🥰E L E V E N🤔

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En casa de Santa Cruz estaba todo hecho un desastre, pero con Chubut de visita no era tanto cómo el desorden de su hermano. Después de tantas protestas, la muerte de dos maestras y más que no cabe mencionar, Chubut y Santa Cruz estaban más unidos que nunca.
Con el apoyo de Moscú en medio; aunque desde aquélla visita al hospital no lo han vuelto a ver. Pero estaba listo para lo que se viniera, incluso Aguascalientes estaba de acuerdo con el tratado que se había puesto entre medio:
Mejores tratos, menos explotación de petróleo, exportación de computadoras estudiantiles.

¡Era perfecto para los tres!

—Ya casi termino.— Hablo el sureño de bufanda carmín desgastada, ponía delicadamente vendajes sobre el brazo derecho de su hermano Chubut. —Chaco va a venir más tarde, dijo que Mendoza te iba a ayudar dejándole traer Yuyo medicinal.—

—Eso no me va a servir de mucho, pero gracias capo.— Exclamó el del camiseta gris un tanto despeinado y un tanto lastimado. —¿Comiste estos días?—

—¿Que voy a comer yo? Sí mi gente apenas puede rebuscarselas cómo puede, aparte tengo que andar pidiendole plata a Buenos Aires...— Exclamó en quejas Santa Cruz a su hermano. —Aparte, si tuviera algo para comer te hubiera ofrecido más que bizcochitos de antes de ayer. Discúlpame.—

Chubut miro la bandeja de cartón que sostenía con su mano derecha, estaban esos bizcochitos de grasa que usualmente se tomaban con unos mates amargos o dulces también, pero ni siquiera había preguntado con anticipación si el del mar y montañas había almorzado algo. Ahora sólo quedaban migajas, quizás solo migajas.

—Mal la mía...— Susurro Chubut para sí mismo.

—Lo bueno es que pronto vamos a salir de está miseria gracias a ese tratado.— Mencionó Santa Cruz en tono alto.

—¿Tratado? ¿Santa cuál tratado?— Quedó perplejo —¿Que hizo el viejo? ¿Firmó el acta de casorio con el pirata para devolver a Malvi y Sole?— Rió levemente.

—Jajajaja ¡ARGIEEEEEEE!— Imitó a Reino unido.

—I LOF IUUUUUU— Acompañó a su hermano menor.

Ambos entre risas compartidas se dieron un abrazo cálido, y es que se necesitaban unidos más que nunca.

—Por poco y digo el tratado que firme a Moscú...— Pensaba Santa Cruz —Estos se enteran y me daban alto palo en toda la nuca.—

Su Amor, su dolor.  [CANCELADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora