스물넷┊24

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—Lixie —Jisung llamó—, ¿qué dices?

— ¿Ah? Perdona hyung, me distraje.

—Sí, comiéndose a Changbin hyung con la mirada —Seungmin rió ante la expresión de horror del peli naranja, pasando el brazo por los hombros de Hyunjin, quien se pegó a su cuerpo casi al instante.

— ¿Qué? Claro que no.

— ¿Y por qué te sonrojaste? —Hyunjin alzó ambas cejas, enviándole una mirada sugerente y apuntando sus mejillas.

Seungmin tocó sus mejillas con los ojos bien abiertos, como si estuviese espantado ante la idea. Escuchando sus risas burlonas, haciéndole sentir avergonzado.

—Yo... No sé qué decir —confesó, rascando su nuca con nerviosismo.

—Sólo di que te gusta.

Infló sus mejillas con aire para después dejarlo salir con un resoplido.

—Pero yo no le gusto.

—No lo negaste —Seungmin alzó ambas cejas con una sonrisa burlona apuntándole de manera infantil.

Félix se sonrojó de inmediato, escuchando los leves ruidos inhumados que Hyunjin soltaba.

Dirigió sus ojos hacia donde Changbin y Minho se encontraban hablando, entonces los ojos felinos de su hyung le enfocaron y apartó la mirada rápidamente, sintiéndose tan nervioso que comenzó a jugar con sus dedos para tratar de distraerse.

—Ahí viene —el murmuro de Seungmin muy cerca de su oído le envió escalofríos, girándose a mirarle con las mejillas teñidas—. Suerte Lixie ~

Estuvo por decir algo más, pero la voz de Changbin llamándole casi perezosamente le hizo estremecer.

...

Caminando por el lugar, hablando o riendo, todos se encontraban entretenidos entre ellos. Pero por primera vez, Félix no estaba riendo. Se mantenía sin expresión, mirando el suelo, teniendo miles de pensamientos en su cabeza.

Estuvo así desde la corta conversación con el pelinegro. No fue más que un simple saludo y un "¿te diviertes, hyung?" De su parte obteniendo un asentimiento distraído. Estuvo esperando que dijera la razón de haberle llamado, pero se mantuvo en silencio un paso alejado. Desde la lejanía Minho les había mirado ceñudo con los brazos cruzados y Hyunjin tallaba su tabique con las mejillas llenas de aire, como si estuvieran estresados sobre algo. O conteniéndose para golpear a alguien.

— ¿Alguien quiere helado?

—Sí, suena bien.

— ¿Quién va a comprarlo?

Intercambiaron miradas cómplices para luego mirar al pelinegro y al peli naranja, quienes estaban callados.

— ¿Por qué no van ustedes? Sería más rápido.

Changbin miró a Félix esperando por una respuesta, a lo que el peli naranja asintió lento, mirando la heladería.

—Bien, vayan, vayan —alentó Hyunjin sacudiendo las manos y dándole un guiño para nada disimulado a Changbin, quien le miró ceñudo.

Ambos empezaron a dirigirse hacia el local, Changbin con las manos en los bolsillos y Félix con los nervios creciendo. Nunca se había sentido así de nervioso a su lado. Y comenzaba a tener un presentimiento extraño, como si algo malo fuese a suceder.

Al entrar al local se dirigieron hacia los contenedores donde estaban los helados, viendo a un hombre acercarse con una sonrisa amable. Pero toda la amabilidad se fue a la mierda en cuento le enfocó.

—Oh, no pensaba en verte por aquí —habló con una mueca de disgusto, mirándolos a ambos.

—Es una heladería, cualquiera puede venir.

Changbin se sorprendió ante el tono grosero y brusco que había usado Félix. ¿Dónde quedó la amabilidad? Que alguien le explique pronto, porque no entendía qué estaba pasando.

Tampoco sabía por qué se había acercado más a Félix y había entrelazado su meñique izquierdo con el ajeno, pero se sintió bien. Sintió al pequeño meñique de Félix apretar el suyo como si eso le diera fuerzas, como si lograra sentirse tranquilo sólo con eso.

— ¿Y quién es este? —el hombre apuntó a Changbin con la cuchara para helados —No me digas que es...

—No es de su incumbencia señor —cortó, con la mandíbula tensa—. Sólo haga su trabajo y sírvanos ocho helados.

—Eh... Sí —dudoso sin dejar de mirarle ceñudo, Changbin dio un paso al frente—. Dos de fresa, uno de nueces, dos de vainilla, uno de chocochispas, uno napolitano y... ¿Tú qué quieres?

—Chocolate —miró al señor serio.

—Chocolate, por supuesto —el señor empezó a servir—. El favorito de tu madre, ¿no puedes dejarla dormir en paz?

—Señor...

—Yo no soy quien la nombra en cada cosa sin ningún sentido en cada momento —cortó Félix. Changbin lo miró ceñudo.

¿Qué estaba pasando?

—Quizás si tú no fueras lo que eres ella estaría aquí, pero no, tenías que ser... —miró sus meñiques entrelazados—... Y acabar con su vida.

Changbin frunció más.

—El que yo sea lo que soy no mató a mi madre —Félix murmuró apretando los puños.

El señor les tendió los helados, dejando la cuchara en un vaso con agua y enviándole una mirada de muerte a Félix.

—Soy tu tío y debes hablarme con respeto.

Ahora Changbin estaba confundido y sorprendido. Además de incómodo y enojado.

—Lo respetaré cuando usted respete mis decisiones —Félix sacó su billetera soltándose de su agarre y le entregó lo que debía—. Vámonos Changbin.

Había halado de la manga de su camiseta apenas dándole tiempo de sostener los helados, caminando en silencio detrás de un muy enojado Lee Félix. Pero, antes de salir se giró hacia el señor dándole su mejor sonrisa para después levantarle el dedo medio, huyendo tan rápido como podía tratando de no dejar caer los helados después de hacerlo.

Sweetie. ✧ Changlix -αdαpтαcιóɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora