Una mañana para conocernos

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En el mundo subterráneo, en la casa de los hermanos Sanguivermed (sangre verde) se escuchaban susurros de los empleados. La nueva intriga de la mansión era sobre el asunto de gran importancia por el que había venido la Reina Monet al hogar de los Sanguivermed. Unos suponían que era por el asesinato de los señores hace 20 años y otros que Knack había metido la pata con el Conde Servior, otra vez.

- Adiós, Knack. Adiós, Kane. Espero su respuesta para cuando salga la luna -la voz de la Reina calló a toda la mansión mientras su dueña salía. Una casa que moría de curiosidad atenta a cualquier dato importante.

- Reina Monet...
- ¿Si, Knack?
- Lo vamos a pensar -finalizó la mayor de los gemelos.
-Eso espero

Una vez el carruaje se había ido, los hermanos entraron a la oficina de Kane. Ellos solían discutir de manera civilizada.
- ¡No sabes lo que implica, Kane! -se le oyó gritar a la gemela.
- ¡Se que implica salvar a los solares!
- ¡No a todos! -se pasó la mano por la cabeza y se tranquilizó- No sería conveniente... no si no tenemos a Regil o a Amanel. Dos de nosotros no pueden, pero tres si. Ellos no aceptarán.
- Pero Sernil si lo haría
- No metamos a los Sanguizul en esto...

Una pelea y una traición entre familias no era algo que se olvidase fácilmente. Hace años un Sanguizul apuñaló al menor de los gemelos y Knack jamás perdonaría a esa familia... o es lo que dice ella.

- Kikki, por favor...
- Lo hago por nuestros muertos, no por ti...

Y así, empieza esta historia. En una mañana para conocernos.

El Club de los IndeseablesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora