abrazar a su esposa. Ocho. Nueve. Eso era todo, estaba sangrando mucho. Diez.

En ése momento, pasaron alrededor de cinco camionetas negras a toda velocidad. Estaba salvado, demonios, ¡salvado!. A duras penas, y con las pocas fuerzas que tenía, salió de su escondite y empezó a caminar para revisar bien la calle.

A su espalda, se escuchó el seguro de un arma siendo removido.

-Estas frito. -Dijo una voz gruesa.

«Estoy frito» pensó él.

Pero el pensamiento fue interrumpido por una bala en su cabeza.

Mi mente en papel.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora