열여덟┊18

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Changbin miraba a Félix caminar a lo lejos, él saludaba a las personas mucho más alegre que de costumbre, mucho menos tímido. Habían pasado dos semanas que no hablaban desde que le entregó los chocolates y el asunto de la enfermería. No es que se estuviese quejando, es que de alguna forma se estaba acostumbrando a la compañía de ese pequeño engendro.

Había pensado en acercarse él mismo, pero su orgullo podía por sobre todo. Quizás era lo malo de ser orgulloso.

El receso había comenzado y Changbin se apresuró a salir del salón de su última clase para dirigirse directo con sus mejores amigos para poder quejarse libremente de lo malparido que había sido su profesor. ¡Un examen sorpresa! ¡El hijo de puta había puesto un examen sorpresa!

— ¡Hyunjin! —Llamó a su amigo por su apodo, al verlo a unos metros — ¡Hyunjinnie!

Pero tropezó con una persona que salía del salón por donde estaba por pasar, provocando que ambos cayeran junto a los libros que la otra persona llevaba en manos.

Changbin se quejó sobando su trasero, alzando la vista hacia la persona para gritarle por no haberse fijado. Aunque en realidad, él tenía la culpa.

—Félix —sonó sorprendido. Pero sacudió la cabeza—. Lo siento, no te vi.

El pelirrojo le sonrió sobando también su trasero.

—Descuida, fue mi culpa —empezó a recoger los libros.

Changbin no supo por qué su mano se dirigía hacia uno de los libros, pero lo estaba haciendo. Lo estaba ayudando. Después de todo había sido su culpa. Le ayudó a reunir todos los libros, hasta que Félix sostenía una pequeña pila en brazos y Changbin otra. Entonces se levantaron, mirándose.

—Nadie se volvió a ofrecer, ¿cierto? —preguntó, haciendo una mueca por lo pesados que estaban. Eran libros de tapa gruesa y muchas, pero muchas hojas.

Asintió.

—Creo que se ha hecho costumbre que yo los lleve.

— ¿Y no te molesta? —le miró extraño —Si yo fuese tú los mandaría a la mierda.

Rió.

—No sabía que decías groserías.

—Y yo no sabía que fueras tan ingenuo.

Félix se detuvo, mirándole confundido.

— ¿Ingenuo?

—Es obvio que nadie se ofrece porque saben que tú lo harás —explicó—, eres demasiado amable para decir que no. O muy tonto.

Las cejas de Félix se juntaron, sus labios se aplanaron y por primera vez en todo ese tiempo en conocerlo, le miró molesto.

—Si soy tonto o ingenuo eso no es ningún problema tuyo. ¡Y devuélveme los libros!

Puso los libros sobre los suyos y después se los quitó, empezando a caminar a zancadas firmes mientras murmuraba cosas que Félix no alcanzó a escuchar. Lo vio irse, frunciendo el ceño.


...

—No lo haré... —murmuró con las mejillas teñidas. Hyunjin había atendido una llamada hace unos minutos y parecía muy feliz por ello —Están los chicos... —suspiró cerrando los ojos y se alejó un poco —Woojin-ssi-Boo, cachorro, les veo luego.

Hyunjin colgó cuando se escucharon estruendosas carcajadas del otro lado. Tanto Changbin como Minho no pudieron evitar soltar carcajadas al escucharle hablar de esa manera tan... Infantil. Incluso Jisung, quien se encontraba sentado en las piernas de su novio le miraba divertido.

— ¿Woojin?

Asintió.

—Y Seungmin... A veces creo que se ven en secreto para hacerme la vida imposible.

Changbin rió. Ese par eran un caso.

—Chang-Changbin hyung —una voz tímida se hizo notar.

Al levantar la vista enfocó a un peli naranja jugando con sus dedos tímidamente, Félix lo miró con ojos de cachorro.

—Hola Yongbokie —saludó Hyunjin alegre.

—Hola Jinnie hyung, hola Lee Know hyung, hola Jisungie hyung.

Minho saludó mientras Jisung le daba de comer. Changbin los miraba extraño, ¿todos tenían un apodo? ¿Y por qué él no?

— ¿Qué sucede Félix?

— ¿P-puedo hablar contigo?

Asintió.

—A solas.

Changbin miró a sus amigos, quienes asintieron rápido y sacudieron sus manos para que se apresurara. Se levantó con el ceño fruncido hacia ellos y luego le hizo señas a Félix para que le siguiese.

No fueron muy lejos, pero sí lo suficiente para que nadie pudiese molestarlos. Félix seguía jugando con sus dedos, sin mirarlo.

— ¿Y bien? ¿De qué quieres hablar?

—Lamento haberte hablado de esa forma —se inclinó quedándose así—, estaba enojado y me desquité contigo. No debí hacerlo, no tenías la culpa de mi humor. Así que por favor acepta mis más sinceras disculpas y no me odies.

Changbin lo miró perplejo, desviando la mirada a las personas que los veían con curiosidad, empezó a sentirse nervioso, tomándolo por los hombros y obligándolo a enderezarse.

—No importa Félix, sólo no hagas eso.

—Pero estuvo mal lo que hice, ¡te hablé feo!

—Escucha, está bien. Todos nos desquitamos con cualquiera a pesar que no tenga nada que ver, incluso lo hago en ocasiones con los chicos, pero no pasa nada. Estabas enojado, y está bien. Además, no fue gran cosa.

Félix asintió no muy convencido.

— ¿Puedo saber la razón de tu mal humor? —alzó una ceja.

—Conocí a una linda chica hace unas semanas, pensé que no la volvería a ver y me la encontré en la heladería de yogurt de Minnie, así que la invité a salir y ella aceptó. Pero... —suspiró, rascando su nuca—, ayer recibí un mensaje suyo diciendo que no podía porque tenía cosas más importantes que hacer. Lo entendí, claro, pero me molestó que me cancelara justo el día de la cita... Cuando ya estaba esperándola.

Suspiró frustrado, apoyándose en los barandales de las escaleras. Changbin lo imitó, haciendo muecas.

—Hay muchas chicas —murmuró—, y esa no será la única cita que tendrás. Ella se lo pierde.

—Lo sé, es sólo que después de mucho tiempo decidí darme una oportunidad de salir.

Changbin asintió.

—Si yo tuviera una cita contigo no la cancelaría por nada, porque serías lo más importante en... Ese... Momento...

Su voz fue bajando cuando se dio cuenta de sus palabras. Félix le miraba con una sonrisa en los labios y un leve sonrojo.

— ¿Me estás invitando a salir?

Sweetie. ✧ Changlix -αdαpтαcιóɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora