No recuerdo nada de mi pasado, solo tengo unas imágenes y sonidos que me atormentan de forma borrosa en sueños. A los cuatro años desperté en una celda oscura, estaba sucia, mis brazos y piernas estaban cubiertos de polvo, andaba descalza y me cubría una especie de vestido blanco también sucio que llegaba unos cinco dedos por arriba de mis rodillas, me levanté y me dirigí hacia la puerta de la celda, al asomarme me encontré con un hombre gigante y corpulento, su piel era de un tono morado y lo cubría una armadura. Aunque no emití sonido alguno, él pareció notar mi presencia, pues se giró hacia mí y me analizó
-Buenos días, pequeña- tenía una voz profunda
-¿Dónde estoy?- pregunté algo asustada por no recordar nada- ¿Quién soy?
-Estas en casa- dijo abriendo la celda y tendiéndome su mano- Mi pequeña, Luz de luna
-¿Ese es mi nombre?- pregunté esperanzada. El gigante asintió sonriéndome y me volvió a tender su mano, yo me detuve a mirarla para tomarla al final- ¿Cuál es tu nombre?- le pregunté con más confianza
-Soy Thanos. Soy tu padre
Pasaron los años y me convertí en una guerrera, mi padre me entrenaba de forma muy dura, me dio formación en todo tipo de armas. Siempre estaba entrenando y estudiando, pero todo lo hacía sola, no conocía a nadie además de mi padre, nunca salía de los lugares que fueron asignados para mí. Al cumplir diez años tuve mi primera experiencia con mis otras habilidades, podía correr a una velocidad superior a cualquiera, tenía una fuerza enorme, los sentidos mucho más agudos, podía controlar las cosas con mi mente, y hasta podía sanar con solo pensarlo. Nunca dejé de tener unas especies de visiones y sueños extraños, y aunque mi papá me decía que no les tomara importancia, me esforzaba por tratar de retener esas imágenes fugaces, pero para mi mala suerte como venían se iban de repente.
Mi padre me decía que yo era su tesoro más especial y que juntos íbamos a lograr salvar al universo de un terrible destino, nunca me explicó mucho, solo que necesitaba unas tales Gemas del Infinito. Me ofrecí a buscarlas para él, pero solo me mantuvo encerrada por bastante tiempo en el que solo pude entrenar y seguir perfeccionando mis habilidades.
Un día después de que yo cumpliera diecisiete años, mi padre salió en busca de las famosas gemas con el resto de sus hijos y a mí me dejó sola. Harta de todo eso salí en busca de él, pero por primera vez en mi vida me sentí libre, me sentí viva. Crucé el espacio hasta llegar a Titán, el planeta del que tanto me había hablado, el lugar que había sido su hogar antes de que la extinción llegara ahí. Bajé de la nave pero no lo encontré, escuché a lo lejos unas voces, me acerqué corriendo en silencio y me escondí detrás de unas rocas, vi a un grupo de personas bastante lastimadas como si hubieran estado peleando, todos vestido de forma bastante extraña
-Estamos en el final del juego- dijo uno de los extraños a un hombre de barba que por lo que vi estaba herido. Sin pensarlo mucho me comencé a acercar lentamente para no asustarlos, pero manteniendo mi espada a la mano por si la necesitaba, ya estando muy cerca me comencé a poner nerviosa, pues era la primera vez que veía a otro que no fuera mi papá. Al parecer el hombre que había hablado anteriormente se dio cuenta de mi presencia pues giró a verme a lo que instintivamente rocé el mango de mi espada
Una mujer con la piel azul y partes metalizadas en el cuerpo también se dio cuenta de mi presencia y sacó unos cuchillos, alertando así al resto del grupo haciendo que se pusieran todos en posición de ataque
-¿Quién eres?- preguntó un hombre corpulento con la piel gris
-Yo pregunto lo mismo- dije calmada sin dejar que me intimidaran- ¿Quiénes sois?

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Mi superheroína (Peter Parker y tú)
Aksi_____ no recuerda nada de su pasado Para ella su vida comenzó a los cuatro años, cuando despertó en una celda y desde ese momento fue llamada: Luz de luna, por el titán Thanos. Él dice que es su padre, la cría y entrena alejada de todo el mundo. Ell...