Día 11

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Durante el trayecto de vuelta a Seúl nadie dijo nada. Los chicos intuían que algo había sucedido pero no insistieron. Woo Bin me contó que había hablado con Sam, lo había llamado a su teléfono móvil. Estaba preocupada por mi porque mi teléfono estaba muerto. Si, yo lo había apagado. No tenía el valor para contarle a Sam lo que había hecho. Si bien me había aconsejado un par de veces, actuar frente a la situación, ambos sabíamos que la salida que yo había tomado era la menos viable. No podía traicionar de esa forma a mi mejor amigo, casi mi hermano.

Al llegar a Seúl, todo se convirtió en un caos. Los chicos se enteraron de todo y desde luego apoyaron a Jun Pyo, quien amenazó con expulsarnos a Jan Di y a mi.

De todos modos, sabía que la vuelta al instituto no sería fácil Todos me harían la ley del hielo y además, tenía que enfrentar a Sam, con quien no había hablado desde antes de la noche en que nos besamos con Jan Di.

Esa mañana había amanecido soleada. Me quedé un momento en el patio, quería buscar de una vez a Sam y contarle todo lo que había sucedido, tenía que hacerlo. Frente a la vista de todos, era mi novia y tenía que enterarse antes de que todos se burlaran de ella, diciéndole que yo la había engañado.

De pronto vi un grupo de chicas alrededor de Sam. Un escalofrío me recorrió la espalda. No quería que se enterara por otras personas pero yo había sido quien no lo había hecho a su debido tiempo. Me acerqué rápidamente y escuché a una de las chicas hablándole.

“Que no te lo ha dicho tu novio? Pues pregúntaselo tu misma! Aquí viene!!”, terminó de decir la chica sonriente. Lamentablemente, ya estaba ocurriendo lo que tanto temía, no quería perder a esa chica, le había tomado demasiado cariño. Sam se dio media vuelta y me vió llegar a su lado. Me miró con cara de no entender nada.

“Ji Hoo! Qué pasó?”, dijo Sam con rostro desencajado. Yo la miré sin articular palabra. Otra muchacha se acercó rápidamente e interrumpió.

“Jan Di engaño a Jun Pyo con tu novio! Qué no lo sabías? Todo el colegio ya está enterado!”, dijo otra de las chicas. Sam nuevamente buscó mi mirada. Se veía ansiosa y preocupada. No dije nada. Rápidamente la tomé de la mano y la arrastré a otro lado, lejos de los demás. Teníamos que tener una conversación en privado. De pronto, Sam se soltó de mi mano bruscamente y se detuvo. Me volteé a mirarla. Estaba de pie observándome con rostro inexpresivo.

“Sam, por favor! Salgamos de la escuela! Vamos a otro lado… Quiero hablar contigo! Quiero que sepas como sucedió…”, dije intentando excusarme. Ella continuaba observándome, pero su expresión se hizo cada vez más triste.

“No, Ji Hoo! No vamos a ningún lado! Si tienes que decirme algo, dilo aquí y ahora!”, añadió en tono desafiante. Su expresión se volvió arrogante, tal como era con todos los chicos de la escuela, excepto conmigo. Respiré profundo y tragué saliva. Era extraño, a pesar de que ella no era mi novia “de verdad”, sentía que le debía una explicación. Me avergonzaba la situación y me lastimaba el hecho de pensar que la había traicionado, aunque nuestra relación no fuese real.

“Verás… La situación se dio y nos besamos! No lo pensé, sólo me dejé llevar y ya…”, me excusé mirando el suelo.

“OK! No quiero saber detalles, si? Ahora entiendo por qué apagaste tu teléfono móvil… No querías que yo te molestara… Y yo como una estúpida preocupada por ti, cuando tú te estabas divirtiendo!... Esta es la última vez que hablamos de lo que nos resta por terminar el año escolar, Ji Hoo. No me vuelvas a dirigir la palabra, por favor!”, terminó de decir Sam. Se veía realmente molesta.

“Pero Sam… No me puedes decir eso! No, por favor!! Se que lo que hice no estuvo bien… Pero… Por favor! Perdóname!!!”, dije mientras le sostuve el brazo. Ella de un solo tirón se apartó de mi.

“No Ji Hoo!! Yo nunca estuve de acuerdo con tu estúpido plan de fingir ser novios!! Para qué lo empezaste si estabas ya decidido a tener algo con Jan Di, aún cuando era la novia de tu mejor amigo? Para hacerme hacer el ridículo delante de toda la escuela?”, me recriminó ella.

“Pero… a ti nunca te ha importado lo que piensen los demás!”, le intenté argumentar estúpidamente.

“Pero… pero esta vez era distinto!”, dijo ella bajando su tono de voz. Su vista también se perdió en el suelo. Ambos nos quedamos en silencio. Después de eso, se dio media vuelta y se fue en silencio.

Yo me quedé como un bobo de pie, mirándola como se alejaba. Su ensortijado cabello color cobre brillaba en unas mágicas tonalidades con los rayos del sol. Su paso era cabizbajo pero me pareció tan sensual. Sus largas y bien formadas piernas y el vaivén de sus caderas al caminar con esa pequeña falda cuadrillé del uniforme era un espectáculo digno de hacer caer rendido a sus pies a cualquier chico del instituto Shinwha. Creo que nunca me había fijado en esa chica como mujer, sólo como una pequeña, bella y dulce hermana menor.

Respiré profundo y también di la media vuelta. Sentía una pequeña molestia en el corazón. No me resignaba a perder a mi mejor amiga! Tenía que encontrar la forma de reconciliarme con ella. Además, estaba lo que había sucedido con Jan Di. No podía permitir que Jun Pyo la expulsara. No me perdonaría eso. Tenía que pensar en algo que hacer.

Diario de un chico enamorado (Adaptación "Boys over flowers")Donde viven las historias. Descúbrelo ahora