Primer Capítulo

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Parte estúpida

Una linda madrugada para pensar en ella, en los momentos remojados en un lago de ternura. Ambos nos amanecíamos, uno a un lado del otro, o bueno, algo así sería. Ella madrugaba por su escuela, yo para acompañarla. Gracias a un cambio de horario, ella, de un momento a otro no pudo dormir a gusto en las noches de Buenos Aires, por lo que tuvo que acostumbrar mente y cuerpo para dormir durante la tarde y aguantar durante las noches frías. Al principio era cansador, ya que seguido de las 2 ella empezaba a ver destellos que nublaban sutil y apaciblemente. Después se acostumbró. Las noches eran menos agotadoras, podía estar activa desde las 4 hasta su horario de salida, llegando a descansar o charlar un poco con sus amigos. En cambio, yo tendría que estar ahí, aguantar sus berrinches de niña pequeña y acompañarla; no lo hacía por obligación, claro.

Eran ya las 3 de la mañana y ella no aparecía conectada, yo estaba preocupado pero intentaba aparentar no estarlo, quería demostrar una carencia de fatalidad que le tenía a ella solo para no parecer alguien "necesitado". Ya estaba empezando a perder esperanzas así que cerré los ojos sin antes preparar unas alarmas: Una a las tres y media, otra a las cuatro en punto y una última a las cinco y media. Además, a un lado mío (Casi debajo de mi oreja) se encontraba mi celular a todo volumen, preparado para despertarme. Mis esperanzas eran remotas y por lo menos quería desearle "Buenas noches", algo que hice antes de cerrar mis ojos «Buenas noches, que descanses bien». La primera alarma sonó y nada, ningún mensaje y la última conexión seguía siendo la misma (Marcaba 21:37) pero decidí esperar un poco, quizás unos 10 minutos. Pasó el tiempo y seguía despierto, de fondo la alarma, era tan tediosa que tenía unas ganas de lanzar el teléfono celular tan lejos que hasta el sonido del impacto no se escuchase, estaba estresado. Dormí. Volvió a sonar la alarma, ya eran las cinco y media de la madrugaba, casi desesperanzado apagué lo que parecía ser la alarma, colgando una llamada entrante; era ella, y yo por lo dormido pensé que era la alarma. Al ya darme cuenta unos dos minutos después gracias a que revisé las últimas llamadas, me desesperé un poco y la llamé de vuelta, mis manos sudaban, pensaba que ella ya se había ido a dormir o que simplemente estaba triste por ello (No había recordado que antes de ese mensaje había dejado otro: «Cualquier cosa me llamas ¿vale? Estaré despierto ») La llamé dos veces hasta darme cuenta que quizás ya se había dormido, preferí no molestarla más. Me levanté de la cama, observé un poco el reloj y caí al colchón con los brazos estirados y mis piernas flexionadas en el borde de ella. Repetía lenta y levemente lo idiota que era, recalcaba cada punto hasta golpear donde estaba sentado y cerrar los ojos. Se volvieron a abrir segundos después, razoné un poco, y así, no darle tanta importancia, me había alterado mucho simplemente por no haberle contestado, algo estúpido, parte estúpida. 

Parte EstúpidaWhere stories live. Discover now