3:18 pm, los nervios no dejan que vea mi lado atractivo en aquel desgastado espejo del baño, acomodando mi desastroso cabello por décima octava ocasión buscando una forma de verme lo mejor posible, estaría mucho más preocupado por el tiempo si la cafetería en donde veré a Samy no estuviera menos de una cuadra de mi casa a la cual llego en 3 minutos y eso si camino muy despacio, así que eso no me preocupa en estos momentos, solo intento que mi chamarra se vea bien con los nuevos aros con pinchos en mis orejas que compre hace algunos días, que me hagan tener ese estilo propio que tanto me caracteriza sin querer parecer excesivamente arreglado, con mi reloj con correas de cuero café en mi muñeca derecha ya que mi muñeca izquierda está llena de manillas las cuales ya están ahí por costumbre más que por mi propia estética, sacudo mis jeans negros y mis "comvers" igualmente negros dando un último repaso a mis ojeras las cuales ya son imposibles de tapar y procedo a cepillar mis dientes, en ese momento vuelven a mi toda la conversación que tuve con aquella mujer durante la noche, todo era tan fluido que parecía que nunca iba a acabar, no sé qué va a pasar hoy pero lo único que me importa hasta que la volveré a ver, pensando en ello una corriente fría pasa por mi espina dorsal haciendo que por un instante mi cuerpo se sacuda y sea también el momento de sacar mi cepillo dental de mi boca, lavarla, sacando cualquier residuo de pasta dental de mi boca, sacudiendo mi cepillo de dientes y al final secando mi boca con una toalla para terminar poniéndome en la cara el objeto más importante de mi vida y aquel que me permite ver la vida de forma clara desde hace más de 13 años y esos son mis lentes, aquellos con un estilo particular y que a mi modo de ver encajan bien con la forma regordeta y algo alargada de mi cara, me miro por última vez y estando satisfecho con lo que veo me acomodo por última vez la chamarra y salgo del baño directo a mi habitación.
Busco entre mi ordenado desorden mi cartera la cual encuentro encima de mi mesita al lado de la cama, reviso que el dinero que tengo adentro sea suficiente para pagar 2 cafés y lo que surja en el camino, la pongo en el bolsillo de atrás de mi pantalón y reviso mi reloj de manera fugas, 3:48 pm tengo el tiempo justo para revisar por última vez mentalmente mi plan al llegar a aquella cafetería, pero mi plan es abruptamente interrumpido por mi madre la cual entra a mi habitación y con cara de sorpresa no puede evitar preguntar:
— No sabía que ibas a salir hoy — ese tonito vacilador que caracteriza a mi madre aparece en dicha frase.
— No es nada importante es lo de siempre solo saldré a tomar un café y caminar un poco — no tengo la intención de contarle a mi madre que voy a salir a verme con una chica ya que sé que empezara a preguntarme demasiadas cosas y no tengo tiempo en estos momentos para un interrogatorio.
— Lo siendo querido, pero te veo demasiado arreglado como para que sea una simple salida normal tuya a tomar un café, huelo que te pusiste el perfume que solo utilizas para ocasiones especiales así que ya cuéntame con quien te iras a ver que no me has contado — es desconcertante la manera tan rápida que tiene para descubrirme esta mujer, no me queda más que confesar.
— Bufff sí que eres buena adivinando... pues si iré a verme con una chica que conocí solo nos tomaremos un café y hablaremos un poco y nada más — intento que mi respuesta sea lo más clara posible enserio no quiero que esto se vuelva un interrogatorio.
— Que gran noticia querido no sé porque no me lo había dicho, después de lo que te paso con Raquel ya te estabas tardando en volver a conocer otra chica — sabía que iba a mencionar a Raquel, era más que obvio, aunque por ahora solo quiero centrarme en el presente y no en mi desastroso pasado.
— Y tenías que mencionarla... bueno si pero por favor no quiero que tomes esto como que ya voy a conseguir nueva pareja o algo así, solo saldré a tomar un café con una chica y ya está.
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Esos ojos eran poesía
Teen FictionElla llego para cambiarlo todo, entre la música y la parada de aquel autobús numero 11 llego sin avisar y sin tocar la puerta, quien iba a pensar que seria aquella mujer la que lograría hacer brotar tinta de esta mente melancólica...